Ya comenté en otro circuito que los ríos son fuente de vida, y en el caso de la humana, también de riqueza y de progreso, ya sea como vía de transporte, para abastecer de agua los campos de cultivo, o como fuente de energía para la actividad industrial. El río Llobregat es el más importante de Catalunya. Nace en Castellar de n’Hug, en la comarca barcelonesa del Berguedà, y cruza la mitad del territorio de Catalunya, casi toda la provincia de Barcelona, hasta el Prat del Llobregat (puedes consultar mis circuitos en el Delta del Llobregat), pasando por lugares tan emblemáticos e importantes como Manresa o Montserrat. A lo largo de sus 175 km de longitud ha sido crucial en la revolución industrial y vital para el desarrollo de la sociedad catalana. En pleno boom industrial de finales del siglo XIX se construyó y explotó una línea de ferrocarril que unía Manresa con Guardiola de Berguedà pasando por Berga. En ese tren, el «carrilet«, viajó Pablo Picaso en 1906 para su retiro inspiracional en Gósol, casi 40 años antes de que llegara allí el primer automóvil. En el circuito de hoy vamos a viajar al pasado y a recorrer diferentes épocas en el tiempo por los caminos medievales de Pedret y la Vía Verde del carrilet del Llobregat.
El circuito de hoy es circular, no llega a los 6 km de longitud, y con poco desnivel, lo que hace que sea un recorrido apto para niños. Si podemos, vale la pena compaginar el recorrido con la visita guiada a la iglesia de Sant Quirze de Pedret (3€ por persona), que nos ayuda a situarnos en el tiempo y en el contexto en esta tranquila zona del Berguedà. Conviene consultar los horarios en su web para programar nuestra visita. En cuanto al equipo, el terreno no es muy exigente, así que basta con llevar calzado deportivo cómodo, algo de agua para el camino, y es aconsejable llevar alguna linterna o una luz frontal porque hay un túnel en el itinerario. No es que sea necesario para poder ver, pero sí muy conveniente para que nos vean, ya que también pasan algunos vehículos y bicicletas. Es un recorrido que se puede hacer en cualquier época del año, aunque creo que debe lucir más en primavera o en otoño. Yo lo hice a finales de otoño, en diciembre del 2017.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
A Pedret, aunque pertenece al municipio de Cercs, se accede por carretera desde la ciudad de Berga. Si llegamos por la C-16 salimos de la carretera por la salida al centro de Berga, y en la primera rotonda que encontramos tomamos la primera salida a la derecha, que es el Camí de Pedret. A unos 2,5 km llegamos al final de la carretera justo cuando se cruza con la Vía Verde del Llobregat. Aparcamos allí si hay sitio, y si no nos desviamos a la derecha por la Vía Verde hasta el Refugi dels Pescadors, donde suele haber espacio para aparcar. Empezamos el itinerario junto al majestuoso puente medieval de Pedret.
Pedret debió de ser un núcleo muy importante en la Edad Media para tener un puente de piedra de estas dimensiones. Antes de atravesar el puente vamos a contemplarlo desde otros ángulos. Bajamos por un pequeño sendero que sale a la izquierda, entre el puente y la Vía Verde. Desde una roca elevada por encima del río tenemos la siguiente perspectiva del puente de Pedret y el río Llobregat.
El día estaba muy tapado y por esos los colores se ven tan apagados. Pasamos por debajo de uno de los ojos del puente para cambiar al otro lado y verlo desde abajo.
Sin duda éste era el lugar ideal para levantar un puente tan grande por la base rocosa de esta parte del río Llobregat. Nos acercamos un poco más al río, al borde de un amplio remanso del río, que en primavera o verano debe ser un lugar magnífico para pasar parte del día. Llama la atención el vivo color del agua.
Desde aquí tenemos también esta majestuosa vista del ojo mayor del puente. En las rocas se ven las marcas donde estaban fijados los pilares de madera del puente románico anterior a éste.
