Junto con Montserrat y el Canigó, el Pedraforca es una de las tres montañas emblemáticas de Catalunya. El hecho de encontrarse aislada, de su característica forma y de su altura, en torno a los 2.500 metros, hace que sea bien visible desde muchos puntos de Catalunya. Esto también ha propiciado que el Pedraforca sea protagonista de diversas leyendas, todas ellas de carácter mágico.
Una de ellas cuenta que antiguamente el Pedraforca no tenía esta forma característica con dos cimas sino que era mucho más alta y con una única cima. Una noche de San Silvestre las brujas celebraban un akelarre en lo alto de la montaña. Las brujas empezaron a discutir y se dividieron en dos bandos. Era tan violenta la pelea que temblaba el suelo y los vecinos de Saldes, aterrados, se encomendaron a San Miguel. Al parecer el arcángel escuchó las plegarias y lanzó desde el cielo un golpe de espada que partió la montaña en dos dejando cada bando de brujas en aislado en cada mitad, y la cima se deshizo en miles de rocas que hoy conforman la Tartera (talud en castellano) del Pedraforca. Cuenta la gente que aún hoy en día algunas noches de San Silvestre se escuchan los gritos de las brujas y se sienten los temblores en el suelo.
El macizo del Pedraforca se encuentra al norte de la comarca barcelonesa del Berguedà, en la Sierra del Cadí, y forma parte del Parque Natural del Cadí-Moixeró. En su entorno hay una gran variedad de actividades excursionistas y montañistas, con multitud de senderos y vías de escalada. Nosotros no vamos a subir al Pedraforca porque no es una ascensión fácil, pero sí lo vamos a admirar hasta cansarnos desde el vecino Bosc de Palomera en la parte norte Serra d’Ensija. Ya visitamos la parte sur de esta sierra en el circuito de Peguera. En el recorrido podremos contemplar el Pedraforca y todo el Cadi-Moixeró desde tres miradores excepcionales.
El circuito que propongo en este post es un itinerario circular de poco más de 5km. No hay mucho desnivel aunque sí que hay alguna cuesta que requiere un poco de esfuerzo, pero sin prisas es un recorrido muy apropiado para niños. Además por el camino hay paneles informativos que explican los usos del bosque en la zona. Conviene llevar calzado de senderismo y algo de ropa de abrigo porque la climatología en esta parte de la Serra d’Ensija es más bien fresca. En cuanto a comida y bebida, lo suficiente para una caminata de 5km. En el recorrido hay un bar-restaurante y un área de picnic con barbacoas. Las fotos del reportaje fueron tomadas en diciembre del 2017.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
El itinerario empieza y acaba en el Parc de Palomera, también llamado Pedraforca Parque Aventura. Se accede por una carretera que sale desde la B-400 entre Saldes y Gósol y a los pies del Pedraforca y que va a Vallcebre entre otros lugares. Un poco antes de llegar a este parque llegamos a la zona de picnic con barbacoas. Yo aparqué allí e hice el recorrido desde ese punto. Unos metros más adelante está el parque recreativo, donde encontramos el bar-restaurante y algunas instalaciones de ocio, como un parque infantil y recorridos «aéreos» por el bosque para niños y adultos a base de tirolinas.
Cuando llegué yo acababa de caer una fina capa de nieve unas pocas horas antes. No había absolutamente nadie y no había subido ningún vehículo por la carretera desde hacía horas. Mis ruedas fueron las primeras en pisar aquella nieve en la carretera.
Normalmente el recorrido empieza en el Parc de Palomera, pero nosotros lo vamos a hacer en sentido contrario porque creo que es más fácil (o menos cansado). Primero tenemos que buscar el sendero del Bosc de Palomera hacia la izquierda, en dirección a Saldes. Para ello buscamos marcas amarillas en los árboles.
Desde aquí ya vemos asomar el Pedraforca. A pesar de verse el cielo tan azul, sobre nosotros había una nube que empezaba a dejar escapar algunos copos de nieve.
Empezamos a seguir las marcas amarillas montaña abajo a través del sotobosque.
Enseguida llegamos a una zona más plana. Aquí encontramos marcas anaranjadas además de las amarillas que seguíamos.
A los 400 metros de la salida avistamos al fondo una barandilla de madera, que corresponde al primer mirador.
Y llegamos al mirador. Un panel nos da información del entorno y de lo que podemos ver desde allí.
Nos asomamos a la barandilla y disfrutamos de la vista del Pedraforca. Ha habido suerte de que se haya despejado el cielo. Al fondo y cubierta de nieve la Serra del Cadí, con el Comabona (2.548 m) destacando.
