Después del Ebro, el Delta del Llobregat es el segundo más extenso de Catalunya, con sus 98 km2 entre el macizo del Garraf, Montjuïc y el desfiladero de Sant Andreu de la Barca. Con una actividad humana desde la época de los romanos, actualmente se encuentra «atrapado» entre el puerto de mercancías de Barcelona, uno de los más importantes del Mediterráneo y el aeropuerto internacional del Prat de Llobregat. A pesar de eso sigues siendo una de las zonas agrícolas más ricas del Mediterráneo y también una de las zonas con más variedad de hábitats (marismas, pinedas, lagos, playas…) y riqueza faunística y botánica del sur de Europa. Es un lujo tener un lugar así tan cerca de Barcelona.
Si sigues este blog desde hace tiempo te habrás dado cuenta de que te suena de qué te estoy hablando. Y es que ya hablé del Delta el Llobregat en tres circuitos, la marisma de las Filipinas, el Semàfor del Prat y la laguna de Cal Tet. Y concretamente en éste último circuito mencionaba la posibilidad de unirlo con el del Semàfor del Prat dada su proximidad. Pues dicho y hecho, en la primavera del 2017 convoqué una quedada en la página de Facebook de Fotohiking para realizar este circuito tan ambicioso. Al final nos juntamos 6 fotohikers que recorrimos los casi 13 km de este circuito con nuestras cámaras y ganas de fotografiar todo aquello que valiera la pena. Debido a su longitud el circuito es de dificultad moderada, pero en realidad es fácil al ser todo llano (las únicas subidas son las plataformas de los miradores). De todos modos son muchos kilómetros para ir con niños o con personas con movilidad reducida, aunque todo el recorrido está adaptado. Como ya expliqué en los otros circuitos, es conveniente llevar calzado cómodo, agua, protección solar y repelente para mosquitos, sobre todo en verano. Y sobre todo tener en cuenta que es un parque con un horario muy concreto:
Del 1 de abril al 30 de junio | De martes a domingo y lunes festivos de 9 a 19h |
Del 1 de julio al 31 de agosto | De martes a domingo y lunes festivos de 9 a 15h |
Del 1 de septiembre al 31 de octubre | De martes a domingo y lunes festivos de 9 a 19h |
Del 1 de noviembre al 31 de marzo | De martes a domingo y lunes festivos de 9 a 17h |
Los lunes no festivos está cerrado, así como los días 1 y 6 de enero y 25 y 26 de diciembre.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Empezamos el itinerario en el mismo lugar que el circuito del Semàfor del Prat, y de la laguna de Cal Tet, en el aparcamiento de los Espais Naturals del Delta del Llobregat, saliendo de El Prat del Llobregat en dirección al cementerio. Una vez pasado el cementerio se llega a una rotonda y se sale por la salida de la izquierda. A pocos metros tras cruzar el canal de la Bunyola encontramos este aparcamiento a nuestra derecha, y dejamos allí el coche. Continuamos por el carril peatonal de la misma carretera, el Camí Reial de València, en dirección a la entrada del parque. Allí tenemos una oficina de información, detrás los WC, una fuente y unas mesas y bancos de picnic. Ahí ya tenemos nuestro primer encuentro con la flora y la fauna del Delta del Llobregat.
Seguimos en dirección al río pasando junto al Mirador de Cal Lluquer, la primera plataforma de observación que nos encontramos. Al llegar al río a nuestra izquierda vemos el Pont de la Gola del Llobregat, con la ciudad de l’Hospitalet del Llobregat detrás y la Serra de Collserola al fondo, con el Puig de l’Ossa (también llamado Sant Pere Màrtir) de 399 metros de altura y sus antenas. En esta parte del río es normal ver gaviotas y cormoranes, y ocasionalmente flamencos.
El camino gira 90 grados a la derecha y sigue paralelo al curso del río. El día es bastante soleado, por lo que es bastante indicado montar un filtro polarizador circular en el objetivo para atenuar los reflejos de la luz del sol tanto en el agua como en la vegetación.
