La Sierra de Urbasa es una de las formaciones montañosas más conocidas Navarra. En ella se encuentran el misterioso Bosque Encantado, el precioso Nadecero del Urederra y el espectacular Balcón de Pilatos. Pero nadie repara que justo al lado, prácticamente sin perder la continuidad, está la Sierra de Andía, y que ambas sierras constituyen el Parque Natural de Urbasa-Andía desde el año 1997. Y es que la Sierra de Andía bien merece una visita. Basta con mirar de lejos las crestas que la culminan para que uno comprenda por qué a una sierra se le llama «sierra».
El itinerario que describo aquí es más o menos circular, o mejor dicho, no del todo lineal, de casi 8,5 km de longitud. Vamos desde el Puerto de Lizarraga hasta la ermita de San Adrián de Lizarraga por la Senda del Pastoreo y regresamos por las crestas de la sierra de Andía (o de Urbasa, más abajo lo explico) y el Arco de Portupekoleze. El desnivel es mínimo y muy suave, lo que lo hace apto para fotohikers de cualquier condición física. Basta con llevar calzado deportivo o de montaña cómodo, agua y algo de ropa de abrigo por si hace frío o sopla viento por la parte alta del recorrido, que queda muy expuesta. Se puede hacer en cualquier época del año, aunque imagino que en verano puede hacer algo de calor dado que apenas hay sombra en gran parte del camino. En ese caso conviene protegerse del sol. Yo hice el recorrido en noviembre del 2016.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
El itinerario empieza en la Venta de Lizarraga, en lo alto del puerto de Lizarraga, en la carretera que une Estella con Lizarraga atravesando el Parque Natural de Urbasa-Andía, la N-120. Si venimos del norte, de Lizarraga, la carretera supera el desnivel de 400 metros en apenas tres curvas de 180º. La cara norte de Andía es la más abrupta, y la falda de la sierra está cubierta por un frondoso hayedo. Casi arriba del todo hay un pequeño mirador con una estupenda vista del Valle de Sakana y la Sierra de San Donato, que forma parte de la Sierra de Andía. Poco después pasamos por un túnel y descubrimos un paisaje totalmente diferente. A la salida del túnel, a la derecha, está la Venta de Lizarraga, con sitio suficiente para aparcar el coche. Como nota curiosa decir que en verano del 2017 se rodaron en el Parque de Urbasa-Andía varias escenas del western «The Sisters Brothers«, y en la Venta de Lizarraga se instaló el campamento base. Tengo ganas de ver la película para saber cómo han ambientado este lugar para que parezca el Oregón de mediados del siglo XIX.
Pues bien, dicho esto, tras dejar el coche en la Venta de Lizarraga, seguimos por la pista que se aleja de la carretera hacia el Oeste. Es el GR-282, también llamada Senda del Pastoreo.
Tras superar el primer repecho, la senda se nos muestra plana, entre pastos y unos pocos arbustos y árboles pequeños.
Cuando llevamos unos 600 metros, esto es lo que hemos recorrido.
Llegamos a una zona más poblada de árboles. Al fondo a la derecha vemos una casa. Por aquí podemos encontrarnos con caballos pastando.
A 1,3 km de la Venta de Lizarraga el GR-282 nos muestra este aspecto.
En el suave relieve que conforman los pastos y los pocos árboles que rodean este tramo de la Senda del Pastoreo empezamos a ver algunas formaciones rocosas. El terreno es calizo como en la vecina Sierra de Urbasa, pero aquí las rocas, al estar más expuestas, tienen otro aspecto.
No hace mucho que ha llovido abundantemente, pero el suelo calizo absorbe rápidamente el agua y apenas queda algún charco por el camino.
Las pocas rocas que emergen del suelo a nuestra izquierda se hacen hueco entre los pocos árboles que habitan en esta parte de la sierra.
A unos 2,3 km del punto de partida, el GR-282 vuelve a ascender suavemente mientras vemos más rocar elevarse sobre el suelo.
A nuestro alrededor destacan los frutos rojos del majuelo o espino blanco (Crataegus monogyna), en esta época en que estos árboles ya no tienen hojas.