Pocos kilómetros más arriba se encuentra la presa de La Baells, que regula el cauce del Llobregat en este tramo del río. Hace meses que no llueve lo suficiente y realmente hay poca corriente de agua por el río.
Visto el puente, regresamos al punto de partida, a punto para cruzar el puente de Pedret.
Sin duda su aspecto actual se debe a un trabajo de restauración reciente, pero cuesta poco imaginar el paso de campesinos, señores y nobles por estas piedras en la Edad Media. A la mitad del puente miramos abajo al lugar donde hemos estado antes. Aquí se ven mejor las marcas del desaparecido puente de madera sobre la roca.
Al final del puente nos damos la vuelta para ver el camino, la Vía Verde que lo cruza por la otra orilla, y la Sierra de Queralt asomando al fondo.
Volvemos otra vez a mirar hacia adelante. Una señal nos indica que podemos llegar a Sant Quirze de Pedret por el camino que sigue recto delante nuestro o por otro con escalones a la izquierda. A la derecha otro camino sigue el curso del río. A partir de aquí empieza la subida más importante del itinerario. Nosotros seguimos por el camino de delante, más largo pero con menos pendiente, y volveremos por el de la izquierda para continuar por el de la derecha. Tras recorrer unos metros atravesando bosque salimos a un claro en el que a ambos lados del camino hay pastos para el ganado. A lo lejos se intuye Sant Quirze de Pedret. El aspecto es invernal.
Mirando hacia la sierra de Queralt, en lo alto veo una muy lejana bandada de aves que no consigo identificar ni con la máxima focal del teleobjetivo. Tras ampliar la imagen en el ordenador creo que se trata de gaviotas, que seguramente viven en la zona del pantano de La Baells.
Poco más abajo, en la misma sierra de Queralt, se pueden ver el santuario de Santa María de Queralt, con la pequeña capilla de La Santa Cova a la izquierda.
Y a unos 450 metros del puente de Pedret llegamos a las inmediaciones de la iglesia prerrománica de Sant Quirze de Pedret.
Al fondo se ve la sierra de Queralt. La casa contigua es una propiedad privada y no tiene nada que ver con la iglesia. Subo un poco más para situarme detrás de la iglesia y cambio el objetivo por el ultra gran angular, que va a ser el que voy a utilizar en la visita a la iglesia. Desde aquí se aprecia claramente que la iglesia está construida sobre una gran roca inclinada.
Pasamos entre la iglesia y la casa para ir al otro lado. Lo que llama allí la atención es una moderna escultura de hierro que parece un púlpito y que en lo alto cuelga una campana.
De hecho representa el campanario inexistente de Sant Quirze de Pedret. A lo largo de la historia la iglesia ha sufrido muchas modificaciones y su campanario es el que más lo ha sufrido. De hecho el útimo campanario de Sant Quirze era una espadaña que fue eliminada en la última restauración del 1995. Desde un poco más lejos tenemos esta vista espectacular del campanario, la iglesia y la casa contigua bajo un cielo amenazador.
Se acerca la hora de la visita guiada, por lo que nos acercamos a la puerta de entrada de la iglesia.
Insisto en que vale la pena la visita guiada a la iglesia, ya que por sólo 3€ te explican toda la historia, las transformaciones sufridas a lo largo del tiempo y las tareas de restauración y documentación que se siguen llevando a cabo. Además la visita es muy interactiva y puedes preguntar todas las dudas que te surjan. Lo primero que notamos nada más entrar es la ausencia de bancos, dado que hace mucho que esta iglesia ya no es lugar de culto.
Pero lo que más llama la atención del interior de Sant Quirze de Pedret son sus pinturas murales, llenas de simbolismo y color. En el ábside central vemos lo que queda de las pinturas prerrománicas originales. Encima de estas pinturas había otras románicas del siglo XI que fueron trasladadas al Museu Diocesà i Comarcal de Solsona en 1937. Arriba aún se intuye el óvalo de un gran pantocrátor.
A su derecha hay una pequeña capilla a la que se accede por la torre campanario construida el siglo XIII y que en el pasado fue la sacristía.
