La Sierra de Aralar es una escarpada meseta de los Montes vascos, y ocupa una superficie total de 208 km2, dos tercios de los cuales están en Navarra y el tercio restante en la provincia de Guipúzcoa. Su proximidad al Mar Cantábrico hace que la climatología sea eminentemente húmeda, lo que a su vez favorece que la vegetación sea abundante, sobre todo prados siempre verdes y hayedos. También es un lugar habitado por el hombre desde muy antiguo, como atestiguan los 44 dólmenes que hay en esta sierra. Al tratarse de un gran macizo kárstico como la vecina Sierra de Urbasa, abundan las rocas, las cuevas y las simas. Desde 1994 la parte guipuzcoana de la Sierra de Aralar se constituye en Parque Natural. Uno de los lugares más visitados de este parque natural es el Lago Lareo, que realmente no es un lago sino un embalse construido en 1988 para el abastecimiento de agua en la provincia de Guipúzcoa. Se trata de un lugar ideal para conocer la Sierra de Aralar.
El itinerario que propongo para este circuito es prácticamente lineal a excepción del tramo que rodea el lago. El recorrido total no llega a los 7,4 km con poco desnivel, por lo que lo convierte en apto para niños. Como en todos los circuitos de montaña, conviene ir equipado con calzado y ropa adecuados, así como llevar agua, aunque por el camino pasamos por una fuente. En el punto de origen y final del circuito hay una zona de picnic así como un bar restaurante, por lo que podemos elegir dónde comer. El Lago Lareo se puede visitar en cualquier época del año. Yo lo hice en noviembre del 2016 y he visto preciosas fotos de invierno con todo nevado. Para primavera o verano también tiene que estar bien ir a la sombra de las hayas.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Empezamos en el Parketxe de Lizarrusti, en la carretera GI-2120 o NA-120, justo en la frontera entre Guipúzcoa y Navarra. Allí hay un amplio aparcamiento, un centro de información, un albergue, un bar-restaurante, y un área de picnic con parque para los más pequeños. Una vez aparcado el coche nos dirigimos hacia la entrada del parque, debidamente señalizada. Allí hay varios paneles donde nos podemos informar de las características del entorno y de otros itinerarios interesantes que salen de allí. Pasamos por delante del Centro de Interpretación y subimos un poco para buscar el sendero principal, que empieza tras pasar una puerta-puente de madera.
Nosotros seguimos recto por la pista principal marcada en blanco, rojo y verde. Entramos en el mayor hayedo de Guipúzcoa.
Un par de días antes de esta visita a Aralar estuvimos en Urbasa y allí encontramos el hayedo casi pelado. En cambio aquí las hayas aún conservan gran parte de sus hojas, seguramente porque esta parte de la montaña está más protegida del viento y del frío.
La vista hacia atrás, al contraluz, es particularmente bella con el sol reflejándose en las hojas amarillas y verdes de las hayas.
Entre las hojas caídas de las hayas, en un margen del camino, nos vamos encontrando algunos grupos de setas, difíciles de ver porque son del mismo color que las hojas del suelo.
A medida que avanzamos el bosque a nuestra derecha se va aclarando por la proximidad de una pared de roca correspondiente al Malkorbizkarra (746 m.).
De momento no hay pérdida.
Ni tan siquiera cuando llegamos a una bifurcación a 1,25 km del punto de partida. Abundan las indicaciones.
Seguimos por el camino de la izquierda. Unos 50 metros más adelante, tras una curva a la derecha pasamos por una puerta de la alambrada. Desde allí tenemos una bonita vista del Valle del Amitxu.
Pasado este punto el sendero se estrecha y circula pegado al barranco del Maizi. En la roca de la derecha hay una cadena para dar seguridad a aquellas personas con vértigo. Yo soy aprensivo a las alturas y no tuve ni que tocarla (he ido por sitios peores y sin cadenas).
Al otro lado del barranco el Malkorburu (862 m.). Llama la atención la diferente coloración de la vegetación en su ladera sur.
A los 100 metros de la puerta en contramos una fuente a nuestra derecha, la que comentaba en la introducción del circuito.
Aunque no hay ningún cartel que lo diga, el hecho de que haya un cazo de acero encadenado a un pequeño poste nos da a entender que el agua es potable.
Pocos metros más adelante llegamos a la entrada al túnel de Akarreta.
El túnel es muy corto y enseguida pasamos al otro lado, y es como entrar en otro mundo. La vegetación es más espesa y a nuestra izquierda oímos el agua del río Maizi.
Una mirada atrás hacia el túnel.
Hasta aquí el recorrido había sido prácticamente llano, y desde este punto empieza ya el tramo ascendente hasta el Lago Lareo. Tampoco es mucha subida, són 130 metros de desnivel en 1 km, aunque los primeros 50 los subimos en 300 metros de camino.
Aunque no te lo creas, la siguiente foto está hecha con el teléfono móvil, y bastante sencillo. Para que veas que no es necesario tener una gran cámara para hacer grandes fotos.
