Es primavera y volvemos a dirigirnos a uno de los rincones más bonitos y visitados de la comarca barcelonesa de Osona, la Riera de Rupit, en el pueblo del mismo nombre. Ya tuvimos ocasión de visitarla en invierno y ahora, después de unas jornadas lluviosas y con el día alargando, la naturaleza eclosiona con vigor y nos ofrece lo mejor de la primavera.
Como expliqué en su día, Rupit se encuentra en un altiplano de la Sierra Transversal llamado Collsacabra, justo en un meandro de la Riera de Rupit. Esta riera nace de un conjunto de fuentes y torrentes en las zonas altas de Collsacabra, y el clima húmedo de la zona hace que generalmente baje agua, aunque después de unos días de lluvias suele ofrecer mejor espectáculo. El circuito que presento en este artículo es una pequeña variación del que expliqué en el artículo correspondiente al invierno. Es ligeramente más corto (no llega a los 7km) y con menos desnivel, casi llano, ya que gran parte de él se desarrolla por la pista de Rupit a Sant Joan de Fàbregues en lugar de pasar por el Mirador dels Bassis. Conviene llevar calzado apropiado para caminar por barro, ya que hay un tramo del camino con bastante humedad que nos puede dar problemas si no vamos preparados. A lo largo del camino hay dos fuentes de agua aunque no sé si se puede beber.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Este recorrido lo realicé a finales de mayo del 2014 en el marco que una salida fotográfica del grupo de Sonystas, y por las fotos ya te podrás hacer una buena idea del aspecto que presenta el lugar en esta época del año. Rupit es un pueblo muy visitado los fines de semana cuando hace buen tiempo, y cuando digo muy visitado es que vas a encontrar mucha gente hasta en los lugares más insospechados, incluso siguiendo nuestro mismo recorrido con zapatos de tacón. Por eso te recomiendo que vengas entre semana o a ser posible en sábado.
Como en la otra ocasión empezamos el itinerario en el aparcamiento donde dejamos el coche, justo a la entrada del pueblo a la derecha. La barrera de entrada se abre automáticamente, y la de salida tras comprar una ficha de 2€ en la máquina expendedora. En el mismo aparcamiento hay lavabos públicos, cubos para dejar la basura, y en el lado que toca la riera, a la derecha de la entrada, hay mesas y bancos para poder preparar algo de picnic. Salimos del aparcamiento frente a la caseta de Información y nos dirigimos a la derecha para cruzar la riera por un puente. Una vez dejamos las piscinas municipales a nuestra izquierda llegamos a un callejón, también a nuestra izquierda, que nos lleva hasta el famoso puente colgante de Rupit que vuelve a cruzar la riera.
Este puente nos conduce directamente al centro del pueblo, y no es aconsejable que circulen por él más de 10 personas a la vez, si mal no recuerdo.
Ya en la otra orilla subimos unos peldaños hasta llegar a una calle, y continuamos por la derecha. Seguimos avanzando por esta calle hasta pasar por delante de la fachada de la iglesia de Sant Miquel y frente a una casa con unos llamativos balcones de madera cargados de útiles de labranza y otros trastos (es inevitable no hacerle alguna foto). Llegamos a la Plaça Major y a la izquierda sale un callejón en cuya esquina hay varias señales de caminos, entre ellos el que lleva al Salt de Sallent. Continuamos por ese callejón, que desciende haciendo un giro a la derecha, y a los pocos metros encontramos otra señalización. Desde allí contemplamos una magnífica vista del Turó de Santa Magdalena con la ermita casi oculta por la vegetación.
Recto vamos a Santa Magdalena, y a la izquierda al Salt de Sallent pasando por debajo de una casa, y como vamos al Salt nos desviamos a la izquierda. Tras pasar por debajo de la casa, el camino desciende entre unos huertos y a la altura de la parte posterior de la iglesia de Sant Miquel discurre por el borde un barranco sobre el cual se apoyan algunas casas de Rupit. Miramos hacia atrás y vemos el pueblo de Rupit rodeado de verde.