A los 150 metros del giro de 30 grados nos desviamos por un camino que sale perpendicular a nuestra derecha. El camino separa la Bassa de Cal Bitxot, a nuestra derecha, de las balsas de depuración de Cal Tet, a nuestra izquierda. Pasamos frente a un camino a nuestra izquierda que separa dos de esas balsas. Este es un parque natural de protección especial y no hay que salirse de los caminos señalizados.
Poco más adelante llegamos al Mirador de Cal Bitxot, que en lugar de estar orientado a la balsa del mismo nombre, lo está hacia la balsa que tiene enfrente.
Procurando no hacer ruído podemos abrir las ventanas que más nos convengan para observar la fauna de la balsa, recordando que después las tenemos que volver a cerrar cuando nos vayamos. En aquel momento lo único que había en la balsa eran tortugas. Además de Florida, especie invasora.
Poco más adelante, en una curva del camino, encontramos una curiosa construcción sobre dos postes llamada Hotel d’insectes. De trata de hacer que los insectos encuentren cobijo y nidifiquen en el interior. Cuando estuve estaban todas las habitaciones vacías, y no parecía haber reservas. En la foto, al fondo el Mirador de Cal Lluquer.
Regresamos al camino del río. En la foto, mirando a la izquierda desde el cruce.
Una vez en el camino de Ca l’Arana continuamos hacia la derecha, río abajo. A unos 150 metros encontramos a nuestra izquierda una indicación de un sendero alternativo que se adentra en la vegetación de ribera. Nos desviamos por ese sendero.
En este sendero estamos más cerca de la fauna y la flora del Delta del Llobregat, como este ejemplar de mariposa de los muros (Pararge aegeria aegeria).
A nuestra izquierda tenemos el río Llobregat, que de hecho hasta hace poco pasaba algo más lejos de aquí y que fue desviado recientemente a su ubicación actual para permitir ampliar el puerto de Barcelona. Al fondo se pueden ver las grúas gigantes del macroterminal de contenedores del puerto de Barcelona. Estas grúas miden como edificios de 14 plantas.
Otra mariposa muy común en este hábitat es la blanquita de la col (Pieris rapae).
El sendero alternativo acaba en el Camí de l’Arana. En la balsa de depuración contigua a esta parte del camino podemos ver pececillos que serviran de alimento a la variada fauna palustre del Delta del Llobregat.
Seguimos por el Camí de l’Arana río abajo hasta el siguiente desvío a la izquierda por un sendero natural anternativo. Obviamente lo tomamos para estar más cerca del medio natural del Delta del Llobregat. Este sendero vuelve al Camí de Ca l’Arana a la altura del Mirador de Cal Malet, una plataforma desde donde podemos observar tanto las balsas de depuración próximas como la zona industrial de la otra orilla del río Llobregat. El tráfico aéreo es constante debido a la cercanía de la pista principal de aterrizaje del aeropuerto del Prat.
Poco más adelante del mirador encontramos otro sendero natural alternativo, el último. En éste me encuentro este macho de cola azul común (Ischnura elegans).
En este tercer sendero natural pasamos un tramo entre carrizales. No hay que salirse del camino indicado.
Como los anteriores, el sendero acaba de nuevo en el Camí de Ca l’Arana. En la tierra del suelo del camino veo como una espuma de la que desconozco la procedencia, ya que en los alrededores no hay agua ni nada que la pueda originar.
Llegamos a un cruce y nosotros seguimos a la izquierda por el Camí de Ca l’Arana, sin dejar el río Llobregat. El camino acaba en el Mirador de la Desembocadura, Desde arriba podemos ver partir del puerto de Barcelona los mercantes cargados de contenedores.
Hacia la derecha la marisma de Ca l’Arana, y más allá el Mirador de la Bunyola y el Semàfor del Prat, a donde iremos más adelante.
Me dispongo a cambiar el objetivo por el ultra gran angular, también con filtro polarizador circular. Todo recto la nueva desembocadura del río Llobregat y a la derecha la playa de Ca l’Arana. Tanto por el camino recto como en la playa está prohibido el paso.
A la derecha de nuevo la marisma de Ca l’Arana, pero ahora con focal de 11mm en lugar de 150mm. Apenas se ven diminutos el mirador de La Bunyola y el Semàfor del Prat.
