El Valle de Arán (Vall d’Aran en catalán o Val d’Aran en aranés) es un territorio singular dentro de Catalunya. En el punto más septentrional de la provincia de Lleida y de toda la comunidad, en la cara norte del Pirineo, está separado del resto de Catalunya por montañas de más de 3.000 metros de altura y hasta que no se construyó el túnel de Vielha, estaba mejor comunicado con Francia que con España. De hecho en este valle nace el río Garona, que desemboca en el Océano Atlántico en la costa francesa. Es un territorio tan singular que tiene un clima diferente al del resto de Catalunya, influenciado por el Atlántico, y hasta un idioma propio, el aranés, derivado del occitano. En el extremo norte de este valle hay otro por el que el río de Torán desciende desde los lagos de Liat hasta el río Garona: es la Val de Toran (Valle de Torán). Un pequeño valle muy poco conocido, casi virgen, que fue explotado por la extracción de zinc, plomo y hierro entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, posteriomente abandonado durante la Guerra Civil, y que desde los años 70 y 80 del siglo pasado se están recuperando algunas casas y poblaciones como Canejan y Sant Joan de Toran. Un valle donde reinan el silencio y los bosques de abetos y hayas, y donde ha encontrado refugio el oso pardo, recientemente reintroducido en el Pirineo.
El circuito que propongo para conocer la Val de Toran es un itinerario circular de poco más de 3km que en principio no presenta ninguna dificultad. Y digo «en principio» porque más o menos a mitad del recorrido hay que cruzar el río, y en el momento en que hice la visita el río bajaba bastante cargado de agua y el cruce se realiza sobre unas piedras que se habían desplazado, por lo que tuve que recular y cruzar por otro punto más seguro, y recuperar el camino por una cuesta pronunciada, pero ya lo explicaré más adelante. O sea, que en principio es fácil y no hace falta más que calzado de senderismo cómodo y algo de ropa de abrigo para los meses más frescos del año porque el valle es estrecho y muy sombrío (en invierno suele estar nevado). Yo lo visité en noviembre del 2018 y la temperatura abajo oscilaba entre los 0 y los 2ºC. Y no olvidar llevar algo de agua ya que no hay fuentes por el camino.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Para llegar a la Val de Toran salimos de Vielha en dirección Bossòst y Francia. Pasado Les y el desvío a Bausen avistamos el pueblo de Canejan colgado en la montaña. Al poco llegamos a Pontaut y a un desvío a la derecha hacia Canejan y Sant Joan de Toran. Tomamos ese desvío y cruzamos el Garona por el Pont de Pontaut. Pasamos junto a las ruinas del Brocard de Pontaut, el antiguo lavadero a donde llegaba el mineral de las minas en vagonetas colgadas de un teleférico que cruzaba todo el valle desde los lagos de Liat, y tras 3 curvas cerradas, la estrecha carretera se adentra en la Val de Toran. En otoño la explosión de colores es espectacular. Yo fui ya un poco tarde, en la segunda mitad de noviembre, y el colorido aún era impresionante. Y si esto no fuera suficiente, pasado un kilómetro el desvío de Canejan nos encontramos una cascada en la misma carretera.
Se trata del Saut d’Arbaet. Afortunadamente poco antes del puente que cruza el Toran hay junto a la carretera un hueco para aparcar el coche y poder acercarnos a la cascada para verla y forografiarla de cerca. Yo aparqué, cogí el móvil he hice la foto anterior y las siguientes, la primera una vez pasado el puente, en la otra cuneta de la carretera.
Y esta otra desde más cerca, al pie de la cascada.
Volvemos al coche y seguimos por la carretera. Pasamos el desvío a Porcingles y a la altura de Sant Joan de Toran llegamos a una curva con un desvío a la derecha (más bien recto), hacia el refugio Era Honeria. Tomamos ese desvío. Podemos aparcar aquí al lado o más adelante en el aparcamiento del refugio. Como el recorrido es circular tanto da porque vamos a pasar por aquí. En la siguiente foto, al fondo la carretera que sube a Sant Joan de Toran.
Como se puede apreciar en la foto, la luz del sol no llegaba al suelo y la hierba estaba completamente helada. Hacia adelante más hierba helada y el resto del valle, con el Tuc d’Ermèr (2.432 m) al fondo y el Tuc de Lia (2.264 m) hacia la derecha. El sol no está muy alto y la luz crea un efecto curioso frente al Tuc d’Ermèr.
El suelo está muy frío.
