El Valle de la Barranca o de Sakana, al oeste de Navarra y no muy lejos de Pamplona, se encuentra delimitado al sur por las sierras de Urbasa y de Andía y al norte por la sierra de Aralar, que se extiende hasta la provincia de Guipúzcoa. Esta zona ha sido poblada por el hombre desde tiempos prehistóricos, y buena prueba de ello son los dólmenes que podemos encontrar en muchos lugares a lo largo y ancho de la sierra de Aralar. Justo al principio de esta sierra y frente al monte Beriáin (1.493 m), en la «estilizada» sierra de San Donato que pertenece a la sierra de Andía, se encuentra el santuario románico de San Miguel de Aralar, lugar de inicio y de final de este completo circuito por la sierra de Aralar.
El circuito que propongo aquí es un itinerario circular de poco más de 7 km y con no mucho desnivel que lo hace apto para cualquier persona en buen estado de forma, aunque gran parte de este desnivel positivo se encuentra al final y puede hacer que acabemos el recorrido algo cansados. Conviene llevar calzado de senderismo y algo de ropa de abrigo en las épocas más frías del año, aparte de agua (no hay fuentes por el camino) y el equipo fotográfico, por supuesto. También podemos llevar algo para comer por el camino, aunque en San Miguel de Aralar hay un refugio con servicio de bar y restaurante. También es muy recomendable llevar algún dispositivo GPS para seguir el track, porque es fácil perderse por los tramos de bosque.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Como he indicado más arriba, el circuito empieza y acaba en el santuario de San Miguel de Aralar o también llamado San Miguel in Excelsis, al que se llega por una bonita y revirada carretera desde Uharte-Arakil. En el santuario hay una amplia zona de aparcamiento con inmejorables vistas del valle de Sakana y la vecina sierra de San Donato. Abajo el pueblo de Uharte-Arakil.
Nos dirigimos al santuario, que se encuentra algo elevado sobre un promontorio a cuya izquierda está el refugio.
En el promontorio y frente al ábside de la iglesia románica se levanta la ermita de la Santísima Trinidad.
Aprovechamos para visitar la iglesia, que es gratis. No se permite la entrada de perros, que deben esperar fuera pacientemente.
El interior es muy austero, y lo que más resplandece es la luz.
Cuenta la leyenda que allá por el año 707 vivía en el valle de Goñi un caballero llamado Teodosio de Goñi que se casó con la joven Constanza de Butrón. Al poco de casarse Teodosio tuvo que marcharse a luchar contra los árabes dejando en el palacio a su mujer con sus padres. Constanza cedió amablemente su dormitorio a sus suegros y se instaló en otro más pequeño.
Tras acabar victorioso las batallas Teodosio se dispuso a volver a su palacio. Antes de llegar se topó con el demonio disfrazado de Basajaun, que le dijo que su mujer le engañaba con un criado. Furioso Teodosio galopó hacia su palacio, entró en el dormitorio con la daga desenvainada y apuñaló a las personas que yacían en la cama. Saliendo de la casa se encontró a su mujer que volvía de misa. Al regresar a la habitación descubrió que en la cama yacían los cuerpos de sus padres. Roto por el dolor acabó peregrinando a Roma en busca de perdón. Allí el Papa le condena a vagar por Aralar con unas pesadas cadenas atadas a la cintura hasta que éstas se le desprendieran por el desgaste, signo éste del perdón divino.
Por aquella época vivía por Aralar un dragón que solía atacar a los pastores y aldeanos, y los habitantes de Larraún le ofrecían cada año una persona para que no les atacara. Teodosio se encontró con esa desgraciada persona y se ofreció a cambio para salvarla. Aquella misma noche y en medio de una tormenta surgió Herensuge el dragón de una cueva y amenazó a Teodosio con devorarle. Teodosio cayó de rodillas y gritó ¡San Miguel me valga!, y en aquel momento se apareció el arcángel, que dió muerte al dragón al grito de ¡Quién como Dios! En ese instante Teodosio quedó libre de las cadenas perdonado por Dios, que le dio una reliquia.
Ya libre regresó a su casa de Goñi donde le esperaba su esposa, y poco después, en muestra de agradecimiento, erigieron un santuario al arcángel en lo alto de Aralar al que llamaron San Miguel in Excelsis. Dentro podemos ver las cadenas (dicen) en uno de los muros.
Saliendo de la iglesia giramos hacia la izquierda, a la zona norte de la edificación. Desde allí tenemos esta vista del santuario.
La piedra de la cara norte de la iglesia aparece más oscura, señal de que nunca recibe la luz directa del sol que pueda eliminar la humedad de la piedra.
Por la parte de atrás del santuario, hacia el Oeste, tenemos esta vista de La Barranca con las sierras de Urbasa y Andía a la izquierda y la de Aralar a la derecha.
Salimos del recinto por la verja que da a un camino arbolado que se dirige hacia el norte. Al fondo vemos las antenas en lo alto del Artxueta.