Bajamos de la plataforma del mirador y volvemos al Camí de Ca l’Arana, ahora río arriba. Justo en ese comento cruza el río el gigante Airbus A380.
A unos 400 metros llegamos al cruce que dejamos atrás antes. Nos desviamos a la izquierda en dirección al Aguait de Cal Tet. Pasamos junto al Mirador de Cal Beites, otra plataforma con vistas sobre el Estany de Ca l’Arana. Más adelante pasamos junto a un puente de madera a nuestra derecha, y a nuestra inzquierda se extiende la Pineda de Ca l’Arana.
Seguimos recto por el camino hasta el final, el Aguait de Cal Tet, un hide desde el que tenemos una buena vista del Estany de Cal Tet. Hemos de guardar silencio y ser respetuosos con la gente que haya dentro del hide, algunos de los cuales pueden llevar horas allí esperando ver una ave concreta o hacer una foto en particular.
Frente a nosotros, en la otra orilla del lago, el Mirador de Cal Tet.
A lo lejos distingo una pareja de somormujos.
Más cerca vemos un zampullín común que acaba de emerger de debajo del agua.
Y más a la derecha del hide un macho de pato colorado.
Es sorprendente la diversidad de especies de aves acuáticas que podemos ver aquí, y eso que no es la época de máxima afluencia de aves migratorias.
Salimos del Aguait de Cal Tet y regresamos a la Pineda de Ca l’Arana, donde haremos una parada. La Pineda de Ca l’Arana es la pineda más septentrional del Delta del Llobregat, y en ella vive una colonia de murciélagos. En algunos de los troncos podemos observar los nidos que han instalado los responsables del parque natural para ayudar en su conservación.
Este pequeño bosque es bastante tupido y se agradece su sombra cuando aprieta el sol. Recuerda, el truco para que en la foto salga el sol con los rayos es cerrar mucho el diafragma.
Cruzamos el pequeño puente de madera que sale frente a la Pineda de Ca l’Arana y nos dirigimos al Aguait del Sabogal. Pasamos un segundo puente de madera que cruza un canal y también un camino a la izquierda desde el que nos observa un gato.
El camino entre los carrizales parece trazado con regla.
Aparte del carrizo, por el camino hay cardos en flor que atraen a insectos como esta blanquita de la col.
Poco más de 150 metros pasado el segundo puente, a nuestra izquierda aparece una larga pasarela de madera.
Abandonamos momentáneamente el camino por la pasarela, que acaba en el Aguait del Sabogal.
Este hide está orientado hacia la parte norte del Estany de Cal Tet. De nuevo hemos de ser respetuosos con la gente que esté contemplando pacientemente la fauna de la laguna y no hacer ruido ni molestarlos. Lo primero que vemos es un grupo de moritos comunes (Plegadis falcinellus) acicalándose en una lengua de tierra que se adentra en la laguna.
A nuestra derecha y al fondo se adivina la silueta del macizo de Montserrat.
Frente a nosotros unos porrones comunes (Aythya ferina) se dan un buen baño.
Debido a la orientación de este hide también vemos los incesantes aterrizajes de los aviones en el aeropuerto del Prat, que rompen el encanto del lugar y su aire de parque natural.
Salimos del Aguait del Sabogal y volvemos al camino. Desde la pasarela de madera vemos la Pineda de Ca l’Arana asomando por encima del juncal.
Al llegar al camino continuamos hacia la izquierda, hasta que el camino acaba en un cruce. Allí volvemos a girar a la izquierda. Pocos metros más adelante, a nuestra derecha hay un pequeño mirador que da a una marisma. Justo cuando me asomo veo pasar corriendo una hembra de ánade real (Anas platyrhynchos) con su prole siguiéndola en fila. No me da tiempo a hacer una foto mejor.
No muy lejos de ellos se pasea una garceta común (Egretta garzetta) mientras al fondo pastan unos caballos. Estos caballos están aquí precisamente para controlar la vegetación, como parte importante del mantenimiento del ecosistema.
Seguimos por este camino hasta que éste gira 90 grados a la derecha. Hay un banco por si nos queremos sentar a descansar un poco.