Desplazamos la mirada un poco a la derecha, centrando en la Serra del Cadí. A la derecha del Comabona vemos el Puig Terrers (2.466 m), y delante tenemos el Gotsfred (1.767 m) con la curiosa forma de dientes de sierra de los estratos de su ladera sur.
Y más a la derecha tenemos la Serra del Moixeró. Aquí destacan, de inzquierda a derecha, el Moixeró (2.090 m) y las Penyes Altes de Moixeró (2.276 m), sin nieve, y después la Tosa (2.536 m) cubierta de nieve, y el Puigllançada (2.409 m) a la derecha del todo, separado de la Tosa por el Coll de Pal (2.106 m).
A los pies del Pedraforca el pueblo de Saldes.
Continuamos hacia la derecha, siquiendo las marcas amarillas y las anaranjadas. Al fondo vemos unos postes unidos por cuerdas.
Esos postes y cuerdas son una barandilla para ayudar a bajar las escaleras de ese tramo del sendero, ya que bajaremos hasta los pies del mirador. Al final del tramo de escaleras se nos suman otros colores a las señales del camino.
El Pedraforca nos va a acompañar en casi todo el recorrido, pero no nos cansaremos de mirarlo, ya sea a cielo abierto o entre los pinos del bosque.
A unos 400 metros del mirador llegamos a la Baga de l’Espinal, un lugar del bosque con un panel informativo y unos troncos tirados a un lado. El panel nos da algunas explicaciones sobre el aprovechamiento forestal del Bosc de Palomera. La foto está hecha desde ese lugar mirando hacia atrás por el sendero. El lugar es muy oscuro en esta época del año ya que está en la cara norte de la Serra d’Ensija.
Unos 300 metros más adelante salimos por fin a una zona soleada.
Poco más adelante llegamos a un puente de madera que cruza un pequeño arrollo.
La verdad es que el arrollo es tan pequeño que no hace falta puente para cruzarlo. Creo que lo han puesto para hacer fotos, ya que el lugar se presta mucho para hacer fotos de postal del Pedraforca.
Seguimos recto por el camino.
A unos 150 metros del puente nos cruzamos con otro camino en una curva a la derecha.
Sequimos por él hacia la derecha. Unos 200 metros más adelante llegamos a otro cruce. Allí el Pedraforca se nos muestra majestuoso enmedio de los árboles que se abren en el camino.
Nos desviamos a la derecha y seguimos atravesando el bosque un poco más abajo de la Baja de l’Espinal. Al fondo tenemos ahora las Penyes Altes de Moixeró.
El camino va descendiendo poco a poco por esta cara sombría y fría de la sierra. En algún punto pasamos otro panel informativo que nos explica las tareas de mantenimiento de estos caminos.
A unos 850 metros del cruce el camino parece acaba en una pequeña explanada. Antes de ella nos desviamos por un sendero que baja a la izquierda. Hay que estar atento a la marca anaranjada en un árbol.
El sendero desciende hacia el río de l’Aigua Salada, del que oimos el murmullo.
En menos de 100 metros llegamos a un puente colgante que cruza el río, en el punto más bajo de todo el recorrido, y más o menos a la mitad también.
El puente parece bastante seguro para cruzarlo, siempre de uno en uno.
No resulta fácil hacer fotos desde el centro del puente por el contínuo movimiento a la mínima que movemos un dedo. Esta foto es de río arriba (río abajo era más feo).
Por el aspecto de la espuma en el río no creo que haga falta probar el agua a ver si está salada.
Tras cruzar el río por el puente el sendero sigue atravesando el bosque. A partir de aquí todo es cuesta arriba.
A unos 100 metros del puente el bosque se abre a nuestra izquierda en un claro, los Plans de l’Artic.
Aquí interpreté mal la marca anaranjada en el poste que sale en la foto anterior y seguí recto por el llano, pero el camino correcto era a la derecha por el bosque. De hecho hasta la nieve invitaba a seguir recto.
Cuando me dí cuenta de que no iba por el camino correcto encontré un desvío a la derecha que seguramente me reconduciría al camino adecuado. Y así fue, aquí el punto en que me reencontraba con el camino.
Ahora ya no voy a perder más de vista las marcas.
A poco más de 100 metros de haber vuelto al camino llegamos a un cruce. Seguimos hacia la derecha por un sendero pedregoso que empieza una fuerte subida, siempre siguiendo las marcas anaranjadas.
