Al suroeste de la ciudad de Barcelona encontramos la desembocadura el río Llobregat. Se estima que desde los tiempos de los romanos hasta el siglo XIX los sedimentos aportados al mar por el río han ido conformando un extenso delta de casi 100 km2 en este lugar. A lo largo de este tiempo la actividad humana también ha ido modelando este terreno, conformando diferentes lagunas y canales. La laguna del Remolar data del siglo XI, cuando el Llobregat desembocaba en el Mediterráneo en este punto, al lado del cual se encuentra hoy en día la terminal T1 del Aeropuerto del Prat. Hoy en día el río desemboca en el otro extremo del aeropuerto, cerca del Semàfor del Prat. Ya consta desde el siglo XIX la existencia de un brazo de esta laguna, llamado Braç de la Vidala, y que fue ampliado a mediados del siglo XX. Hoy en día todo este entorno se encuentra naturalizado y protegido, y el espacio que rodea el Braç de la Vidala junto con el Estany del Remolar se ha convertido en una marisma, la Marisma de las Filipinas.
El circuito que propongo hoy te permitirá conocer esta singular reserva natural tan próxima a un aeropuerto internacional como es el del Prat del Llobregat. En un recorrido totalmente llano apto para niños y sillas de ruedas, y de poco más de 6km, podrás ver y fotografiar plantas y animales típicos de los humedales. Puedes ir equipado con calzado cómodo y en las estaciones más calurosas es recomendable llevar agua, protección solar y repelente para mosquitos. Puede resultar muy útil llevar unos prismáticos, y obviamente entre el equipo fotográfico no puede faltar el teleobjetivo. No se puede entrar en el recinto con bicicleta ni con perros. Asimismo, al tratarse de un espacio protegido tiene unos horarios de visita que varían a lo largo del año:
Del 1 de abril al 30 de junio | De martes a viernes de 9 a 17 Fines de semana y festivos de 9 a 19 |
Del 1 de julio al 31 de agosto | De martes a domingo y lunes festivos de 9 a 15 |
Del 1 de septiembre al 31 de marzo | De martes a domingo y lunes festivos de 9 a 17 |
Los lunes no festivos está cerrado, así como los días 1 y 6 de enero y 25 y 26 de diciembre.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Aunque los días laborables desde otoño a primavera es posible llegar en vehículo a motor hasta la misma entrada al parque, recomiendo dejar el coche en el aparcamiento exterior y hacer una parte del camino a pie. Este aparcamiento está en las afueras del aeropuerto, al lado de la C-31 o Autovía de Castelldefels, y se llega por la salida «Viladecans / Les Filipines», justo después de la Terminal T1 del Aeroport del Prat si vienes desde Barcelona. Seguimos todas las indicaciones que llevan a «Remolar-Filipines». Tras pasar por al lado de un extenso aparcamiento de taxis tomamos la tercera salida de una rotonda en dirección a «P Visitants Remolar-Filipines», y en la siguiente rotonda seguimos recto pasando por debajo de la C-31. Ahí está el aparcamiento donde dejaremos el coche.
Salimos del aparcamiento y volvemos a la penúltima rotonda, la de al lado del aparcamiento de taxis. Allí seguimos recto hasta la entrada a los Espais Naturals del Delta del Llobregat, donde hay una barrera que cierra el paso los días que no se puede entrar en vehículo a motor. Es la Carretera de la Vidala, que va paralela al Braç de la Vidala. A lo largo de este camino hay un par de miradores orientados al canal desde donde podemos contemplar y fotografiar la fauna de la zona sin ser vistos, y con guías visuales para tratar de identificar las diferentes especies de aves que podemos ver.
Los restos abandonados de una instalación eléctrica sirven hoy en día de hogar a diversas especies de aves.
Debido a la proximidad del aeropuerto, lo que más veremos en el cielo serán grandes pájaros de metal.
Cuando llevamos más o menos 1,1 km desde la barrera encontramos un camino que sale a la derecha. Este camino nos saca del Braç de la Vidala y nos lleva a la Riera de Sant Climent, que va paralela pero que no veíamos desde la Carretera de la Vidala. Seguimos por este camino en dirección al mar. A la izquierda tenemos la Pineda de Cal Francès y a la derecha la Riera de Sant Climent. Al final del camino llegamos a la Platja de Cal Francès, donde hay una torre mirador. Desde lo alto podemos contemplar la Riera de Sant Climent y el camino por el que hemos venido, con Viladecans al fondo.
También es buen sitio para contemplar y fotografiar aviones despegando.
A la derecha las playas de La Pineda y de La Murtra, con la zona protegida debidamente vallada para evitar el acceso.
No sé cómo enfoqué tan mal esta foto, pero viéndola ahora tampoco me desagrada.
