El Bosque de Orgi, donde se escondería el mismísimo Robin Hood
Muy cerca de Pamplona se encuentra un bosque milenario único, un robledal húmedo muy parecido al famoso bosque de Sherwood: el Bosque de Orgi.
Muy cerca de Pamplona se encuentra un bosque milenario único, un robledal húmedo muy parecido al famoso bosque de Sherwood: el Bosque de Orgi.
Cerca de Coimbra hay un bosque artificial creado por monjes benedictinos desde hace siglos. Es tan exuberante y lleno de sorpresas que le llaman el Bosque Encantado de Buçaco.
El río Brugent, en las Montañas de Prades, suele «rugir» en época de lluvias, y cuando no ruge da vida a rincones tan bellos como el Toll de l’Olla. Si quieres conocerlo aquí te enseño cómo llegar y qué te puedes encontrar.
Hay un lugar en la Garrotxa con cascadas y pozas de ensueño que recuerdan rincones de la selva amazónica. Se trata de Les Planes d’Hostoles, y el rincón más emblemático es el Molí dels Murris.
Al valle que excava el río Montsant entre las sierras de la Llena y del Montsant le llaman el «valle del silencio» porque no lo habita nadie. El Congost de Fraguerau es un desfiladero que se adentra en lo más profundo de este valle.
Desde antiguo el hombre ha necesitado trazar caminos para desplazarse, y los rebaños también han necesitado desplazarse por otros caminos, las cañadas. En Alpens vamos a conocer algunos de los caminos ganaderos del Lluçanès.
El Turó de l’Home es el techo del macizo del Montseny. Desde su cima podemos ver toda Catalunya. Y cerca de allí está el abetal más meridional de Europa, la Avetosa de Passavets. La primavera es un buen momento para conocer estos lugares.
Entre el puerto y el aeropuerto de Barcelona hay un oasis natural y un ejemplo de recuperación del medio natural que conviene visitar y fotografiar, la laguna de Cal Tet.
Para disfrutar del entorno natural de una marisma no es necesario irse muy lejos de Barcelona. A un tiro de piedra está el Espacio Natural del Remolar-Filipinas, donde destaca la Marisma de las Filipinas.
El crecimiento del puerto de Barcelona a finales del siglo XIX hizo que el faro resultara insuficiente para regular el tráfico marítimo. Para solucionar el problema, en el Delta del Llobregat se construyó una casa de señales, el Semàfor del Prat.