Cuenta la leyenda que allá por el siglo XV los habitantes de las masías entre Sant Feliu de Pallerols y Les Planes d’Hostoles, en la comarca gerundense de La Garrotxa, vivían atemorizados por los frecuentes temblores de tierra que precipitaban sobre sus casas enormes rocas. Creyendo que era el demonio quien habitaba en esas montañas y lanzaba las rocas contra sus casas, rogaron a Dios que echara al demonio de allí. Dios escuchó las plegarias y envió un ángel que encadenó las rocas de la montaña. Como el demonio ya no pudo lanzar más rocas, acabó por abandonar aquellas montañas e irse a causar desgracias en otro lugar.
Muchas leyendas se fundamentan en hechos reales, y si bien no existe constancia de que el demonio viviera en la zona en sl siglo XV ni de que ningún ángel bajar a atar las rocas de las montañas, sí que es cierto que entre los siglos XIV y XV se produjeron terremotos de gran intensidad, y que en la ladera de la montaña que da a Les Planes d’Hostoles hay un montón de rocas de grandes dimensiones apiladas unas contra otras, las Roques Encantades (o Encadenades).
El circuito que propongo aquí para conocer y explorar las Roques Encantades (rocas encantadas) es un recorrido lineal de ida y vuelta de menos de 5 km en total, y que parte del Santuari de la Salut en Sant Feliu de Pallerols. Es de mínima dificultad, apto para niños acostumbrados a caminar, y basta equiparse con calzado deportivo cómodo y ropa adecuada a la época del año, ya que se puede visitar en cualquier estación. En primavera el hayedo está exuberante de verde, en verano el bosque refresca el ambiente, en otoño abundan las setas y se tiñe todo de color (mi visita es de primeros de otoño del 2018), y en invierno es más fácil ver las rocas. Llevaremos algo de agua, ya que no hay fuentes por el camino, y si queremos luego podemos tomar algo en el bar o comer en el restaurante del santuario.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en en el + y en el – bajo la barra de reproducción para cambiar la velocidad.
El Santuari de la Salut se encuentra en el borde oriental del altiplano de Collsacabra, a 1.028 de altitud frente al pueblo de Sant Feliu de Pallerols. Aunque la distancia que los separa en línea recta es muy corta, para ir de Sant Feliu de Pallerols al santuario hay que dar un rodeo de más de 22 km ya que se accede por la carretera que sigue el antiguo trazado del Camí Ral de Vic a Olot, la C-153, concretamente el tramo que va de Rupit a Sant Esteve d’en Bas. Por ello desde Sant Feliu de Pallerols hay que ir a Sant Esteve d’en Bas a coger esa carretera. Después, en una curva sobre el km 40 se sale de la carretera por un camino que lleva directo al santuario entre frondosos bosques. Frente al santuario hay sitio para aparcar.
Empezamos el recorrido pasando por un arco que hay a la izquierda de la fachada del santuario, entre éste y la Font de la Salut, y que da a la parte trasera del hostal-restaurante. A la izquierda vemos unas rudimentarias escaleras que se adentran en el bosque. La señal que hay enfrente indica hacia las Roques Encantades.
Si subimos por ellas acortamos unos metros pero hay más pendiente. Yo prefiero seguir recto por el camino.
A los pocos metros el camino se une a un tendido eléctrico. Seguimos subiendo (éste es el tramo con más pendiente del recorrido) bajo los hilos eléctricos unos 100 metros y nos desviamos a la izquierda a través del bosque.
Poco más adelante se nos incorporará por la izquierda el camino de las escaleras que vimos al principio. Unos 200 metros más adelante salimos a un claro en un cruce de caminos.
Es el Collet de l’Arç, en la frontera entre las comercas de La Garrotxa, detrás, y Osona, delante. Nosotros seguimos por el camino de la izquierda, ya en la comarca de Osona y concretamente en el municipio de Rupit i Pruit. La subida es ahora muy suave.
Unos 350 metros más adelante llegamos a otro cruce de caminos.
De nuevo nos desviamos a la izquieda, ahora siguiendo el antigo camino ganadero del Collet de l’Arç al Coll de Condreu. La subida sigue siendo muy suave.
Después de 300 metros llegamos al Collet de l’Aire, donde una verja cierra el camino.
En este punto convergen las comarcas de Osona, de donde venimos, La Garrotxa, a la izquierda, y La Selva, a la derecha. Abrimos la verja, cruzamos, y la volvemos a cerrar (esa verja es para que no pase el ganado, no las personas). Entramos en un camino que atraviesa el Pla d’Armadans, a unos 1.100 metros de altitud, un llano de pastos mitad en la Garrotxa y mitad en la Selva, y partido en dos por el camino, que está flanqueado por maleza y frondosos árboles que dan sombra hasta en otoño.
