El Parc Natural del Montseny es el más próximo a las áreas metropolitanas de Barcelona y de Girona, y por ello es muy visitado, es una vía de escape para el agobio de la vida urbana. No voy a dar aquí más de detalles que los que he dado en los varios circuitos que he publicado hasta ahora en el Montseny. Debido a las características del macizo del Montseny, éste actúa una especie de esponja que captura y retiene el agua que precipita, ya sea en forma de lluvia o de nieve. Esta abundancia de agua hace que la vegetación del Montseny se muestre exuberante en cualquier época del año, y que incluso parte de esta agua se embotelle y se comercialice para consumo humano. Sin embargo cuando escasean las precipitaciones el panorama puede ser desolador, como sucedió en mi última visita al Montseny el pasado mes de enero, tan sólo 8 meses después de mi anterior visita. Quise dar la vuelta al pantano de Santa Fe como tantas veces he hecho pero añadiendo la variación de pasar por la Font de Passavets, por no hacer siempre lo mismo y seguir parte del cauce de las rieras de Passavets y de Santa Fe, que son la misma. Y me encontré la fuente completamente seca, la riera como una secuencia de charcas y el pantano bajo mínimos, cuando 7 meses antes estaba hasta arriba de agua.
El itinerario de hoy es en parte circular, de algo menos de 6,5 km en total y con muy poco desnivel, apto para cualquier persona que pueda caminar esa distancia. El nombre de «camino del agua» se lo he puesto yo. Como es por senderos y caminos, basta llevar calzado deportivo cómodo, o si lo prefieres calzado de montaña, porque dependiendo de la época del año y de las condiciones meteorológicas podemos encontrar nieve o barro. Podemos llevar agua, aunque por el camino hay 3 fuentes, y bocadillos si queremos comer algo en el área de picnic de Can Casades. Si no también tenemos dos restaurantes, l’Avet Blau el Hostal de Santa Fe. Recordar que no hay cobertura de telefonía móvil en gran parte del recorrido.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Como viene siendo costumbre en nuestros circuitos por el Pantano de Santa Fe de Montseny, empezamos en el Centro de Información de Can Casades, subiendo desde Sant Celoni por la carretera BV-5114. Hay tres aparcamientos, uno en la carretera junto a Can Casades, frente a las famosas sequoias, otro un poco antes a la derecha, en dirección al Hostal de Santa Fe, y otro más adelante, también a la derecha, pasado l’Avet Blau (el aparcamiento de l’Avet Blau es sólo para clientes). También podemos seguir un poco más por la carretera y empezar el recorrido en el aparcamiento de la Font de Passavets, pero este aparcamiento es muy pequeño y suele llenarse muy temprano. En cualquier caso en fin de semana hay que llegar temprano a cualquiera de los aparcamientos porque también se llenan rápido. Incluso en fechas especiales cuando se desbordan las previsiones de afluencia de excursionistas se suele cortar la carretera en Campins, donde habilitan un gran aparcamiento y un autobús que sube hasta Can Casades.
Pues bien, desde el área de Can Casades caminamos hacia l’Avet Blau, el edificio contigo. Detrás de la casa de Can Casades hay unos WC públicos, por si te hace falta. Podemos parar un rato en l’Avet Blau a tomar un café o a calentarnos con el fuego de su hogar si hace frío. Si hace calor hay una magnífica terraza en la entrada. También son típicos allí los esmorçars de forquilla (desayunos de tenedor). Es el lugar común de reunión de excursionistas, ciclistas y motoristas.
Seguimos paralelos a la carretera dejando atrás l’Avet Blau, y nada más cruzar el camino que va al aparcamiento de abajo llegamos a una bifurcación. Allí mismo, entre las hojas secas de las hayas, me llaman la atención unas delicadas y tímidas florecillas blancas.
Se trata de campanillas de invierno o galanto (Galanthus nivalis), una planta que florece en invierno. Ésta en concreto aún no mostraba toda su belleza, le faltarían un par de días.
Tomamos el camino de la izquierda, siempre siguiendo las indicaciones hacia la Font de Passavets. Este tramo del recorrido es el único en cuesta, aunque leve.
A la izquierda vemos la carretera, pero nosotros seguimos por este sendero atravesando el hayedo siempre paralelo a la carretera. Abajo a nuestra derecha corre el agua de la riera de Passavets.
El camino es algo pedregoso al principio. Hay que vigilar no torcerse los tobillos por pisar mal una piedra.
Quizás por eso las raíces de las hayas son bastante superficiales en esta parte del bosque.
Poco más adelante el camino ya es algo más fácil de andar. Como es obvio en esta época del año el hayedo está totalmente desnudo de hojas y vemos a lo lejos el perfil del Montseny. En primavera y verano este camino debe parecer un túnel con las hayas completamente cubiertas de hojas.