La pista cruza el Torán por un puente. A partir de ahora tendremos el río a nuestra izquierda, al menos hasta la mitad del recorrido.
En la otra orilla del río hay una pasarela de madera que se debe haber desprendido de algún punto del río por alguna crecida.
Unos metros más arriba hay una serie de piedras apiladas dentro del curso del río. La pila es sorprendentemente alta y aguanta bien el equilibrio en el centro de río. No sé si aguantará hasta tu visita.
A nuestra derecha parece que salga algún sendero.
A unos 500 metros de la carretera de Sant Joan de Toran llegamos al refugio Era Honeria. En el momento en que pasé estaba cerrado.
Seguimos por la pista ignorando unas señales de senderos que vemos nada más pasar el refugio. Al fondo asoma el Tuc de Canejan (2.666 m).
En esta parte el valle está algo ensanchado y el río lo tenemos unos metros más lejos. Parece que hubo grandes árboles por aquí hace tiempo.
A unos 500 metros del refugio Era Honeria la pista da un giro brusco a la derecha. A la izquierda hay una pequeña pasarela de madera que cruza el río de Torán. Recto sale un camino junto a una roca donde pone «Eth Pradet» escrito en rojo.
Tomamos ese camino y nos adentramos en la parte más agreste de este recorrido por la Val de Toran.
A nuestra derecha los árboles del talud se sujetan literalmente en las rocas.
A nuestra izquierda las aguas del Torán bajan alegres y ruidosas.
Algún árbol muestra vistosas setas adheridas a la corteza de su tronco.
Otro árbol a la derecha colgado literalmente de la roca.
Nos acercamos un poco al río. El entorno es muy agreste. Imagino que en primavera y verano, con todas las ramas cubiertas de verdes hojas, debe parecer incluso amazónico.
El río de Torán (Arriu de Toran en aranés) tiene una curiosa cualidad: en épocas secas del año hay tramos en que se muestra seco y otros donde se ve bajar el agua. Quizás es que el agua se cuela por el subsuelo y sigue corriendo por allí hasta aflorar más abajo. Cuando fui yo se veía abundante agua en todo su recorrido.
El nivel de humedad en toda la Val de Toran es bastante elevado. Abundan los helechos así como el musgo y los líquenes.
A unos 300 metros desde el desvío de la pista el camino cruza el río hacia la izquierda por unas piedras. Ha debido bajar mucha agua y ha desplazado las piedras, por lo que pasar por aquí sin meter los pies en el agua es bastante difícil, y además parece que el río puede cubrir hasta las rodillas.
Miramos más arriba por si hay piedras mejor dispuestas para poder cruzar. Aprovecho para hacer algunas fotos del río a baja velocidad.
En el mapa offline de Wikiloc veo que hay un sendero donde la pasarela de madera que vimos antes y que va a parar al mismo camino por el que iríamos si cruzáramos por aquí, así que decidimos volver atrás y pasar por aquel lugar. Si tú ves que puedes cruzar el río por aquí, hazlo y sigue por el camino correcto. Nos veremos más adelante.
Como el camino de vuelta me lo conozco, puedo fijarme más en los detalles, como este viejo tronco caído en el suelo y que en vida fue atacado por barrenillos.
Más setas en el tronco de un joven árbol que también tiene líquenes en su corteza.
Sí que parece que ha tenido que bajar mucha agua por el río. En una zona más o menos ensanchada del mismo hay una pila de troncos y ramas que han sido arrastrados y apilados aquí por la corriente.
Y el camino aparece cubierto de hojas, musgo y helechos.
Si ya en otoño e invierno apenas llega la luz del sol a este punto del valle, en primavera y verano, con los árboles cubiertos de hojas, también debe ser difícil ver el sol por alto que esté.
Llegamos a la pista alfaltada y nos dirigimos a la pasarela de madera que cruza el río.
Así se ve el Torán desde la pasarela.
Al otro lado de la pasarela no se ve camino ni sendero ni nada que se le parezca. Poca gente debe pasar por aquí y las hojas de las hayas y de los robles se han encargado de disimular cualquier rastro. Mientras busco un camino me entretengo con unas bonitas setas del pino (Hypholoma fasciculare).
Veo una estaca de madera clavada en el suelo a mi derecha, con la cabeza pintada en amarillo, y más arriba a la izquierda otra, pero el mapa de Wikiloc parece decir que el camino correcto es hacia la derecha, así que decido hacerle caso. Poco más adelante parece que las hojas del suelo están un poco pisadas, y ese rastro parece subir hacia el bosque. La pendiente es bastante fuerte, y a los pocos metros se aparece anti mí un sendero que sube junto a un arroyo.