Las pinturas de esta capilla fueron trasladadas al MNAC en 1922, y lo que vemos aquí es una reconstrucción reciente utilizando el cromatismo original de la época.
Por cierto que una de las fotos que hice de este ábside es la portada de la novela Las Armas de la Luz de Jesús Sánchez Adalid.
Al otro lado del ábside, en el lado de montaña, hay otra capilla cuyas pinturas también se llevaron al MNAC en 1922. Podemos ver una pequeña muestra. Aquí hace bastante frío, quizás porque esta parte de la iglesia está excavada en la roca inclinada que hace de base y que vimos desde fuera.
Una vista del exterior desde el umbral de la puerta, ahora ya con mi objetivo habitual, el todoterreno.
Y una vista de la puerta entreabierta desde el exterior.
El entorno de Pedret en época medieval eran campos. Hoy en día son bosques.
Entre la iglesia y el campanario de hierro, al lado del bosque, emerge la roca original erosionada por el agua del Llobregat que pasaba por aquí hace millones de años, la misma roca que hemos visto abajo en el río, soportando el puente de piedra. Y al igual que esa roca de abajo, ésta presenta una serie de huecos alineados que en el pasado se utilizaron para los enterramientos en esta iglesia, por lo que esta roca fue el cementerio de Pedret, y las sepulturas, en lugar se seguir la orientación típica del medievo, de Este a Oeste, seguían la orientación de la erosión de la roca.
La idea original de este recorrido era continuar remontando el Torrent de Guimbàs, llegar hasta Casa Llaviag y volver por el Torrent de Bossoms hasta el Llobregat, pasar por el Molí de Paloana y acabar donde hemos empezado. Pero no pudimos seguir el plan previsto. Esto que sigue ahora ya no forma parte del recorrido, aunque está en el track de Wikiloc y sirve para poner en contexto las siguientes fotos y por qué tuvimos que cambiar de plan. Volvemos hacia el camino por donde hemos venido, y en la explanada de delante de Sant Quirze de Pedret continuamos por el camino de detrás de la alambrada, la antigua carretera de Sant Quirze de Pedret. Desde allí tenemos esta vista de Sant Quirze y la Serra de Queralt de Fondo.
Más adelante tenemos el bosque de encina y pino que cubre toda esta parte de monte hacia la regata del Torrent de Guimbàs.
El caso es que mientras íbamos por este camino oíamos disparos lejanos. Al entrar en el bosque las detonaciones eran más cercanas, y se oían también perros. Y al llegar a un cruce de caminos encontramos un todoterreno aparcado con un remolque para perros de caza y una señal advirtiendo que había una batida de jabalíes, todo en el mismo camino que debíamos seguir, por lo que por precaución dimos la vuelta y cambiamos de plan de ruta.
De nuevo en los alrededores de Sant Quirze de Pedret, seguimos por el sendero que pasa a la izquierda de la casa de al lado de la iglesia, como si fuera continuación de la pista por la que llegamos aquí.
Pasamos la alambrada por una estrecha estructura de hierro.
El sendero, con marcas en amarillo, baja hasta el bosque al que se accede a través de otro paso como el anterior.
En unos pocos metros llegamos a orillas del río Llobregat, pero a notable elevación sobre el. Hacia la derecha, al fondo, se puede ver la presa de La Baells.
El sendero desciende rápidamente sobre un lecho de roca. Abajo vemos el aparcamiento donde hemos empezado el itinerario, al otro lado del puente.
Poco más abajo ya vemos el puente.
El sendero acaba en el cruce del puente, por el que llegamos antes de empezar a subir a Sant Quirze de Pedret. Un petirrojo picotea en el suelo mirándonos de reojo.
Seguimos recto, por el camino que sigue el curso del río Llobregat, siempre siguiendo las marcas amarillas. A unos 100 metros nos tenemos que desviar por un sendero que continúa a la derecha del camino.