Cuando llevamos más o menos 1 km desde l’Avet Blau el sendero se acerca a la riera de Passavets. Normalmente suele bajar abundante agua, pero hoy baja muy poca y la riera parece más bien un conjunto de charcos. Empezamos a apreciar los efectos de la sequía.
Seguimos sendero arriba sin perder de vista las señales, aunque realmente no hay pérdida. Quizás en otra época del año y con más humedad es más fácil perder el rastro. Al fondo vemos la carretera.
El terreno se vuelve algo más rocoso y las raíces de las hayas vuelve a ser superficiales.
Tras superar unas cuantas rocas dispuestas en forma escalonada avistamos la carretera y el concurrido aparcamiento de la Font de Passavets. Llevamos 1,45 km desde Can Casades.
Cruzamos la carretera y el aparcamiento, y un cartel nos da la bienvenida al Parc Natural del Montseny. A la izquierda y tras una cadena continúa el camino a la Font de Passavets.
A unos 100 metros del aparcamiento vemos una estructura de piedra.
Hemos llegado a la Font de Passavets.
Nos acercamos más y vemos que está completamente seca, no cae ni una gota de agua.
Seguimos sendero arriba. Ahora el sendero lleva a Les Agudes y al Turó de l’Home. A unos 50 metros de la Font de Passavets, el sendero se bifurca. A la derecha, cruzando la riera de Passavets, se sube a Les Agudes. Nosotros seguimos recto.
En esta parte del bosque entre las dos cimas del Montseny se ve todo muy seco, no sólo por el parón invernal del bosque sino también por la escasez de agua, porque si no el musgo abundaría. Los viejos troncos claman agua.
Como aquí hay más desnivel, la riera de Passavets que está a nuestra derecha suele presentar pequeños saltos de agua bastante fotogénicos, pero hoy ni existen y el agua desciende riera abajo escurriéndose entre las piedras. El camino al Turó de l’Home empieza a enfilarse cuesta arriba y al fondo se ve algo de nieve.
A unos 100 metros del cruce con el sendero de Les Agudes llegamos a otra bifurcación. Hacia la izquierda asciende el camino al Turó de l’Home entre pequeñas manchas de nieve.
Desde aquí no falta mucho hasta la cima. Parte del camino que hay hasta llegar está en este otro circuito que publiqué hace un tiempo, pero subir al Turó de l’Home no consta en los planes de este recorrido, así que damos la vuelta y volvemos hacia la Font de Passavets.
Recto sale otro camino que va a parar al que sube al Turó de l’Home pero dando algo más de rodeo con algo menos de pendiente. Nosotros seguimos por el camino que baja al aparcamiento. Al carecer de hojas las hayas en invierno podemos ver el cielo sobre nosotros. El resto del año dudo que sea posible.
Cruzamos la carretera y volvemos al camino por el que vinimos, ahora siguiendo las señales hacia Can Casades.
Volvemos a pasar junto a lo que queda de la riera de Passavets. En una parte del bosque en la otra orilla se ve una pequeña mancha verde. Quizás allí se retiene algo de humedad.
Una antigua lata de refresco oxidada, de cuando aún se hacían de acero (creo que se dejó de usar a finales de los años 80), se confunde con el color de las hojas secas de las hayas.
Aunque ya hemos pasado por este camino a la ida a la Font de Passavets, de vuelta las cosas se ven diferentes, y quizás sea por la altura del sol o porque las nubes que cubrían el cielo a primera hora se están deshaciendo, empiezan a verse otros colores en el bosque que no el marrón y el gris.
La luz del sol ya empieza a tocarnos y darnos calor en esta fría mañana de invierno (empezamos a caminar entre 2 y 4ºC).
El bosque nos observa en silencio.
Llegamos a las inmediaciones del aparcamiento de debajo de l’Avet Blau, en la bifurcación donde vimos las campanillas de invierno, y ahora nos desviamos a la izquierda, al otro camino de aquella bifurcación, siguiendo ahora sí el mismo recorrido que he publicado en dos ocasiones. Llevamos recorridos unos 3,3 kms desde que hemos empezado.
Se trata de un camino pavimentado, adaptado para personas con movilidad reducida. Tras pasar un pequeño puente de madera llegamos a la Font del Frare.
De esta fuente sí que manaba un hilillo de agua. Seguimos por el camino hacia otro puente de madera. Desde allí hago otra foto de todo el conjunto de la Font del Frare aprovechando un momento en que sale el sol de entre las nubes.
Este segundo puente de madera cruza la riera de Passavets. Aquí una foto riera abajo desde el puente.
Y aquí otra foto riera arriba.
Nada que ver con cómo bajaba la riera en el mismo lugar en el circuito que publiqué sobre Santa Fe del Montseny en otoño.
Seguimos por este camino adaptado.