Cruzamos la carretera NA-7510 que va de Lekunberri a Sant Miguel de Aralar y seguimos recto por la NA-7515 que sube a Artxueta. El cruce de carreteras es también cruce de senderos. San Miguel de Aralar es un lugar de paso de muchos caminantes.
Podemos caminar tranquilos por esta carretera ya que como acaba en la estación de antenas no tiene apenas tráfico. Tras recorrer unos metros tenemos esta vista del santuario de San Miguel de Aralar.
Cerca de la cima del Artxueta la carretera se hace algo más empinada a la vez que traza una serie de curvas cerradas.
Una de las últimas curvas constituye un perfecto mirador sobre San Miguel de Aralar y la sierra de San Donato detrás.
Después de esa curva cerrada a la derecha viene otra a la izquierda, y allí mismo salimos de la carretera por un camino que sale justo en la misma curva. Éste es el punto más alto del recorrido.
El camino va descendiendo suavemente por la falda norte del Artxueta atravesando una zona de pastos. Abundan los excementos de caballo por el lugar.
Pasamos por detrás de las antenas del Artxueta.
La geología de Aralar es similar a la de Urbasa, de naturaleza kárstica, por lo que abundan las rocas que emergen de debajo de la hierba. El paisaje de la falda norte del Artxueta tiene este aspecto a mediados de noviembre.
En algunos tramos la hierba cubre el camino de tal modo que lo seguimos por el relieve del suelo, no porque lo veamos.
El terreno está muy húmedo y el barro de debajo de la hierba puede resultar muy resbaladizo hasta para el ganado que viene a pastar.
Una mirada hacia atrás del camino, casi imperceptible.
Cuando llevamos unos 600 metros desde la carretera del Artxueta pasamos por delante de un abrevadero. Es posible que el terreno esté muy enfangado.
Seguimos por estos pastos rodeados de bosque de la sierra de Aralar. Aunque a veces cueste un poco seguir el camino, las ramas parecen indicarnos hacia dónde ir.
Por este paraje hay árboles de avanzada edad que parecen no tener fuerzas para sostener sus pesadas ramas.
Otros árboles aparecen en medio del camino como si hiciera muchos años que no pasan vehículos o carros por él.
La roca caliza aflora por todas partes configurando el relieve de este paraje.
En uno de los claros se pueden apreciar a lo lejos otras cumbres de la sierra de Aralar como el Beloki (1.276 m).
A lo largo del camino abundan ramas rotas y algún viejo árbol caído.
A unos 600 metros del abrevadero pasamos junto a otro abrevadero.
A partir de este abrevadero el camino se convierte en estrecho sendero. Aquí una foto panorámica montada con dos tomas.
Poco a poco nos vamos acercando a un hayedo.
Me llama la atención el intenso color rojo de las bayas de un gran majuelo (Crataegus monogyna) que hay adyacente al hayedo. De hecho en catalán este arbusto recibe el nombre de cirerer de pastor (cerezo de pastor).
Finalmente el sendero acaba entrando en el hayedo.
Aquí es fácil perder la pista del sendero, por lo que debemos seguir las fechas rojas en dirección sur.
Las hayas han perdido casi todas las hojas y lo único amarillo que encuentro en este hayedo es un grupo de setas en la base de un tronco.
Y cuando en el corazón del bosque ya no vemos el sendero no podemos perder de vista las señales de color. En este caso en el mismo árbol hay una flecha roja y una marca blanca y amarilla de un sendero PR.
Sobre el musgo de un tronco caído encuentro un grupo de cuescos de lobo (Lycoperdon perlatum) que ya han expulsado sus esporas.
Cuando llevamos caminados unos 300 metros dentro del bosque nos desviamos a la derecha para descender hacia la carretera. No recuerdo si este desvío estaba indicado por alguna señal.
Al llegar a la carretera seguimos hacia la derecha, y pocos metros más adelante, justo en el punto kilométrico 15, la cruzamos y bajamos por un sendero a la izquierda.
La primera parte del sendero se puede seguir con relativa facilidad.
En cualquier caso hemos de ir descendiendo por el bosque en dirección suroeste. Más o menos a unos 550 metros de la carretera, en medio del bosque encontraremos una haya muerta yaciendo sobre un lecho de hojas secas, como si de un cadáver se tratara.
Vale la pena darse una vuelta alrededor de este árbol muerto para constatar la diversidad de las setas que crecen y se alimentan de su madera putrefacta.
Seguimos bajando a través del bosque en dirección suroeste.
A unos 200 o 250 metros avistamos el dolmen de Olaberta en lo alto de un túmulo en el corazón del bosque.
Descubierto y excavado en 1895, se trata de uno de los dólmenes más antiguos de Navarra y también uno de los mejor conservados.
Al pie de este monumento megalítico hay una placa identificativa.
Y delante una discreta marca en un árbol.
Visto el dolmen seguimos por el camino ancho que sale a la izquierda en dirección Este.