Este sendero es más estrecho y rodeado de maleza. No perdemos de vista las marcas amarillas, aunque no tiene pérdida.
A unos 250 metros del devío anterior, el sendero pasa entre una pared de roca y las ruinas del Molí de Paloana, también llamado Molí de Pedret.
Al parecer el molino ya existía a principios del siglo XIV. A mediados de ese mismo siglo un tal Pere de Pedret lo reedificó, y en época moderna fue ampliado para establecer una pequeña industria que duró poco. Hoy apenas queda en pie un muro. Un entramado de alambre evita que pasemos por la puerta, aunque creo que con las zarzas y la maleza que crecen allí ya sería suficiente.
Seguimos avanzando por este sendero. Al poco se despeja la vegetación a nuestra derecha y podemos ver abajo el río Llobregat.
Si levantamos un poco la mirada, sobre la otra orilla del río vemos pasar la Vía Verde del Carrilet del Llobregat.
Justo pasado el molino el sendero empieza a subir. En algún tramo hay que levantar las rodillas más de lo habitual.
A nuestra izquierda seguimos teniendo la pared de roca erosionada por el río a lo largo de millones de años.
De cerca se aprecia mejor que la parte inferior de la pared es roca arenisca, y encima una roca más porosa, como toba calcárea.
Unos 300 metros después del molino de Pedret llegamos a un alto con una buena vista del río Llobregat y de los bosques que lo rodean. Estamos a unos 25 metros sobre el nivel dle río.
Los rayos del sol son incapaces de abrirse paso a través del tupido manto de nubes que nos cubre.
Unos 100 metros más adelante cruzamos el Torrent de Guimbàs, y el sendero vuelve a subir un poco hasta llegar a un cruce de caminos otros 100 metros más allá.
Seguimos subiendo recto unos pocos metros en dirección al «Enllaç via verda del Carrilet» hasta que el sendero acaba en la curva de una pista. Desde allí tenemos esta vista a nuestras espaldas.
A lo lejos el Castellberguedà (1.292 m), que da abrigo de los vientos del norte al Santuario de Queralt.
Continuamos por la pista hacia la derecha, cuesta abajo, atravesando el bosque bajo la atenta mirada de algún petirrojo.
La verdad es que esta parte del camino se hace bastante aburrida porque los árboles no nos dejan ver gran cosa. Lo bueno es que es cuesta abajo y hace que vayamos rápido.
En cuanto desaparecen los árboles a nuestra derecha, o bien se trata de árboles de hoja caduca que han perdido el follaje, vemos de nuevo el río Llobregat. En la siguiente foto la pista y el río mirando hacia atrás (por eso el río aparece a la izquierda y no a la derecha).
Hace rato que vemos a lo lejos un gran puente que cruza el río, pero cuando parecía que el camino iba a parar a él, resulta que empieza a ascender apartándose del puente. Cuando llevamos unos 700 metros en la pista comprobamos efectivamente que el puente y nuestro camino no son el mismo.
El camino vueve a ser descendente, y unos 150 metros más adelante acaba en otra pista justo cuando desemboca en la Vía Verde tras una verja de hierro. Abrimos la verja y pasamos a la Vía Verde. Si la verja no se puede abrir, hay un pequeño paso en la alambrada un poco más adelante. En esta foto tomada ya desde la Vía Verde vemos la verja y la pista por la que hemos llegado a ella.
Continuamos a la derecha, hacia el puente que vimos antes. Todo lo que queda de recorrido va a ser llano. No nos tenemos que confiar en este camino, ya que por él circulan coches de los vecinos de la zona así como ciclistas, que corren y no hacen ruido.
Tras el primer tramo de recta llegamos al puente que vimos desde la pista de antes.
Desde lo alto del puente tenemos esta vista cenital de la corriente del río a nuestra derecha.
En el otro extremo del puente hay un túnel. La señal blanca y roja en el tronco de un pino nos informa que por aquí pasa un GR, una «gran ruta».
Al acercarnos a la boca del túnel vemos que a la derecha, en la entrada, hay una fuente.