Salimos del bosque justo al cruzar una pista que va desde l’Avet Blau hasta una propiedad privada a la izquierda. El camino sigue recto contiguo a otra pista. Más a la derecha la riera de Passavets, que aquí pasa a llamarse Riera de Santa Fe. A nuestra izquierda una finca privada. Más o menos a 150 del cruce anterio echamos una mirada atrás para ver la cima de Les Agudes (1.706 m) y a su izquierda la del Puig Sacarbassa (1.682 m).
Llegamos a otro cruce. El camino adaptado gira a la derecha en dirección a la ermita de Santa Fe tras cruzar la riera por un puente. Hacia la izquierda se va a Can Lleonart. Nosotros seguimos recto por un sendero en dirección al Pantano de Santa Fe. A la derecha la riera de Santa Fe discurre por un terreno encharcado.
Tras pasar por una pasarela de madera el camino se estrecha considerablemente.
Pasamos junto a una gran roca sobre la cual baja una pequeña corriente de agua cuya superficie permanece helada.
La capa de hielo está separada del agua que fluye debajo y por eso destaca tanto. La separación entre el hielo y el agua es mínima, y el efecto de la corriente hace que de vez en cuando el agua toque el hielo apreciándose unas manchas oscuras alargadas que se deslizan por debajo del hielo, como si fueran pequeñas serpientes. Lástima que la fotografía detenga ese movimiento.
Poco más adelante, a nuestra derecha vemos un muro de piedra medio derruido que corresponde a la presa de l’Estanyol. Te sonará si ya has visto mis otros circuitos por el pantano de Santa Fe.
En esta presa hay un vistoso salto de agua que podemos ver y fotografiar de frente si bajamos un poco a la derecha y nos acercamos lo máximo posible. Me sorprende que baje tanta agua cuando vimos la riera de Passavets casi seca. Sin duda toda esta agua extra es el aporte de otros riachuelos que desembocan en la riera a los largo del recorrido. Hago una de mis típicas fotos simulando efecto seda.
Una de las ventajas del invierno es que esta vista aparece más despejada, sin vegetación que entorpezca la visión del salto y la presa. Aquí el mismo salto de agua a finales de primavera.
En este rincón hace bastante frío y todo lo que rodea el salto de agua aparece cubierto de una fina capa de hielo.
Abajo del salto veo una raíz parcialmente cubierta de hielo y de la que cuelgan carámbanos. Se ve curiosa con el agua del salto detrás.
Hago un plano más cerrado tirando de teleobjetivo.
Y ahora una demostración de lo que implica la velocidad de obturación en la fotografía de saltos de agua. Primero una foto del Salt de l’Estanyol a 1/320″, una velocidad muy alta.
Se ven las gotas de agua suspendidas en el aire, la paradoja de que una alta velocidad de obturación aparenta lentitud de movimiento. Y ahora lo mismo pero a una velocidad de 1/6″.
Aquí la textura del agua aparece suavizada (efecto seda), de nuevo la paradoja de que una baja velocidad de obturación exalta la velocidad del movimiento del agua. A destacar que la foto la hice a pulso, sin trípode. Suerte del estabilizador de la cámara. Si no tienes pulso ni estabilizador, usa siempre un trípode.
El camino al pantano de Santa Fe seguía recto antes de que bajáramos a fotografiar el salto de agua, pero también podemos seguir desde aquí por un estrecho sendero que sigue una antigua conducción de agua que salía de la presa de l’Estanyol.
La erosión y el desgaste de las pisadas sobre el tubo hacen aflorar la armadura metálica del mismo.
A unos 200 metros del Salt de l’Estanyol, cuando ya hemos alcanzado el sendero «oficial» al pantano de Santa Fe, abajo a nuestra derecha vemos una poza en la riera de Santa Fe. Podemos bajar para fotografiarla. No es muy espectacular, pero es un rincón tranquilo del bosque donde poder estar un rato reflexionando.
Pocos metros riera abajo empieza ya el pantano de Santa Fe. Me da a mí que con tan poca agua va a estar bastante seco.
Regresamos al camino y pasamos por al lado de La Fabriqueta, una antigua central hidroeléctrica para abastecer el Hostal Santa Fe. Delante hay un pequeño balcón desde donde tenemos una imagen desoladora del pantano de Santa Fe, casi vacío.
Así se veía justo 3 años antes desde el mismo sitio.
Al lado de La Fabriqueta hay una pequeña cabaña de piedra de apariencia muy sólida que nunca he sabido realmente qué era.
Seguimos por el camino que va por la orilla del pantano. Abundan las señales de prohibido bañarse. Tal como está el pantano en mi visita, resulta materialmente imposible hacerlo.
Cuando el pantano está al 100% de su capacidad, el agua llega hasta la misma orilla del camino.