Regresamos por el camino de la Riera de Sant Climent, y al llegar a la zona de aparcamiento pasada la Pineda de Cal Francès la atravesamos en dirección al centro de información de la Marisma de las Filipinas. Allí también hay una zona de picnic por si nos apetece echar un bocado. Los aviones son omnipresentes.
Iniciamos nuestro recorrido por la Marisma de las Filipinas por el camino que sale a la izquierda, junto al Braçs de la Vidala. Entre la vegetación de la orilla ya podemos ver un zampullín cuellinegro.
Cruzamos el Braç de la Vidala por un puente con los laterales cubiertos de cañas para molestar lo mínimo a la fauna local, aunque podemos observar por los huecos a modo de ventanas. Cuando fui yo en el 2012 aún no existía esta cobertura a los lados. No dejan de pasar aviones por encima nuestro.
Pasamos por delante de una cabaña de madera, que es la Estació Biològica Les Filipines, y seguidamente tomamos el camino que sale a la izquierda. Seguimos por el camino en dirección al Aguait de la Bassa dels Pollancres. Allí encontramos un hide desde el cual observar la fauna de esa parte de la marisma próxima al Braç de la Vidala. Dentro del hide hay que guardar silencio y sobre todo respetar y no molestar a los otros fotógrafos de naturaleza que puedan estar allí mucho rato esperando hacer la foto del día (o de su vida) con sus caros teleobjetivos. Entre otras aves podemos ver a los elegantes flamencos, muchos cormoranes, y algunas fochas y cucharas comunes.
Aquí una pareja de azulones (o ánade real) practicando natación sincronizada frente a un macho de cuchara común que no sabía dónde mirar.
Dos (creo que son) zampullines haciendo carreras ante la atenta mirada de una focha común.
No sólo hay aves en la Marisma de las Filipinas. Aquí vemos unos galápagos de Florida (especia invasora) tomando el sol sobre un tronco en fila india.
Una imagen del chocante contraste entre el espacio natural, el industrial y el urbano.
Abandonamos este hide y volvemos por donde hemos venido. En un punto del camino me llama especialmente la atención una gota de resina que cuelga de una ramita de un pino.
Los caminos están delimitados con cercas de madera y en ningún momento podemos salirnos del trazado.
En cada bifurcación que nos encontremos tomaremos siempre el desvío de la izquierda, en dirección al Aguait de la Maresma. Nos iremos encontrando con diferentes miradores camuflados para contemplar la fauna de la marisma. A unos 400 metros del hide nos encontramos una señal que nos indica el Prado de orquídeas a la derecha. Yo no fui, pero prometo hacerlo cuando vuelva. Seguimos adelante.
Y por fin llegamos a otro hide que da directamente al corazón de la Marisma de las Filipinas. Aquí hay más agua que en la Bassa dels Pollancres, y las aves aparecen más diseminadas, menos concentradas.
Dos galápagos de Florida parecen estar mirando algo mientras toman el sol en un tronco.
Desde aquí se divisa a lo lejos la montaña de Sant Ramon, en Sant Boi de Llobregat, con su ermita en la cima.
Salimos del hide y regresamos al camino. La primavera que fui a la Marisma de las Filipinas fue especialmente seca, y eso se aprecia en las fotos. La vegetación debería haber sido más verde en esta época del año.
En el primer desvío tomamos el camino que sale a la izquierda, que nos lleva al mirador de la Vidala Vella. Allí tenemos otra perspectiva de la Marisma de las Filipinas mirando hacia el aeropuerto.
Desde este mirador pude contemplar y fotografiar de cerca un grupo de caballos de la marisma, que se encargan de controlar la vegetación.
Y hasta aquí todo lo que pude ver en mi visita a la Marisma de las Filipinas en la primavera del 2012. Regresamos al camino principal bajo la estricta vigilancia de la torre de control del aeropuerto (es broma lo de la vigilancia, claro).
Buscando la salida, pasamos otra vez por la cabaña de madera (la Estació Biològica Les Filipines), que parece abandonada.
Un avión nos ha venido a despedir.
Y desde aquí deshacemos todo el camino hasta el aparcamiento donde hemos dejado el coche. Cruzamos el Braç de la Vidala por el puente camuflado y salimos por la Carretera de la Vidala, siempre con el agua a nuestra derecha. Y tras pasar la barrera de la reserva natural, cruzamos las dos rotonas, y directos al aparcamiento.
Tengo ganas de repetir este itinerario esta próxima primavera, a ver si puedo obtener mejores fotos de la flora y la fauna del Delta del Llobregat. ¿Te animas a hacerlo tú también?
Cómo llegar a la Marisma de las Filipinas
Previsión meteorológica
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