La verdad es que el camino no tiene pérdida, pero de vez en cuando vemos alguna señal roja y blanca que nos recuerda que estamos en un GR.
Una mirada hacia atrás de la Senda del Pastoreo desde esta suave cuesta.
A nuestra izquierda una pared de roca de unos 10 metros de altura, alcanzando los 1087 metros de altitud, nos observa con rostro pétreo. Llevamos unos 2,5 km.
La cuesta sigue por delante nuestro. A esta altura del camino apenas se ven árboles. El suelo no dispone de suficiente tierra para que estos echen raíces, y la poca tierra que hay tampoco retiene suficientemente la humedad.
Hacia la izquierda sí que abunda caducifolio, que en noviembre luce ya desprovisto de hojas. Creo que esa zona ya pertenece a Urbasa.
Pocos metros más adelante se acaba la cuesta, al menos ésta. Desde ahí tomo esta amplia panorámica hacia atrás, donde vemos a la derecha los bosques de Urbasa y recto la Sierra de Andía atravesada por la Senda del Pastoreo. Pincha en la foto para verla más grande.
Aquí llama la atención la textura de la roca a la derecha del camino. Está surcada por profundas hendiduras muy juntas unas de otras, como si la roca hubiera sido peinada con un peine gigante.
Aquí mirando hacia la izquierda junto donde parece haber una falla.
Hacia adelante vuelven a aparecer los árboles. Entramos en Urbasa.
Algunos árboles sobreviven como pueden sobre este lecho de roca. Las semillas no eligen dónde caer.
A los 3,2 km del recorrido por la Senda del Pastoreo llegamos una una bifurcación. Es el paso de Arrangarte, que cruza con una antigua calzada romana que comunicaba Tierra Estella con el valle de la Sakana. La Senda del Pastoreo continúa hacia la izquierda, pero nosotros seguimos por la derecha.
Pasado este punto ya empezamos a ver más vegetación arbórea aunque sin llegar a constituir un bosque. Las condiciones de vida en este terreno no lo ponen fácil.
A poco más de 400 metros desde el paso de Arrangarte vemos un montón de piedras sobre una roca a nuestra derecha con una pintura que nos indica el camino a San Adrián de Lizarraga.
Nosotros no vamos a ir por ahí, sino que seguimos recto por el camino de Eskitza
Llaman la atención las formas dramáticas que toman los arbustos y los árboles creciendo sobre las rocas.
A unos 100 metros del montón de piedras el camino a Eskitza se adentra en el bosque. Hacia la izquierda hay un pequeño estanque tras un cercado.
Pocos metros más adelante abandonamos el camino adentrándonos en el bosque hacia unas ruinas a nuestra derecha.
Las ruinas corresponden a una antigua majada, un recinto donde los pastores pasaban la noche o el mal tiempo junto a sus rebaños.
Pasadas estas ruinas hay un camino casi borrado por las hojas caídas de los árboles.
Al otro lado del camino hay otras ruinas, donde llama la atención una txabola que aún conserva el tejado.
Fotográficamente me atraen las ruinas, pero más aún las que están en bosques húmedos como éste. Me cautiva el contraste de texturas y colores entre la piedra, la madera, el musgo y las hojas secas. Aprovecho para dar una vuelta alrededor de la txabola.
En el interior de la txabola alguien ha dispuesto unas flores a modo de ofrenda.
Una vista del bosque desde la entrada de la txabola.
Volvemos al camino que pasa junto a la txabola y seguimos por él en ligera cuesta arriba, en dirección Este. Entre las hojas del suelo podemos encontrar algunas pequeñas setas.
Pocos metros más adelante empezamos a salir del bosque.
Cuando ya hemos salido del todo del bosque vemos a lo lejos, asomando por nuestro horizonte, un tejado con una pequeña cruz. Es la ermita de San Adrián de Lizarraga.
A nuestra derecha el límite del bosque.
Y hacia atrás el camino por el que hemos venido desde el bosque. Por encima sobresale el monte Maiza o Baiza (1.182 m), la cima más alta de Urbasa.
Y llegamos a la modesta ermita de San Adrián de Lizarraga.