De la fuente no sale agua, pero por lo que se ve, por detrás hay un tubo de PVC que no va a ningún sitio. Arriba en el techo del túnel, justo en el centro del arco, gotea agua de una mata de helechos y otras plantas que cuelgan de ese punto. En la foto anterior a esta última se puede ver el pequeño charco frente a la fuente. Sospeccho que ese tubo que no va a ninguna parte debía canalizar el agua que gotea del techo para llevarla a la fuente. Es una suposición mía.
El túnel hace un poco de curva, y obviamente dentro no hay luz, aunque tampoco es necesaria. A medida que te adentras en el túnel crees que te vas a quedar sin ver nada, pero cuando la vista se empieza a acostumbrar a la oscuridad te llega la luz del otro extremo. En cualquier caso es muy recomendable llevar alguna luz encima para que nos vean los conductores y los ciclistas, o a malas encender el flash o la pantalla del móvil.
Al otro lado del túnel el camino sigue recto entre altísimos y esbeltos pinos.
La verdad es que resulta muy agradable caminar por aquí, imaginándose que no muchos años atrás por aquí circulaban trenes que transportaban personas y mercancías. Quizás Pablo Picasso, cuando viajó a Góssol vió lo mismo que vemos nosotros ahora, o muy parecido.
Por esta parte del camino salen pequeños senderos a la derecha que bajan hasta el río. Los usan los pescadores que practican aquí la pesca de la trucha sin muerte. La Vía Verde se acerca al río mientras traza una suave curva a la izquierda.
Más o menos a la misma altura del río donde fotografié la roca de la pared, que mostraba dos estratos totalmente diferenciados, en esta orilla del río la roca muestra una naturaleza totalmente distinta, el típico conglomerado.
Cuando la Vía Verde empieza a trazar otra curva a la derecha pasamos una puerta que cierra la Vía Verde para los vehículos a motor y luego un desvío a la derecha que baja al río. Pocos metros más adelante llegamos al Refugi dels Pescadors que mencioné al principio del artículo como zona de aparcamiento alternativa. De hecho una señal avisa a los conductores que desde allí no hay salida.
Frente al refugio una vista del río entre las ramas de los árboles.
El refugio es una especie de cabaña construida en los años 80 del siglo pasasdo y no tiene mucho atractivo. Más que un refugio parece un centro de reunión para los pescadores asociados. Resulta más interesante una fuente de piedra que hay al lado.
Resulta curioso su caño con forma de pez del que no sale agua.
Aprovechamos y nos sentamos en la fuente para comernos los bocadillos, aunque estemos prácticamente al final del itinerario. En cuanto desenvolvemos los bocadillos se acerca un petirrojo muy atento a cualquier miga de pan que nos caiga.
Acabados los bocadillos y la sesión fotográfica con el petirrojo continuamos el camino, los pocos metros que nos faltan hasta llegar al Pont de Pedret y dar por acabado el itinerario. Justo en ese momento sale el sol y podemos ver el puente como no lo hemos visto cuando empezamos.
Aprovechamos estos rayos del sol para cruzar de nuevo el puente hasta la mitad y desde allí fotografiar el río Llobregat y la sombra del puente.
Y hasta aquí este interesante recorrido por el tiempo y por la historia en un lugar tan poco conocido como es el entorno de Pedret, en el Berguedà. Aunque el recorrido lo hice a finales de otoño, creo que es un buen lugar para repetir en primavera o incluso en verano.
Cómo llegar a Pedret
Previsión meteorológica
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Muchas gracias por compartir este magnífico recorrido con una precisión de los detalles espectacular. No servirá de guía para realizarlo este verano, ya que estaremos alojados muy cerca.
Gracias!!
Gracias a ti Daniel por tu comentario. Si vais a estar por la zona te recomiendo que leas también los posts El Berguedà (I) – 5 rutas para explorar los rincones más desconocidos y El Berguedà (y II) – 6 rutas desde el llano a las montañas para otras rutas cercanas.
Un saludo.