La pendiente se va suavizando poco a poco, cosa que se agradece para poder recuperarse del esfuerzo. Llegamos junto a una alta cascada que va a parar al arroyo que baja junto al sendero por el que hemos subido.
El sendero gira aquí a la izquierda unos 135 grados y vuelve a subir con decisión.
Después del tramo de la foto, el camino gira otros 135 grados a la derecha y sigue subiendo.
Si vamos con niños por este tramo hay que tenerlos cogidos o que caminen justo delante nuestro no vayan a pisar mal y caer hacia abajo. Aquí uno de los últimos tramos de subida.
Finalmente llegamos al camino de Eth Pradet. Hemos subido unos 50 metros de desnivel en poco más de 100 metros de camino. Un buen subidón.
Todo este mismo desnivel se sube en 700 metros de camino de haber podido cruzar el río por donde estaba previsto, mucho más fácil. Y al final hemos caminado casi lo mismo. Aquí el camino por el que hubiéramos venido, casi llano. Al fondo el Tuc d’Ermèr.
Por arriba una gran pradera de helechos ya secos que dan un tono rojizo al lugar.
A partir de aquí el camino no experimenta desniveles significativos. Vamos siguiendo el río por la ladera soleada de la Val de Toran, aunque el río lo tenemos a más de 50 metros por debajo nuestro.
Algunos tramos son más estrechos y a la izquierda hay más pendiente, por lo que de nuevo hay que caminar con precaución si vamos con niños.
A la izquierda el que creo es el Tuc de Lia (2.263 m) entre las sierra de Bedreda (izquierda) y Deth Tiron (derecha). Detrás lo que podría ser la Pica Palomera (2.460 m).
Por este estrecho camino pasamos por debajo de algún viejo roble.
Normalmente los robles pierden la hoja un poco más tarde que otros árboles, pero aquí el frío y el viento habrán ayudado para que suceda antes.
A medida que vamos avanzando por el sendero se nos va abriendo la vista de la Val de Toran.
A nuestra izquierda el pequeño valle del río Comatroja que desemboca en el Toran a la altura del refugio Era Honeria.
Aunque el otoño está algo avanzado aquí, aún mantiene bastante colorido.
Por delante nuestro y al fondo del valle asoma por encima de una capa de nubes el Tuc deth Plan deth Òme (2.193 m), justo en la frontera con Francia (allí se llama Pic de Bacanère).
Cuando llevamos unos 300 metros por este sendero pasamos junto a una fuente con abrevadero.
Al lado también hay las ruinas de una cabaña de piedra.
A la izquierda la vegetación del fondo del valle nos da una pista de por dónde discurre el Comatroja.
Pocos metros más adelante empezamos a ver signos de civilización por delante del camino.
Me llaman la atención dos viejas cabañas de piedra y madera al otro lado del valle, rodeadas de hayas que sólo conservan unas pocas hojas rojas. Una imagen muy otoñal.
Y a 300 metros de la fuente llegamos a Eth Pradet, una aldea casi deshabitada que pertenece a Canejan.
Eth Pradet está formado por pequeñas cabañas de piedra y madera. No están abandonadas pero nadie vive en ellas, o al menos cuando visité el lugar.
En el único cruce de calles hay una fuente de la que siempre mana el agua. Aunque tiene grifo, no lo cierran para que puedan beber los animales.
En nuestra exploración de Eth Pradet enfilamos la calle de subida a nuestra derecha. Las casas o cabañas (no sé si realmente son viviendas) son de construcción muy rudimentaria.
A lo lejos el Tuc deth Plan deth Òme.
Desde lo alto de esta calle hay una bonita vista de Eth Pradet y el valle de fondo.
Regresamos a la calle principal. Algunas de los elementos de las cabañas se sujetan simplemente con alambre.
Seguimos hacia abajo por la calle principal. Poco más allá se ve una especie de plaza con una pequeña capilla y una fuente, también con el grifo abierto.
Desde la plaza tenemos esta vista hacia atrás de Eth Pradet y el Tuc d’Emèr de fondo.
A esta plaza llega la carretera asfaltada de Eth Pradet, y por esta carretera vamos a seguir lo poco que queda de itinerario.
A la izquierda y al otro lado del valle el claro en el bosque que vimos llegando a Eth Pradet. Los colores del otoño le sientan muy bien.