Aquí empieza el tramo más duro del recorrido, la subida por Els Graus. Tampoco es que sea difícil, sólo que requiere algo más de esfuerzo, pero vale la pena. Vamos a volver a encontrarnos con marcas de diferentes colores.
Vamos ganando altura a medida que el camino traza curvas en zig-zag. Y lo notamos porque empezamos a tener buenas vistas por encima de los árboles.
El camino está muy bien señalizado en las rocas.
Encontramos un poco de nieve en las partes más altas y descubiertas del camino y que aún no les ha dado el sol (ni les va a dar). Vale la pena ir disfrutando de las vistas cada vez que nos paramos a descansar, en este caso de la Serra del Moixeró.
Normalmente este camino se hace de bajada, por lo que las marcas están más visibles en ese sentido de la marcha. Aquí una marca de PR en un pino mirando hacia atrás. El desenfoque del fondo es adrede.
Aquí ya sí enfocando bien el Pedraforca.
Algunas rocas de Els Graus muestran formas curiosas.
Cuando llevamos unos 350 metros subiendo por Els Graus encontramos a la izquierda un desvío que lleva al mirador. Después de trazar un giro a la izquierda entre las rocas nos encontramos con el mirador.
Desde este mirador elevado, que parece un púlpito en la roca, las vistas son impresionantes. Cuando estuve el suelo del mirador estaba muy embarrado por la nieve que había fundido el sol y era fácil resbalar. Suerte del pasamanos. Lo primero que vemos a medida que subimos es la Serra del Moixerò, que ya reconocimos en el otro mirador del Bosc de Palomera, y que curiosamente estaba un poco más alto que éste, lo que aquí la vista está más despejada.
Y una vez en lo alto del mirador, nada mejor que contemplar la vertiente sur del Parc Natural del Cadi-Moixerò en casi toda su extensión. No podemos evitar disparar al menos una foto en modo panorámico.
Salimos del mirador y en lugar de volver atrás continuamos por el camino siguiendo las marcas anaranjadas.
No podemos dejar de contemplar el Pedraforca con diferentes combinaciones de árboles y rocas alrededor, aunque para ello nos tengamos que parar y mirar hacia atrás.
Llegamos al camino de subida por Els Graus, el que dejamos para acercarnos al mirador. Abundan las balizas de todos los colores.
Seguimos cuesta arriba entre las rocas y los pinos de Els Graus.
Pasamos junto a rocas con formas curiosas. Seguro que algunas ya tienen hasta nombre, pero como no los sabemos nosotros les podemos poner los que nos parezca, como esta madre y su hijo que se quedaron petrificados contemplando el Pedraforca.
Al final de la cuesta, más balizas anaranjadas.
A partir de ahí el camino se ensancha y se acaba la cuesta, al menos de momento. En algo menos de 100 metros avistamos otro puente colgante.
Este puente cruza el río de l’Aigua Salada un poco más arriba de donde lo cruzamos antes. A primera vista el río aparece cubierto de nieve y no se ve bajar el agua.
Si nos acercamos sí que vemos cómo el agua circula por debajo de la capa de nieve y asoma al exterior por los pequeños saltos de agua entre las rocas.
El agua salada del río forma mucha espuma que casi se confunde con nieve.
Cruzamos el río por el puente y enseguida buscamos las marcas anaranjadas que nos guiarán en el camino.
Aunque el camino parece claro, no hay que perder de vista las marcas anaranjadas en los árboles del bosque.
Cuando vemos una marca anaranjada en una roca tenemos que abandonar el que parecía ser el camino y seguir por la izquierda.
La nieve que cubre determinadas zonas del suelo tampoco deja ver claramente por dónde discurre el camino.
Después de subir unos 150 metros entre árboles llegamos a un lugar despejado en alto. Abajo tenemos el lugar donde se reunen varios torrentes para formar el río de l’Aigua Salada, al fondo el Serrat Negre con el Serrat Voltor (2.281 m) en la cima, y a la derecha el Pla d’Ensija con la Creu de Ferro (2.297 m) en la cima. Detrás se encuentra el pueblo deshabitado de Peguera.
Arriba a la derecha viene el agua de la Font de l’Aigua Salada saltando por unas gradas hechas a base de piedras.
Segumos camino arriba. Ya queda muy poco que subir.
Poco más de 100 metros más adelante llegamos a los Plans de la Pleta de la Vila. Como su nombre indica, la zona es llana y está acondicionada para el paseo de los visitantes, con paneles informativos y puentecitos de madera para cruzar los arroyos. Nos desplazamos hacia la izquierda a mirar una de las gradas de piedras por las que salta el agua de la Font de l’Aigua Salada.