Ahora hay que hacer una excursión si quieres ir hasta la orilla del pantano. Abajo veo un grupo de gente junto a la pareja de patos que ya vi en el pantano a finales de primavera.
Desde la otra orilla otras personas abandonan el camino para bajar hasta el agua.
Seguimos por el camino mientras nos vamos acercando a la presa del pantano de Santa Fe de Montseny. En condiciones normales, la mitad de la siguiente foto debería ser agua.
Abajo se ve lo que queda de los árboles que hubo en su día antes de la construcción de la presa. Esto era parte del bosque.
Ya más cerca de la presa tenemos esta vista de la misma y del camino por el que hemos venido. Es frecuente encontrar gente haciendo este mismo recorrido alrededor del pantano.
El agua no llega ni a la regla-nivel de la presa.
Llegamos a la presa. Desde allí tenemos esta vista del pantano. Al fondo la cima del Turó de l’Home (1.708 m) oculta por las nubes.
Seguimos por encima de la presa para ir a la otra orilla del pantano. A la altura de la regla-nivel hago otra foto intentando abarcar lo máximo posible en el encuadre y que la imagen hable por sí misma.
Aquí una foto del otro lado de la presa. La verdad es que no se ve gran cosa. La vegetación es muy espesa a pesar de no haber hojas en los árboles.
La típica foto de La Fabriqueta desde más o menos la mitad de la presa. Cuando el pantano está lleno el agua llega hasta el mismo pie de la edificación, y si no hace viento el reflejo es muy fotogénico.
Otra foto icónica del pantano de Santa Fe de Montseny desde la presa, en que la mitad del encuadre sería agua. Al fondo otra nube oculta la cima de Les Agudes.
Otra foto desoladora del pantano justo en el otro extremo de la presa. Apenas se ve la superficie del agua desde aquí. La tierra muerta de sed pidiendo agua a gritos, y arriba las nubes bien cargadas pero poco dispuestas a soltar.
La siguiente foto está tomada en el mismo sitio sólo 7 meses antes. La pareja de patos que aparecen en ella son los mismos que hemos visto antes con la gente en el fondo del pantano.
Allí al lado encontramos el Faig Gros de Santa Fe, un haya monumental en un cruce de caminos.
El camino de la izquierda sigue riera abajo al otro lado de la presa de Santa Fe. Así se ve a pocos centímetros por encima de las extensas raíces del Faig Gros.
Nosotros seguimos por el de la derecha para acabar de rodear el pantano.
Tras unos 200 metros el camino gira ligeramente a la izquierda alejándose del pantano y penetrando en el bosque en suave ascenso. Hay que seguir las indicaciones a Can Casades.
Otros 200 metros más adelante cruzamos un torrente por una pasarela de madera. Normalmente es un sitio interesante para hacer fotos ya que poco más arriba del torrente hay pequeños saltos de agua bastante fotogénicos, pero en esta visita el torrente estaba prácticamente seco, de tal modo que se podía cruzar sin usar la pasarela. Algo más de 200 metros pasada esta pasarela entramos en un bosquecillo de pino silvestre (Pinus sylvestris). El entorno cambia radicalmente.
Poco más adelante salimos de la pequeña pineda y nos acercamos a otro bosquecillo de coníferas. El hecho de que sea invierno facilita el poder ver a través del bosque caducifolio.
Llegamos a ese bosquecillo que parece ser de alguna especie de abetos.
Detrás de los abetos hay una gran roca granítica que llama la atención. No he encontrado documentación al respecto.
Unos 100 metros más adelante llegamos al Hostal Santa Fe. Detrás del edificio del hostal, que parece un castillo o un palacio, se encuentra la vieja ermita de Santa Fe.
Aunque la ermita actual fue construida en el siglo XVI, existen documentos que ya hablan de ella en el año 1231, y en el dintel de la puerta hay grabado un número 1201.
En la fachada y bajo la espadaña se aprecian vestigios de un gran reloj de sol.
Para acabar el recorrido nos dirigimos hacia Can Casades por el camino del hostal. Entramos en el área de picnic, que tiene algunas mesas y una fuente. Frente a nosotros las tres sequoias centenarias destacan sobre el resto de árboles.
Son unos árboles imponentes. Aquí una panorámica vertical a partir de tres fotos verticales tomadas desde la casa de Can Casades.
Por último un plano contrapicado de una de las sequoias.
Y hasta aquí este itinerario por el Montseny, muy típico y trillado pero siempre con cosas nuevas que mostrarnos. En el momento en que publico este circuito espero que las lluvias y nevadas de los últimos 3 meses hayan llenado de agua las rieras de Passavets y de Santa Fe y de paso el pantano, porque no me gustaría que lo encontraras como has podido ver en estas fotos. Pero bueno, también son cosas que pasan.
Cómo llegar a la Font de Passavets y el pantano de Santa Fe de Montseny
Previsión meteorológica
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