El paraje se llama Hogaruda. Aquí las cabañas que vimos antes.
Un poco a la izquierda me llaman la atención las hojas caídas de los árboles tiñendo de rojo la hierba. Al fondo una bañera que sirve de abrevadero para el ganado que sube a pastar allí.
Seguimos bajando por la Val de Toran por la carretera de Eth Pradet. Los colores del otoño lucen fantásticos.
A ambos lados de la carretera y dentro del bosque podemos ver las ruinas de algunas cabañas o bordas que no han tenido la suerte de ser recuperadas como las de Eth Pradet.
A unos 500 metros de Eth Pradet avistamos la carretera de Sant Joan de Toran, que sale recto de una curva. En realidad es la carretera de Eth Pradet la que se incorpora a la de Sant Joan de Toran en esa curva.
Podemos seguir recto y visitar Sant Joan de Toran, pero el camino no vale la pena hacerlo andando y mejor visitarlo cuando acabemos el recorrido. Seguimos carretera abajo después de la curva. Abajo vemos la pequeña explanada donde hemos dejado el coche si no lo hemos hecho en el aparcamiento del refugio.
Antes de terminar el itinerario nos acercamos al río Toran.
Una vez finalizado el recorrido podemos acercarnos a Sant Joan de Toran en coche.
Poco se sabe de Sant Joan de Toran, pequeño núcleo que depende de Canejan. Se cuenta que fue un asentamiento templario. De hecho la iglesia data del siglo XII, aunque ha sido muy reformada. En 1938, ante la inminente llegada de las tropas de Franco toda la población de Sant Joan de Toran huyó a Francia, apenas 1 kilómetro de distancia, y el pueblo quedó totalmente abandonado. Sobre los años 80 del siglo XX algunos vecinos de la zona empezaron a rehabilitar casas como segundas residencias, y en el año 2009 ya había 4 habitantes censados.
Por una calle que sale a la derecha viene el GR-211, un sendero circular que recorre toda la Val d’Aran a lo largo de casi 92 km.
Este tramo de sendero viene de Canejan y continúa carretera abajo hacia el refugio Era Honeria. Seguimos por la calle principal pasando junto a dos bordas de piedra.
Todas las casas rehabilitadas tienen su nombre. Ésta se llama «Oncle Andres».
Otras casas no han tenido la misma suerte.
Al final de la calle se encuentra el pequeño cementerio de Sant Joan de Toran.
Hacia la izquierda se encuentra la iglesia.
Frente a la iglesia hay un agradable mirador hacia la Val de Toran.
Detrás de la iglesia hay una pequeña plaza con un restaurante que abre sólo los fines de semana. Parece que también es el lugar donde se celebran las fiestas del pueblo, que son el 8 de septiembre.
Hay una gran casa que podría ser la del cura. La fecha es del 1825.
Visto Sant Joan de Toran y de salida de la Val de Toran podemos visitar Canejan, con 75 habitantes censados. La verdad es que Canejan no resulta tan fotogénico como Sant Joan de Toran a pesar de que sus casas y calles están colgadas de la montaña, pero goza de muy buenas vistas, y de esas vistas son las únicas fotos que añado a este post. La primera son las vistas del valle del Garona desde la entrada misma de Canejan. Al fondo se puede ver el pueblo de Les.
Y aquí la Val de Toran desde la plaza del Ayuntamiento.
Y hasta aquí el post. La Val de Toran es un lugar poco conocido que espero que no se convierta en un parque turístico como otros lugares y pueda conservar su identidad y sus rasgos más identitarios, esa mezcla de abandono y sencillez entre lo rural y lo salvaje. También espero que hayas disfrutado leyendo el post como yo haciendo el recorrido, tomando las fotos y redactando el artículo. Ya sabes, si pasas por la Val d’Aran no puedes dejar de adentrate en la Val de Toran.
Cómo llegar a la Val de Toran
Previsión meteorológica
- Artículo bajo licencia Creative Commons BY-NC-ND 4.0 International. Puedes compartirlo si citas al autor, si no obtienes ningún beneficio económico, y si lo mantienes íntegro, sin realizar ninguna modificación en el texto ni en las fotos. Y si además me lo comunicas, me harás muy feliz. 🙂
Hola, lo de los grifos abiertos, yo se que lo hacen para que cuando hiela no revienten las tuberías, independientemente de que beban los animales.
También es verdad, no había caído en ello. Gracias por el apunte.