Por esta parte del bosque, que da a la falda sur del Artxueta, las hayas aún conservan parte de su follaje de otoño. Por entre los árboles se puede ver la silueta de la Sierra de San Donato.
Y detrás de San Donato la Sierra de Andía.
También a causa de la orientación de este bosque la luz del sol consigue llegar al suelo y animar a las pequeñas flores de Crocus a abrirse paso entre las hojas secas.
A unos 400 metros del dolmen de Olaberta el camino del bosque traza una amplia curva a la derecha. El terreno muestra pequeños hoyos como los que ya vimos por el Bosque Encantado de Urbasa. De hecho ambas sierras son geológicamente muy similares.
A unos 150 metros de la curva anterior el bosque se vuelve algo más confuso y no se ve claro por dónde seguir. Hay que girar a la izquierda, más o menos en dirección Este, y empezar a subir, ya que hemos llegado al punto más bajo de todo el recorrido. Ahora ya será subida hasta el final, que quedan algo más de 2 km.
Se intuye algo parecido a un camino que corresponde a una torrentera seca, y seguimos por aquí.
Pocos metros más adelante pasamos junto a una profunda sima al pie de un haya, arriba a nuestra derecha.
Salimos de la torrentera y seguimos por la parte más elevada de esta parte del bosque, siempre hacia el Este pero por ningún camino señalizado y ni siquiera intuído.
De todo el bosque que hemos recorrido hasta ahora en este circuito, esta parte es la más poblada de hojas.
Algún pájaro carpintero ha estado trabajando en estos árboles.
Por el bosque ahora sí se vislumbra lo que parece un sendero, siempre hacia arriba.
El camino gira hacia el Sur (derecha) a la vez que sigue ascendiendo con decisión por el bosque, del que ya se aprecia el final al fondo.
Tras un par de curvas cerradas a izquierda y derecha salimos por fin del bosque.
Llegamos a un claro más o menos llano rodeado de viejos robles y con la silueta de San Donato al fondo.
Más a la derecha el valle de La Barranca bajo un cegador sol de atardecer.
Seguimos de nuevo hacia el Este atravesando una zona de árboles que por la forma parecen de un campo de cultivo abandonado hace mucho.
No hay camino, así que avanzamos por entre los árboles por intuición (y por el GPS).
Salimos de esta zona de árboles y llegamos a otro claro, éste con fuerte pendiente. En el suelo se intuye un sendero pisado.
Ahora viene el tramo más cansado del recorrido, así que es mejor tomárselo con calma, que falta poco. Empezamos a subir por el claro siguiendo el sendero pisado.
De vez en cuando nos paramos a tomar aire mientras contemplamos las vistas. Abajo Uharte-Arakil a los pies del Beriain (1.493 m), en la imponente sierra de San Donato.
Subimos otro poco. Ya asoma el edificio del refugio de San Miguel de Aralar.
Otra parada a tomar aire. Ahora miramos más allá, al fondo del valle de la Barranca con las siluetas de Urbasa a la izquierda y de Aralar a la derecha.
El muérdago (Viscum album) sustituye el follaje en las ramas de los pequeños árboles de esta colina.
Otra parada para tomar aire y contemplar el pequeño pueblo de Arruazu en el fondo del valle.
La cuesta parece que nunca se acaba.
El sol está muy bajo ya y su luz pasando entre las capas de nubes ayuda a componer fotografías como ésta.
Un último esfuerzo para acercarnos a una curva de la carretera que sube de Uharte-Arakil.
Desde aquí. a mayor altura, tenemos una extensa vista sobre el valle de la Barranca.
Otra vista del atardecer entre los viejos árboles de esta zona del camino, justo bajo la curva de la carretera.
Seguimos hacia la izquierda por un camino paralelo a la carretera, que queda por encima nuestro a la derecha. Así es como se ve el camino hacia atrás.
Y así vemos desde el camino San Miguel de Aralar, al menos el edificio del refugio.
Llegamos a la carretera de Lekunberri justo en el cruce con la de Uharte-Arakil. A partir de aquí seguimos por la carretera hacia el santuario de San Miguel de Aralar. Una vez en el santuario podemos descansar en la cafetería del refugio o tomarnos algo para refrescarnos (o para entrar en calor, depende de la época del año). Allí también podemos hacer tiempo para disfrutar del final del día sobre el valle de la Barranca. Frente al refugio hay un mirador con un panel que ayuda a identificar los lugares que vemos desde aquí.
Y esto es todo en este itinerario por los bosques de la Sierra de Aralar. Existen muchos caminos en la zona que permiten hacer muchas variantes de este recorrido. Puedes decidir si hacer el mismo que yo o incluso si hacerlo en sentido inverso para evitar la subida del final. En cualquier caso, San Miguel de Aralar es un lugar de obligada visita para todo aquel que ame el senderismo.
Cómo llegar a San Miguel de Aralar
Previsión meteorológica
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