Sólo por comparar, el mismo lugar cinco meses antes, a finales de diciembre.
En esta parte del camino me encontré con el caracol de tierra más grande que he visto en mi vida. No exagero si digo que el pie alcanzaba los 8cm de longitud. De hecho un pequeño coleóptero parece querer subirse a él para dejarse llevar.
Este tramo del camino acaba en un descenso en curva que nos lleva al lecho de la Riera de Rupit, y cruzamos el Torrent del Saltiri, uno de sus afluentes, pasando con cuidado por encima de unas piedras resbaladizas.
Una vez en la otra orilla, el camino asciende suavemente mientras se rodea de una exuberante vegetación y sobre todo mucha, mucha humedad. A nuestra derecha las aguas de la riera bajan tranquilamente, tanto que los pequeños patitos pueden nadar sin problema.
Por la izquierda del camino baja agua que empapa el camino y nos puede provocar un resbalón. Suerte de la barandilla que nos sirve para apoyarnos. Recuerdo que la primera vez que vine por aquí no existía ninguna barandilla y había que caminar con pies de plomo.
En la parte más alta del camino, éste ahora es menos rocoso y hay que estar al tanto con el barro. Es bueno tener la mano cerca de la barandilla.
La humedad ambiente y la temperatura fresca ayuda a obtener imágenes de excepcional belleza. Aquí intentando unas macro con el todoterreno.
Sobre el kilómetro 1,2 del recorrido llegamos a la zona del Molí del Rodor, donde el agua de la Riera de Rupit se precipita unos cuantos metros rocas abajo en el Saltant del Rodor. Hay quien baja a la roca para verlo más de cerca, pero también he visto gente resbalar y caer.
Doscientos metros más adelante llegamos a un pequeño claro que corresponde a la Font de la Pomareda. La fuente está a la derecha detrás o casi debajo del camino por el que venimos, en un rincón oscuro. Desconozco si el agua es potable.
Frente a la Font de la Pomareda se encuentra el Saltant de Sabaters, más vistoso que el de Rodor, a pesar de que la vegetación ha brotado mucho respecto al pasado invierno y tapa un poco la visión. Aprovecho para hacer uno de mis típicos «falsos» efectos seda.
Si levantamos la vista, y bastante, vemos los árboles apiñados al borde de un abismo, casi a punto de precipitarse a la riera.
El entorno tranquilo, apartado del camino, invita a hacer fotos del agua discurriendo entre las rocas cubiertas por musgo, sobre todo efectos seda de los míos, aquí con buen pulso disparando a 0,25 segundos. Lástima que el agua baje de un tono muy marrón y la espuma no salga blanca.
Sobre el kilómetro 2,3 llegamos a una bifurcación. Hacia la derecha se cruza la Riera de Rupit por encima del Salt de Sallent, pero nosotros seguimos recto hacia el mirador para poder contemplar mejor este espectacular salto de agua.
Gracias a lo que llovió días atrás baja bastante agua por el salto, pero la poza tiene un color marrón cuando lo normal es que sea verde oscuro debido a su profundidad. Desde este mismo mirador también tenemos unas vistas espectaculares sobre Les Guilleries y el valle que ha excavado la Riera de Rupit en su camino hacia el río Ter, ya en el pantano de Susqueda. Aquí la foto tiene que ser una panorámica, sí o sí.
El lugar donde nos encontramos ahora era un fondo marino hace millones de años. Prueba de ello son los innumerables fósiles de nummulites que conforman la roca.
Volvemos atrás, hacia la riera, y la cruzamos por encima del Salt de Sallent. No hay puente, así que hay que pasar de piedra en piedra, pero a pesar de que baja bastante agua es fácil cruzar sin mojarse. Seguimos la pista, que en suave ascenso nos lleva al Pla del Roquer.