A poco más de 200 metros del túnel superamos un saliente de roca y llegamos a otro paso de madera por un vallado. Desde él tenemos esta vista del valle que hemos dejado atrás.
A partir de aquí dejamos de caminar al borde del barranco y el camino se vuelve llano. Unos 100 metros más adelante llegamos a Akarreta, otro rincón de gran belleza. Agua brotando del suelo, helechos y rocas cubiertas de musgo.
Poco más adelante podemos salir del camino a nuestra izquierda para acercarnos al río Maizi.
Seguimos un poco más adelante en este camino.
Poco más adelante el agua del río se acelera alegremente entre las rocas en su camino valle abajo.
Volvemos hacia atrás para reincorporarnos al sendero del Lago Lareo.
Antes de pasar el puente que cruza el Maizi, éste es el aspecto del río hacia la derecha.
Al fondo se ve una pequeña cascada.
A la izquierda del puente y casi tocando el río, un gran tronco cubierto de musgo sirve de soporte para una colonia de setas.
Cruzamos el puente. Desde él tenemos esta vista del Maizi río abajo.
El gran árbol que hay junto al río frente a la caseta de Akarreta también presenta varias setas en la corteza de su tronco.
Una vista del río, el puente y el camino desde la caseta de Akarreta.
Desde aquí nos acercamos a la orilla del río y comprobamos que la pequeña cascada que vimos antes no es más que una salida de agua canalizada que posiblemente venda del Lago Lare por debajo de la caseta. Las piedras del fondo son anormalmente rojizas, quizás por el contenido en hierro del agua (son suposiciones mías).
Volvemos al camino y seguimos hacia el Lago Lareo. Saliendo de Akarreta el camino vuelve a ser cuesta arriba. Tenemos que ganar 80 metros de altura en los 700 que faltan hasta el lago. Así se ve hacia atrás el primer repecho superado, a 100 metros de Akarreta.
Unos 50 metros más adelante pasamos junto a un claro que no es más que la cantera de la que sacaron las rocas para construir la presa del Lago Lareo.
Pasada la cantrera volvemos al bosque. Aquí otra mirada hacia atrás.
Te preguntarás el por qué de tanta foto hacia atrás, pero es que de detrás venía la luz que daba más belleza a este entorno.
Unos 200 metros después de la cantera llegamos a una pista. A la derecha una valla prohibe el paso, recto cruzando la pista sigue el sendero del Lago Lareo, pero yo decido seguir por la pista hacia la izquierda. A la que ganamos un poco más de altura llegando a la primera curva, hacia atrás tenemos esta vista de las montañas de Aralar, de izquierda a derecha el Bustia (1.278 m), el Gañeta (1.323 m) y el Malkorri Oriental (1.329 m).
La pista asciende suavemente cubierta por un tupido manto de hojas secas de haya.
Tras unos 400 metros desde que tomamos la pista llegamos por fin a la presa del Lago Lareo. Al fondo de la presa destacan el Akaitz Txiki (942 m) a la izquierda y el Akaitz (1.080 m) a la derecha, que parece más bajo pero es porque está más lejos.
Empezamos a rodear el Lago Lareo por la izquierda. Aparte de reserva de agua, el embalse del Lago Lareo es un coto de pesca, principalmente de trucha. Dicen que hay muchas y que son fáciles de ver. Yo la verdad es que sólo pude ver un pajarillo en la orilla. Quizás no me acerqué lo suficiente.
Cerca también pude ver un ejemplar de Coprinus.
Hacia el final del primer tramo recto de este rodeo del lago podermos acercarnos al interior del lago por una rampa que hay a la derecha, siempre y cuando el nivel de agua no sea muy alto. Desde aquí tenemos esta vista fría (estamos en la sombra) del lago, la presa y al fondo el Alleko (1.017 m).
Ésta es la vista que tenemos hacia el lado opuesto.
Y aquí la otra orilla del lago. Aquí el hayedo ha perdido ya todas las hojas verdes.
En una pila de rocas cerca de la orilla veo una pequeña placa de recuerdo a alguien fallecido escrita en euskera. Cerca de la presa encontré otra, y en Akarreta otra más con algunas flores. Los vascos son muy amantes del monte.
Volvemos al camino y seguimos rodeando el Lago Lareo. En una curva sombría pasamos junto a un arroyo que viene del bosque y vierte sus aguas en el lago pero con poca alegría.
Mirando hacia el lago, como no está al 100% de capacidad, la orilla forma como una playa donde toman el sol unas extrañas criaturas como salidas de un cuento de H. P. Lovecraft o venidas de otro planeta.
Claro que no son extrañas criaturas sino raíces de árboles que han quedado al descubierto en la orilla de lago. Así es como las vemos más de cerca.
A unos 500 metros de la presa vemos este precioso reflejo difuminado en la otra orilla del lago.
Y unos 150 metros más adelante pasamos junto a unas instalaciones de Consorcio de Aguas de Gipuzkoa. Salimos del vallado y seguimos por la pista de la derecha que sigue rodeando el lago.
En este tramo más descubierto del camino tenemos una buena vista del lago. A lo lejos unos patos parecen estar participando en una carrera de a ver quién cruza antes el lago.