Frente a la puerta de la ermita y a unos 100 metros, arriba a la derecha de la foto y casi sin distinguirse del resto de las rocas, se encuentra el ara o altar de San Adrián de Lizarraga. ¿Eres capaz de verlo? Yo no lo vi en ese momento.
Al otro lado de la ermita el Valle de Ergoiena. Las vistas son espectaculares. Frente a nosotros la Sierra de San Donato cubierta por un manto de nubes, y detrás de ella el Artxueta (1.345 m) en la Sierra de Aralar. Abajo el pueblo de Lizarraga, y detrás, a los pies de San Donato, Unanu a la izquierda y Torrano a la derecha.
A la izquierda el Valle de la Sakana en la zona de Etxarri-Aranatz a la izquierda y Arbizu a la derecha, y entre ellas el polígono Urbizu. Al fondo la Sierra de Aralar.
En el otro lado, mirando hacia el SE, los dientes de la «sierra» de Andía, los cortados de Ollide, con el monte Ollide (1.134 m) como cima destacada. La hendidura oscura en la parte derecha es la Bretxa de Arrangarte, otro de los pasos que hay hacia Andía desde Lizarraga.
La verdad es que la documentación sobre la zona confunde bastante. En unos sitios, la mayoría, hablan de estas crestas como parte de la Sierra de Urbasa, pero otros las vinculan a la Sierra de Andía. En principio la separación entre ambas sierras está en el puerto de Lizarraga, donde hemos empezado el recorrido (o sea, no hemos salido de Urbasa), pero a vista de pájaro y de satélite esta parte de sierra se parece más a la Sierra de Andía que la parte más al Oeste de San Adrian de Lizarraga, o afinando más desde la Bretxa de Arrangarte, que se parece a la Sierra de Urbasa. En fin, que para mí es y seguirá siendo Andía hasta que se me demuestre lo contrario.
Nos dirigimos a la puerta de la ermita de San Adrián de Lizarraga. Una inscripción en euskera creo que pide rezar a San Adrián.
Entramos en la ermita, ya que la puerta no está cerrada con llave. De hecho al entrar nos damos cuenta de por qué no está cerrada la puerta, y es que aparte de ermita es refugio, como vemos dentro a la izquierda.
Y a la derecha encontramos la capilla de San Adrián.
De nuevo en el exterior, detrás de la ermita hay una roca que constituye la cima de San Adrián de Lizarraga, de 1.113 metros de altitud.
Desde allí vemos el resto de Urbasa y el Maiza (o Baiza) como punto más alto.
Avanzo unos metros para hacer una foto de la cima de San Adrián, la ermita y la Sierra de San Donato.
De nuevo de vuelta a la ermita, frente a la puerta, y ahora una foto inversa, con la cima de San Adrián a la derecha y el Maiza de fondo.
Nos damos la vuelta y ahora foto de San Donato y una parte de la ermita, hecha con el móvil.
Una extraña foto que hice desde allí de nuevo hacia Urbasa, con teleobjetivo y casi a ras de suelo. A lo lejos la roca caliza del raso parece nieve o escarcha.
Y otra foto desde allí mismo hacia los dientes de sierra de los cortados de Ollide con la Bretxa de Arrangarte en el centro.
Ahora de espaldas a la cara Oeste de la ermita de San Adrián de Lizarraga, la cima de San Adrián, el Maiza detrás, y recto al fondo el Aizkorri (1.523 m), ya en Guipúzcoa.
El lugar es muy fotogénico, o al menos me lo parece a mí, y no pararías de hacer fotos desde todos los ángulos tanto con la cámara como con el teléfono móvil, como ésta foto que es la que he elegido como portada del reportaje.
Bien, no perdemos más tiempo y proseguimos en dirección hacia el ara de San Adrián, que está a unos 100 metros frente a la puerta de la ermita-refugio.
Pasamos por detrás y mirando hacia la ermita descubrimos que éste también es un lugar muy fotogénico.
Aquí otro plano más corto. Entre la ermita y la Sierra de San Donato, al fondo y medio emborronado por la bruma y las nubes, el Artxueta y San Miguel de Aralar.