Hay alambrada a ambos lados del camino, lo que da la sensación de estar caminando por tierra de nadie, por un espacio fronterizo de verdad.
Es fácil encontrar rebaños de ovejas en estos pastos, éste en concreto en el lado de La Selva.
Aquí una oveja rezagada, que ha perdido a las demás por quedarse mirándome.
En un margen de este camino encuentro unas setas que nunca había visto en vivo, Amanita muscaria, y menos aún en tal cantidad.
Hay tantas que creo que he dado con un poblado de pitufos. Están tan cubiertos de helechos que es imposible verlos en todo su esplendor. Además la alambrada impide realizar fotos de cerca.
Consigo colar el objetivo por la alambrada para un primer plano de una de estas setas, que no son mortales si se consumen pero sí muy tóxicas.
Más ovejas hacen sonar sus cencerros a nuestra derecha por el Pla d’Armadans.
A unos 600 metros de la verja el camino deja de ascender. Hemos llegado al punto más alto del recorrido, 1.124 metros, justo cuando llegamos a un claro.
Atravesamos el claro y nos adentramos en un hayedo, ya cuesta abajo.
A un lado del camino veo una seta de tamaño notable. Se trata de una Macrolepiota procera o apagallums (apagaluces) en catalán.
Es una de las mayores setas que existen. El ejemplar de la foto es joven y aún no ha crecido ni desplegado del todo la sombrilla. La foto está hecha con la cámara casi en el suelo para apreciar su altura, que estaba alrededor de los 15 o 20 cm. Además esta seta es comestible y muy apreciada, pero es fácil de confundir con otra mortal, aunque es bastante más pequeña.
Poco más adelante y en medio del camino veo un montón de pequeñas manzanas esparcidas por el suelo. Por más que miro arriba no soy capaz de dar con el árbol del que han caido estas manzanas, sin duda un manzano silvestre europeo (Malus sylvestris).
Cuando llevamos recorridos unos 150 metros dentro del hayedo llegamos a una bifurcación. El camino sigue a la derecha hacia el Coll de Condreu.
Una señal nos dice que a las Roques Encantades se va por la izquierda. Volvemos a entrar en La Garrotxa, concretamente en el término municipal de Les Planes d’Hostoles.
El suelo está tan lleno de hojas que el camino sólo se puede intuir, aunque ayuda seguir a otros caminantes, y si se pierden, nos perderemos todos. Suerte que el GPS indica la misma dirección.
Las hayas de este bosque son jóvenes y esbeltas. El tono de sus hojas empieza a amarillear a primeros de noviembre. Algunas tienen colgados nidos de madera para favorecer la cría de los pajarillos del bosque.
Nos encontramos la primer roca, solitaria.
Y a poco menos de 200 metros del desvío llegamos a las Roques Encantades. Unos paneles dan información del lugar y explican algunas de las historias y leyendas para que los pequeños dejen volar la imaginación.
A la izquierda de estos paneles, las famosas rocas encantadas.
Frente a ellas un círculo de piedras y una cabaña de ramas para que los niños empiecen a jugar.
Si venimos con niños podemos llegar a cualquier hora, pero si nuestra intención es fotografiar es aconsejable llegar temprano porque el lugar se llena de gente. Yo llegué sobre las 11:20 y a partir de las 11:30 empezaron a llegar legiones de familias con niños corriendo por todas partes.
Hay enormes rocas en todo el alrededor de este lugar. Hace entre 33 y 65 millones de años, este terreno era una zona de dunas submarinas, cerca de la costa. El terreno emergió y se fosilizó (se pueden encontrar dientes de tiburón y fósiles de algunos peces), y luego el agua de la lluvia se circuló por las grietas de este sistema cárstico formando grandes bloques de piedra que los terremotos se encargarían de hacer caer por la ladera. Para fotografiar estas enormes rocas es mejor cambiar el objetivo de la cámara y montar el ultra gran angular.
El lugar invita a explorar entre las rocas y buscar rincones, escondites y pasadizos. Es un auténtico laberinto.
Cuando las hayas aún están cubiertas de hojas también podemos jugar con los rayos del sol colándose entre ellas y las rocas.
Para conseguir este efecto de sol radiante hay que cerrar bastante el diafragma, en este caso a f/13, y hacer pasar la luz del sol por algún hueco estrecho, en este caso entre el tronco, las ramas y las hojas de un árbol. El resultado final también depende de la calidad del objetivo utilizado. Por ejemplo con el ultra gran angular que utilizo no es necesario cerrar demasiado el diafragma para conseguir unos rayos finos y bien definidos, pero con el todo-terreno tengo que cerrar por encima de f/16 y los rayos resultantes son menos y más gruesos.
Si no quieres fotografiar la luz directa del sol también queda bien la luz filtrada. En esta foto el sol está oculto tras los troncos de los árboles y vemos su luz a través de las hojas.