Nos damos la vuelta mirando hacia el Pedraforca y nos dirigimos hacia allí. En lo alto vemos ua alambrada. En Catalunya una pleta es un terreno cercado más o menos extenso donde pasta el ganado, y esa alambrada que vemos corresponde a la llamada Pleta de la Vila.
Cruzamos un pequeño arroyo por un puentecito de madera y llegamos a los pies de un corto tramo de escaleras. Con la rama de un pino sobre mi cabeza y el Pedraforca al fondo lo veo como el lugar ideal para pintar un cuadro.
Al final de este tramo de escaleras, el camino bordea la parte de atrás de la Pleta de la Vila. En las zonas soleadas de este camino la nieve ha dado paso al barro, y en ese barro un perro de gran tamaño (y peso) dejó marcadas sus pisadas. ¿O será un lobo?
Desde allí vemos otro mirador más adelante, hacia la derecha.
Por la zona entre la pleta y el mirador hay bancos de madera. Un lugar idílico para comer el bocadillo o cualquier otra cosa disfrutando de las vistas y el aire puro de la montaña.
Subimos al mirador, a 1.598 metros de altitud. Dispone de un amplio panel con explicaciones de todas las vistas.
Y volvemos a maravillarnos con la vista del Pedraforca y la Serra del Cadí, y bajo un cielo perfecto, muy diferente de cómo había empezado el día.
Justo entrente del mirador llaman la atención unas curiosas formaciones geológicas que contrastan entre ellas. La primera es una zona muy erosionada y de tierra rojiza llamada Terrers de Palomera. A la izquierda las rocas de la parte superior de Els Graus. Por encima la Serra de Mata-rodona, que sube hasta los 1.886 metros sobre los Cingles de Costafreda. He leído que por detrás de los Terrers y Els Graus hay una zona rocosa con profundas grietas y simas.
Me atraen especialmente las texturas de los Terrers, sus formas y el juego de luces y sombras con la nieve que aún queda el algunos rincones. Me recuerda a las Bardenas Reales.
De nuevo no puedo evitar el hacer una amplia panorámica de 180º de todas las vistas desde el mirador de la Pleta de la Vila. Pulsa en la foto para verla mejor.
Regresamos hacia la Pleta de la Vila y pasamos por su derecha para completar el circuito. Por aquella zona creo que sale un sendero que conduce a las ruinas del antiguo poblado medieval de Palomera. He leído que son unos 10 minutos ir y volver. Yo seguí recto. Llegamos a una zona con actividades de aventura para niños del Parc de Palomera. Nosotros seguimos hacia la derecha siguiendo las marcas anaranjadas o las amarillas.
Pasamos primero junto a una caseta con WC públicos, y luego una especie de glorieta con información del parque.
Cerca de la carretera encontramos una fuente (cuando estuve no salía agua) y más adelante la zona de pic-nic donde hemos empezado el recorrido.
Seguimos pasando entre árboles con marcas anaranjadas y amarillas.
A unos 150 metros de la zona infantil de Parc de Palomera nos desviamos hacia la derecha bajando un poco por el bosque hasta un claro desde el que podemos contemplar el Roc de Palomera y los restos de las casas del poblado medieval que mencioné antes.
Apenas quedan unas pocas hileras de piedras en las bases de los muros de las casas y de los cercados en la parte superior de la roca. En la parte inferior hay cuevas donde guardaban el ganado para protegerlo del mal tiempo.
Volvemos a la zona de pic-nic y seguimos hacia el coche. En las áreas más abiertas de este bosque hay barbacoas a disposición de los excursionistas.
Y finalmente llegamos al coche, completando así los 5 km de este itinerario sin haber encontrado absolutamente a nadie en todo el recorrido. Da gusto moverse por estos sitios en estas épocas del año.
La verdad es que me sorprendió la belleza y variedad de este recorrido en tan sólo 5 km, que lo hacen muy completo y también muy recomendable en cualquier época del año. Supongo que en los fines de semana de primavera y verano la zona del Parc de Palomera estará más frecuentada, pero creo que no es un lugar muy conocido y dudo que esté masificado. Así que desde aquí te animo a irlo a conocer.
Cómo llegar al Bosc de Palomera
Previsión meteorológica
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Excelent treball de recerca, documentació i orientació. Felicitats
Moltes gràcies Víctor!! M’alegro que t’agradi.