Nos acercamos a las rocas que hay detrás del ara y nos desplazamos un poco hacia la derecha hasta que encontramos un paso a través de dichas rocas. Está señalizado con un montoncito de piedras, como el que vimos antes en el camino de Eskitza.
El sendero desciende sobre un terreno principalmente rocoso. No hay marcas, sino que seguimos por intuición por donde parece más pisado.
Notar aquí también la textura de la roca, que parece fragmentada como si fuera cristal roto.
De vez en cuando algún montoncito de piedras nos sigue recordando por dónde sigue el camino.
Y en nada avistamos el camino de Eskitza donde vimos aquel montón de piedras y la pintura que nos señalaba San Adrián de Lizarraga.
Una vez en el camino de Eskitza continuamos a la izquierda, como si regresáramos a la Venta de Lizarraga.
Llegamos al paso de Arrangarte. Nosotros seguimos por la izquierda, por donde vinimos.
Unos pocos metros pasado el cruce con la antigua calzada romana, ya de nuevo en la Senda del Pastoreo, vemos a nuestra izquierda el discreto sendero que viene de la Bretxa de Arrangarte siguiendo lo que parece una falla. Al fondo a la izquierda se aprecia la bretxa en las rocas.
Pocos metros más adelante, una vez superado el terreno más pedregoso, nos desviamos de la Senda del Pastoreo hacia la izquierda. No hay camino marcado, sino que caminamos por la hierba del raso hasta encontrar alguna vereda de las que deja el ganado, dejando a nuestra derecha el GR-282.
Ahora estamos más cerca de las crestas. Podemos acercarnos a ellas tanto como queramos. No hay un camino marcado.
Aunque si queremos caminar más tranquilos, mejor seguir una de las muchas veredas paralelas que hay en el raso.
La Senda del Pastoreo va quedando bastante abajo a la derecha.
Más o menos cerca del Ollide hemos ganado bastante altura con respecto a la Senda del Pastoreo, unos 50 metros, a la vez que nos acercamos bastante a las crestas.
Más o menos a 700 metros desde que abandonamos la Senda del Pastoreo y pasada la cima del Ollide, llegamos al collado de Ollide. Desde allí nos asomamos para ver el Valle de Ergoiena con Lizarraga en primer término y Arbizu detrás, ya en el Valle de la Sakana. Al fondo y bajo un gruso manto de nubes la Sierra de Aralar.
Detrás nuestro el resto de la sierra, ya no sé si de Urbasa, de Andía o ambas juntas. En cualquier caso el Parque Natural de Urbasa-Andía. Abajo la Senda del Pastoreo.
Seguimos caminando por una de las veredas ganaderas en dirección a la Venta de Lizarraga. Frente a nosotros el resto de dientes de la sierra.
Y llegamos a otro pequeño collado que de nuevo nos muestra el Valle de Ergoiena con Unanu y Torrano a los pies de la Sierra de San Donato aún cubierta de nubes.
Desde aquí también tenemos una buena vista aérea de los campos del valle y los rebaños de ovejas que pastan en ellos.
Por delante nuestro aún quedan cimas que rozan los 1.100 metros de altura, y entre ellas y a lo lejos el Saratsa, de 1.173 metros.
Nos movemos un poco y podemos ver abajo Lizarraga y al fondo Etxarri-Aranatz, y Arbizu a la derecha.
En el siguiente collado tenemos esta otra vista algo más clara y colorida del Valle de Ergoiena porque parece que las nubes empiezan a abrirse encima nuestro, no así encima de San Donato.
Por encima nuestro empezamos a ver buitres leonados. Algunos también vuelan sobre el Valle de Ergoiena y mediante la técnica de barrido consigo fotografiar uno que vuela más o menos a mi altura.
La técnica del barrido nos permite capturar sujetos en movimiento de manera que ellos se ven nítidos y estáticos mientras el fondo se ve movido. Consiste en seleccionar una velocidad de disparo más o menos alta, enfocar el sujeto y seguir su movimiento sin que se mueva dentro del encuadre, y finalmente disparar. Con un poco de práctica se pueden conseguir fotos chulas. Puedes empezar practicando en la calle fotografiando vehículos en movimiento.