Es posible subirse a algunas rocas. Yo no lo intenté.
Aquí me escondí entre las rocas. El bosque, el musgo, los helechos y las enredaderas crean un entorno mágico.
Cambio de objetivo, vuelvo al 18-250. Aquí un grupo de diminutas setas en el suelo que tal como se estaba poniendo el bosque de niños (y no tan niños) en esos momentos no tardarían mucho en ser pisadas.
No sólo vienen familias con niños a las Roques Encantades, sino también parejas de novios a hacerse el reportaje fotográfico de la boda. Me pregunto cómo se lo hizo el fotógrafo para «lidiar» con niños por todas partes.
Con tanta gente alrededor se hace difícil hacer tomas generales de los conjuntos de rocas, por lo que me centro en pequeños detalles, como esta colorida composición con el musgo de una roca y las hojas multicolor de las hayas en otoño bajo un limpio cielo azul.
Buscando detalles me llama la atención una gran concentración de setas rosadas en la corteza del tronco de un árbol.
La luz también configura y resalta detalles a veces insignificantes pero que dotan de más encanto este mágico lugar.
Como no para de llegar gente ya se hace hasta difícil buscar rincones y detalles, por lo que llega el momento de regresar. El regreso se puede hacer por un pequeño recorrido circular hasta el poste indicador a través del bosque, pero yo no fui capaz de ver el camino, por lo que simplemente di media vuelta y volví por donde había venido.
Al salir del bosque y llegar al Pla d’Armadans tenemos una bonita vista del Pirineo con las primeras nieves de la temporada. Destaca en el centro el macizo del Canigó (2.784 m), que sin ser de los más altos del Pirineo contrasta con la menor altura de las montañas que lo rodean.
Aquí otra foto de los Pirineos con el marco natural de los helechos y los árboles que nos rodean en este pequeño claro antes de entrar en el camino que atraviesa el Pla d’Armadans. Abarca desde el Puigmal (2.909 m) a la izquierda hasta el Pic de la Dona (2.702 m) a la derecha, siguiendo la frontera con Francia.
Entramos en el camino del Pla d’Armadans flanqueado por frondosos árboles. Nos cruzamos con gente que va hacia las Roques Encantades. Pasamos junto al poblado de los Pitufos, que sigue en el mismo sitio, lo que ahora algo más iluminado al estar el sol más alto.
Pasamos la verja del Collet de l’Aire y seguimos recto por el camino. Al parecer existe otro camino más a la derecha que ataja por el bosque, pero no fui capaz de verlo.
Avistamos el poste que indica que tendremos que seguir hacia el Collet de l’Arç por la derecha.
Descendemos por este camino a la sombra de los árboles.
Casi sin darnos cuenta vemos el poste indicador del Collet de l’Arç.
Llegamos al tendido eléctrico que baja al Santuari de la Salut. Apenas quedan 200 metros hasta el final del recorrido.
Vemos el hostal del santuario. Estamos a punto de acabar.
Y al pasar bajo el arco del santuario se acaba el recorrido. Podemos aprovechar ahora para conocer mejor el lugar, como por ejmplo visitar la Font de la Salut, cuyas aguas se suponen milagrosas.
Más adentro hay una especie de capilla con veladores para hacer peticiones a la virgen.
El interior de la iglesia del santuario sigue los cánones arquitectónicos del neoclasicismo del siglo XIX.
A la derecha del santuario se encuenta la entrada al hostal y restaurante, y una gran terraza con magníficas vistas. Lo primero que vemos es Sant Feliu de Pallerols.
Más a la derecha vemos Les Planes d’Hostoles, punto de partida de otros dos circuitos publicados en Fotohiking: el Molí dels Murris y el Gorg de Santa Margarida.
A lo lejos podemos divisar la bahía de Roses y la zona del Cap de Creus.
Un poco más a la izquierda y sin apartar la vista del Cap de Creus se puede ver lo que creo es el Castillo de Verdera.
Mirando hacia el nordeste destaca el Puig de Bassegoda (1.373 m).
Y ya mirando al norte el valle del Brugent y de fondo de nuevo el Canigó.
Echo en falta en el mirador algún panel que ayude a identificar las cosas que se ven desde aquí. He tenido que buscar los lugares a partir de las fotos que hice. Podría poner muchas más fotos de las vistas desde el mirador, y eso que sólo son de poco más 180º, no completas de 360º, pero es mejor que vayas tú mismo a disfrutarlo.
Cómo llegar a Les Roques Encantades
Previsión meteorológica
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Hola, quina sortida tan guapa,rincones y paisajes preciosos.
Fotos molt macas
Gracies por toda la informacion.
Sí, es ideal per anar-hi amb nens, tant ara a la tardor com a la primavera i l’estiu.
Gràcies per comentar.