Si miramos a la derecha del camino vemos asomar a lo lejos la torre de Sant Joan de Fàbregues. Al final de este camino llegamos a una explanada donde suele haber algún coche aparcado. El camino de la izquierda lleva a L’Agullola, pero nosotros tomamos el de la derecha, ya de regreso a Rupit, rodeando el Pla del Roquer mientras disfrutamos de la flora y fauna de los prados.
A partir de aquí, lo que nos queda de camino de regreso a Rupit es una pista pavimentada con apenas desniveles. A ratos caminamos por espacios abiertos, y a ratos entre espesa vegetación.
Sobre el kilómetro 5,6 del recorrido pasamos frente a una fuente de la que no he encontrado el nombre. Queda a la izquierda del camino, muy metida en la vegetación y casi sepultada bajo la hiedra.
Llegando ya a Rupit tenemos esta vista de la riera con el pueblo y el puente colgante.
Y hasta aquí el recorrido de hoy. Ahora nos podemos ir a casa a comer… o bien quedarnos a comer en alguno de los varios restaurantes del pueblo, muy recomendables, para luego dar un paseo por el pueblo, que vale mucho la pena. Nosotros lo que hicimos fue comer nuestros bocadillos en las mesas y bancos del aparcamiento, luego tomamos el café en un bar-panadería que hay en la salida del pueblo, junto al aparcamiento y la caseta de Información (se llama Forn de l’Era), y después dimos un paseo fotográfico por Rupit.
Como yo ya tenía el pueblo más que fotografiado me propuse a mí mismo el reto de hacer fotos con focal fija, y qué mejor que desmontar el objetivo todoterreno, dejarlo en el coche, y montar el Minolta AF 50mm f/1.7.
El paseo lo empezamos en el mismo bar-panadería, subiendo por la calle de la Barbacana y recorriendo algunas de las calles que cruzan. A continuación algunas de las fotos de esta primera etapa del paseo.
La segunda etapa del paseo la hacemos en dirección a Santa Magdalena. Nos dirigimos a la Plaça Major y nos desviamos por el callejón que sale a la izquierda hacia el Salt de Sallent y Santa Magdalena. Luego, en el desvío que nos manda pasar por debajo de una casa para ir al Salt de Sallent, nosotros seguimos recto, hacia abajo.
Al final del camino llegamos al puente medieval de Can Badaire, que cruza de nuevo la Riera de Rupit. Podemos bajar a la riera y disfrutar e intentar capturar con nuestra cámara el ambiente que se respira.
Cruzamos el puente y tomamos el camino que sale hacia la izquierda. El de la derecha dejamos que se pierda en la lejanía.
Por el camino nos vamos encontrando un sinfín de florecillas diferentes. A mí las que más me gustan son las azules.
Tomamos unas escaleras que suben a nuestra derecha y nos encontramos en el llano de Santa Magdalena, con la ermita frente a nosotros.
Tras un fuerte chaparrón de primavera, al final siempre acaba saliendo el sol, aunque sea a última hora de la tarde.
Y ahora sí que está visto todo y es el momento de regresar al coche por el camino por el que hemos venido. La luz del sol ya no tiene tiempo de alcanzar el suelo en las calles más estrechas, que aún conservan la humedad de la lluvia.
Espero haberte despertado el interés en visitar Rupit esta primavera. Realmente vale la pena hacerlo, y más si la meteorología acompaña y se alternan claros con chaparrones, que avivan más los colores de la primavera.
Cómo llegar a la Riera de Rupit
Previsión meteorológica
- Texto y fotos con licencia Creative Commons BY-NC-ND 4.0 International. Puedes compartir libremente si citas al autor, si no obtienes ningún beneficio económico, y si no realizas ninguna modificación. Y si además me lo dices, me harás muy feliz. 🙂
Como siempre, preciosas fotos, magnífica explicación, todas tus rutas son realmente motivadoras sólo hacen falta un par de buenas botas de montaña, una botella de agua y la cámara para pasarlo bien.
Muchas gracias por compartir tus experiencias!!!
😉
Gracias a tí por pasarte por aquí. La próxima va a ser…