En el Prepirineo catalán, entre las comarcas de Osona, el Ripollès y la Garrotxa hay una zona poco conocida llamada El Bisaura, considerada como una subcomarca o comarca natural. Allí nace y discurre el río Ges, que desemboca en el Ter tras descender bastante desnivel por un estrecho valle. Este desnivel ha favorecido que a lo largo de la historia se hayan instalado varios molinos en el valle intentando aprovechar la fuerza del agua. Ahora sólo quedan unas pocas piedras de algunos de ellos.
En este singular territorio, casi tocando la comarca de la Garrotxa se encuentra el pequeño pueblo de Vidrà, el único de la comarca barcelonesa de Osona que pertenece a la provincia de Girona. Con apenas 170 habitantes dispone de una amplia oferta de alojamiento para los muchos excursionistas que frecuentan la zona, ya sean apartamentos turísticos y casas rurales como un hostal y un cámping. El recorrido que te propongo es el más popular de Vidrà, el del Salt del Molí de Salgueda. Es corto, de casi 4km, y el desnivel no es muy importante, por lo que se puede hacer con niños (no en sillita). El único punto más delicado es cruzar el río por encima de unos pilones, pero nada más.
Aquí tienes una recreación tridimensional del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción, y pulsa en la pausa si tarda en cargarse el fondo.
Empezamos el recorrido frente al campo de fútbol, en la carretera entre la histórica masía de El Cavaller y el Hostal Serrasolsas, lugar donde por cierto se come muy bien. Tomamos el camino que sale frente al campo de fútbol. A nuestra derecha es posible que veamos alguna vaca pastando plácidamente.
Al llegar a la altura de una granja con vacas y gallinas, una señal nos dice que al Salt del Molí se va por el camino que sale a la izquierda. El camino es más bien una pista que va descendiendo suavemente bordeando algunas fincas ganaderas. Hacia la izquierda salen algunos caminos, pero no tenemos que abandonar la pista principal, que siempre va en sentido descendente.
Poco después de pasar por una estación depuradora encontramos una indicación hacia el Salt del Molí, que nos dice que esta vez sí tenemos que tomar el sendero que sale a nuestra izquierda. El sendero va llaneando a través de un bosque no muy espeso hasta llegar a un espacio abierto con unas torres de tendido eléctrico. Desde allí podemos contemplar los colores del otoño en la vegetación.
A partir de ese momento el descenso es más pronunciado y el terreno más rocoso, por lo que hay que tener cuidado de no caerse.
En cierto momento el bosque se hace más espeso y el sendero sigue descenciendo hasta llegar al precioso puente románico de Salgueda que cruza el río Ges. Por el camino de la izquierda podemos bajar un poco hasta el río para poder contemplar el puente en todo su esplendor.
Visto el puente, nos disponemos a cruzarlo y seguir nuestro camino hacia el Salt del Molí.
Al poco de cruzar el puente nos encontramos en la parte alta del salto. Podemos salir del sendero y acercarnos con cuidado al borde del salto para observar mejor el entorno. Dos días antes de mi visita, el paso de un frente frío dejó abundantes lluvias y un descenso notable de las temperaturas, cosa que quedaba de manifiesto en la vegetación que quedaba dentro del cauce del río.
Ahora hay que bajar los 20 metros de altura del Salt del Molí. En este descenso pasamos al lado de lo que queda del viejo molino, prácticamente devorado por la naturaleza. Si no nos damos cuenta nos lo pasamos de largo.
Y ahora sí, al final de este descenso llegamos de nuevo al lado del río Ges y tenemos frente a nosotros el Salt del Molí de Salgueda. Para verlo y fotografiarlo mejor es recomendable hacerlo desde el otro lado del río, que hay que cruzar con cuidado por encima de unos pilones de hormigón. Cuando baja mucha agua da un poco de impresión, y hay que tener cuidado de no resbalar.
Aquí podemos practicar los «efectos seda» con el agua. Yo no suelo llevar trípode, así que para simular el efecto seda utilizo una función de mi cámara que hace una ráfaga para eliminar el ruido. La cámara apila las fotos de la ráfaga y elimina aquellos elementos que sean diferentes en cada una de las fotos, de manera si ajusto los parámetros de la foto para el máximo tiempo de exposición posible a pulso, el agua en movimiento aparece suavizada.
Otra imagen del Salt del Molí desde más lejos, con los pilones para cruzar el río. A los lados de la cascada se observa la vegetación cubierta de hielo. Vecinos de la zona me dijeron que en algún invierno se ha llegado a helar toda la cascada. Tiene que ser interesante ir a verlo.
De espaldas a la cascada, el agua del Ges sigue su camino hacia el Ter.
En ese punto, a las aguas del Ges se le unen las de la riera del Rec del Bac del Coll.
Cruzamos la riera, mucho más fácil que el Ges, y volvemos a mirar hacia atrás, hacia el Salt del Molí. Vemos el río que viene por arriba, se precipita por la roca y se va por la derecha, y por la izquierda llega la riera del Rec del Bac del Coll. La vegetación de hoja caduca está ya bastante desnuda.
Una vez que nos hemos deleitado con el entorno que rodea este rincón conviente proseguir con nuestro recorrido, ahora ya de regreso a Vidrà. Subimos un poco a contracorriente de la riera del Rec del Bac del Coll hasta que llegamos a un árbol con el tronco lleno de nombres grabados.
En este punto vemos el sendero que sube a través de un hayedo de árboles jóvenes. El sendero va ganando altura en zig-zag y en ningún momento dejamos de oir el agua del salto porque aún estamos cerca.
En algunos tramos la subida es bastante fuerte, pero las raíces de los árboles forman una especie de escalinata que ayuda a subir con seguridad.
Este sendero desemboca en la pista que abandonamos poco después de la estación depuradora. Antes de llegar a dicha pista queda por superar una última subida.
Tras toda la subida desde el Salt del Molí da gusto caminar por esta pista casi llana y rodeados de estos colores otoñales.
Saliendo de la zona boscosa, la pista va ganando altitud poco a poco.
Al cabo de un rato llegamos al punto en el que nos separamos de la pista en dirección al Salt del Molí, y divisamos ya la estación depuradora. Seguimos por la pista hasta la granja de vacas y gallinas.
A la altura de la granja tomamos el camino de la derecha y en nada estamos ya en la carretera. Como el recorrido ha sido corto nos da tiempo de comer en el hostal, si antes hemos reservado mesa. Y después de comer, si aún es de día podemos disfrutar de la luz del atardecer frente a la masía del Cavaller, del siglo XIII y una de las más importantes de Catalunya.
Espero haberte animado a seguir mis pasos y realizar este variado recorrido que sin duda recomiendo si pasas por Vidrà, o incluso si te acercas desde Barcelona, que tampoco está tan lejos. Cuando hice este circuito aún no utilizaba GPS, así que el track de Wikiloc enlazado abajo para poder seguirlo cómodamente con tu smartphone no es mío.
Cómo llegar al Salt del Molí de Vidrà
Previsión meteorológica
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Preciosa ruta, como todas las demás pero me ha gustado para hacerla con los niños en la próxima primavera!
Apuntada queda!!!
Gracias por compartir!
😉
Ya me contarás. En primavera supongo que tiene que bajar bastante agua por el Ges.