Bien, hecha esta explicación seguimos con el recorrido. Pocos metros más adelante y desde un punto más o menos elevado miramos hacia atrás y tenemos esta vista del Ollide (creo), que con sus 1.134 metros de altitud es la cresta más alta de esta parte de la sierra. también empezamos a ver azul en el cielo.
Hacia el otro lado, el camino que nos queda por delante. En la siguiente cresta me fijo en un árbol solitario cercano a la cima. Está aún bastante lejos.
Tras recorrer más de 1 km por una vereda ganadera repleta de deposiciones de ovejas y estiércol de caballo, por fin encuentro setas. Bueno, más bien la madre de todas las setas, porque la grande de la siguiente foto hacía 20 cm. de diámetro.
Aquí una foto a ras de suelo de otras setas vecinas.
Cuanto más cerca caminamos de las crestas, más buitres nos sobrevuelan. O al menos es lo que me parece a mí.
Parece que las nubes sobre la Sierra de San Donato también quieren disiparse y ya se insinúa su cima, el Beriain (1.493 m).
¿Te acuerdas del árbol de 5 fotos atrás? Pues ya me voy acercando.
Unos 300 metros más adelante de donde hice la foto al Ollide vuelvo a mirar atrás. Vuelvo a ver el Ollide a lo lejos, y me llama la atención el perfil de la roca de la cresta que tengo más cerca.
Ya estoy llegando a aquel árbol solitario de antes.
Más o menos a 1 km del collado de Ollide miramos hacia abajo, hacia la Senda del Pastoreo que circula paralela a nosotros. El paso del ganado ha creado un sinfín de veredas paralelas entre nosotros y la senda.
Dejamos atrás el árbol solitario. Detrás el Ollide.
Por la vereda por la que estamos caminando aparecen huellas y deposiciones frescas de ovejas. ¿O debería decir huellas frescas y deposiciones «calientes»?
Poco más adelante encontramos más vegetación. El terreno es tan malo para las plantas que las raíces de los arbustos y matorrales apenas tienen tierra donde sujetarse y salen al exterior. La imagen es dramática.
Más árboles solitarios sobreviviendo como pueden sobre las rocas. Recordemos que están pelados porque es noviembre.
Y más o menos a kilómetro y medio del collado de Ollide llegamos al Arco de Portupekoleze, una enorme sima cruzada por un puente o arco de roca. De ahí su nombre.
Vale la pena bajar y fotografiarlo desde todos los ángulos. Yo me tuve que conformar con hacer algunas fotos desde arriba porque el cansancio ya había hecho mella.
Desde allí empezamos a descender campo a través en dirección Sur. Al fondo a lo lejos unos caballos pacen plácidamente.
En el descenso entramos en un pequeño bosque de hayas y vemos abajo una casa. Nos dirigimos hacia ella.
Pasamos por delante de la casa y seguimos por el camino que baja en dirección a la Senda del Pastoreo.
Dejamos atrás la casa.
Una vez en la Senda del Pastoreo seguimos a la izquierda hacia la Venta de Lizarraga. Cuando apenas nos faltan 200 metros para llegar, o sea, con 8,3 km en nuestro pies, echamos una mirada atrás hacia el GR-282.
Y una mirada hacia más adelante, pasada la Venta de Lizarraga, con la senda siguiendo cerca del monte Saratsa. Quizás lo recorramos en otra ocasión.
Y hasta aquí este recorrido por una zona del Parque Natural de Urbasa-Andía no muy conocida, al menos fuera de Navarra, y que bien vale la pena visitar, creo yo que en cualquier época del año. Ya te digo yo que si te mueves por la zona no te lo puedes perder. Y de propina, para cerrar el reportaje, un par de fotos de después del recorrido de camino a Arbizu donde se puede apreciar la paleta de color otoñal en esta zona de Navarra. La primera de todas es de la ermita de San Adrián de Lizarraga tomada desde la carretera que cruza el hayedo entre los cortados de Ollide y Lizarraga.
Y la última es de la Sierra de San Donato de frente, tomada con el móvil desde el Camping de Arbizu cuando empezaba a clarear el cielo después de todo el día nublado.
Lore ipsum
Cómo llegar a San Adrián de Lizarraga
Previsión meteorológica
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