A los 100 metros pasamos de largo el sendero que sube al Sarastarri (995 m) pasando por la cueva de Sastarri.
El camino va trazando una amplia curva a la derecha. Desde allí tenemos esta otra buena vista del Lago Lareo mirando hacia la presa (foto hecha con el teléfono móvil).
A partir de aquí el camino inicia un suave ascenso a la vez que se separa de la orilla del lago.
A nuestra izquierda unas tardías moras (Rubus ulmifolius) siguen madurando al sol.
Desde aquí ya sólo podemos ver el lago entre los árboles.
El camino de la orilla norte queda oculto por los árboles y por eso no lo veíamos desde la otra orilla.
Una alambrada separa el camino de los árboles de la orilla del lago. En este punto una especie de escalones de madera permiten pasar la alambrada.
El camino sigue recto y en muy suave ascenso.
La suave brisa que acaricia y ondula la superficie del lago hace que la luz reflejada del sol titile como si fueran estrellas.
A casi 1 km del vallado del Consorcio de Aguas de Gipuzkoa llegamos a un cruce señalizado.
Recto se llega hasta Enirio pasando junto al Akaitz Txiki. Nosotros nos desviamos a la derecha para acabar de rodear el Lago Lareo.
Se añaden más colores a las balizas del camino.
Pasamos el vallado por la puerta y seguimos por el camino, rodeado de espesa vegetación.
Las bayas de acebo (Ilex aquifolium) maduran en esta época del año, justo antes del invierno. Una rama de acebo emerge de las sombras y contrasta con las hojas soleadas de los árboles del fondo.
A 100 metros del vallado que hemos pasado llegamos a un pequeño sendero que sale a la izquierda, justo delante de dos hayas gemelas.
Nos desviamos por ese sendero y en pocos metros llegamos al Dolmen Labeo, un monumento megalítico que se encuentra en muy desfigurado debido principalmente a las hayas que crecen a su alrededor e incluso encima. El dolmen es tan irreconocible (le llaman «dolmen destartalado«) y está tan cubierto de maleza que no conseguí hacer ninguna foto decente.
Regresamos al camino de antes y seguimos bajando. En 100 metros llegamos a un curioso puente de madera. Desde él tenemos esta vista del lago. Sin duda le falta un poquito de agua.
Éste es el curioso puente de madera.
Pasado el puente el camino se adentra en el bosque.
Tras 200 metros y un ligero repecho llegamos a la presa del Lago Lareo.
Tras cruzar la presa completamos la vuelta completa al Lago Lareo. Ahora iniciamos el camino de vuelta por donde llegamos aquí. Empezamos a bajar hacia Akarreta por la pista.
Seguimos por la pista hasta llegar a la valla cerrada.
Seguimos por el sendero que baja a la derecha. El sol se ha desplazado bastante desde que pasamos por aquí de subida (bueno, ya sabemos que no es el sol el que se mueve sino nosotros), y lo que antes estaba al sol ahora está a la sombra, como esta parte del camino ya cerca de Akarreta donde a la subida fotografié el sol asomando entre los árboles.
Llegamos a Akarreta, ese lugar tan especial donde nos recreamos tanto a la subida. Aunque ya lo vimos todo antes, el cambio de luces debido al desplazamiento del sol en el cielo nos revela nuevas cosas, como estas setas en lo alto del árbol de delante de la caseta.
Aquí una vista del puente que cruza el Maizi desde la caseta de Akarreta. Lo que antes estaba a la sombra ahora está al sol, y viceversa.
Y aquí una foto desde el camino del Lago Lareo, con una vista del camino de vuelta más allá del puente.
Aquí una vista desde la orilla del río.
La luz del sol también de descubre una flor de Crocus que no vi a la subida.
Cruzamos el puente e iniciamos el camino de regreso a Lizarrusti.
Aunque regresamos por el mismo camino que a la ida, todo nos parece nuevo ahora. Aquí una vista hacia el bondo del barranco después de pasar el cercado.
El camino de bajada llegando al túnel de Akarreta.
Pasado el túnel llegamos a la altura de la fuente. El sol hace que todo se vea diferente.
Aquí el tramo del barranco con la cadena. Visto así no da tanto vértigo.
Tras cruzar el siguiente cercado entramos en el hayedo de Lizarrusti. Sólo nos quedan 800 metros hasta el final del recorrido y el camino es ahora muy agradable.
Es una gozada ver los colores de las hayas a esta altura del camino.
En nada llegamos al Parketxe de Lizarrusti. Es una pena que se acabe el camino.
Pasamos el último cercado y bajamos al aparcamiento. Allí al lado están el área de picnic y de recreo para los niños, ahora a punto de quedar a la sombra.
Y hasta aquí este agradable recorrido por el Parque Natural de Aralar. Antes de irnos igual apetece tomar algo y descansar las piernas en el bar. La verdad es que cuesta irse de este bello lugar y uno busca excusas para quedarme más tiempo.
Cómo llegar al Lago Lareo
Previsión meteorológica
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