Hacia adelante el camino vuelve a ser rectilíneo.
Llegamos a la altura de una cerca de madera que nos permite ver la marisma de la derecha, la misma en la que vimos pastar los caballos. Unos gansos (Anser anser) remojan sus patas en un charco.
Los caballos pastan plácidamente. Es posible acariciarlos si se acercan a la cerca. Aquí una foto contextualizando la marisma, con el Tibidabo y la Torre de Collserola de fondo.
Unos moritos cruzan el cielo azul con su vuelo elegante.
Tras una ligera subida (la única de todo el recorrido) llegamos a un cruce de caminos con un mirador a nuestra derecha. Este mirador da a la misma marisma que antes, pero desde un punto de vista algo más elevado. Abajo, en una zona encharcada, un grupo de tarros blancos (Tadorna tadorna) dan un toque de color.
Más cerca una cigüeñuela común (Himantopus himantopus) parece picotear su reflejo en la charca.
Entre foto y foto de fauna de la marisma, me llaman la atención un par de caracoles soportando el sol encerrados en sus conchas y adheridos al cañizo del mirador.
Abajo un caballo pace ajeno a todo.
Seguimos hacia adelante por el camino. A nuestra izquierda no se va a ningún sitio. Medio kilómetro más adelante llegamos al Mirador de Cal Lluquer y por consiguiente a la entrada del parque natural. Aprovechamos para ir al WC o a tomar algo. Salimos del recinto del parque y continuamos a la izquierda por el camino que va paralelo a la cerca del parque. Una langosta egipcia (Anacridium aegyptium) se interpone en nuestro camino.
A nuestra derecha vemos campos de alcachofas que no parecen muy cuidados. Las alcachofas parecen abrirse paso entre las mala hierbas.
A unos 900 metros de la entrada del parque, o mejor dicho de la salida, pasamos junto al Mirador de Cal Tet, a nuestra izquierda. Podemos contemplar el Estany de Cal Tet por los ventanucos del mirador. A nuestra derecha las espigas de las hierbas brillan al sol.
Unos 200 metros más adelante el camino desemboca en el Canal de la Bunyola, flanqueado por dos caminos a ambos lados del canal y un puente que los comunica. A partir de aquí continuamos a la izquierda por cualquiera de los dos caminos. Desde el puente vemos que el agua del canal está algo agitada por culpa de las tortugas de Florida (Trachemys scripta), especie invasora que está desplazando las tortugas autóctonas en nuestros hábitats de agua dulce.
Pasamos por la puerta que cierra esta parque del parque (hay una en cada camino) y seguimos unos 700 metros hasta llegar al Pont de la Bunyola, que vuelve a comunicar los caminos de las dos orillas del canal. Hacia la izquierda está el Mirador de la Bunyola, entre las playas de Ca l’Arana y la del Prat. Nosotros vamos a seguir hacia la derecha en dirección a la Caserna dels Carrabiners (Cuartel de los Carabineros).
Este cuartel fue construido a mediados del siglo XIX y abandonado en los años 70 del siglo pasado. Los lugares abandonados dan bastante juego en la fotografía, así que es recomendable darse una vuelta por los rincones de este cuarte buscando fotos inspiradoras.
En el centro del patio del cuartel hay un lavadero con un pozo artesiano, hoy inutilizado pero que antiguamente extraía agua de los acuíferos de la zona.
Nos damos una vuelta por las diferentes estancias del cuartel, todas a cielo descubierto. Hay visitantes que no respetan.
En algunos lugares se conserva el mosaico original del suelo.
La raíz de una gran higuera en una esquina del patio levanta el pavimento del pasillo.
Una higuera se asoma a la ventana de un barracón.
Los tabiques han sido reemplazados por hierba.
Una vista del patio con el mar al fondo. El cuartel es ahora un lugar muy tranquilo.
Las higueras colonizan el medio, incluso cuando éste no es el más propicio.
Salimos del cuartel y seguimos por el camino a la que será nuestra siguiente parada, el Semàfor del Prat.
Este edificio de finales del siglo XIX se construyó para regular el tráfico marítimo y evitar accidentes en la zona por medio de señales luminosas. También se comunicaba con el castillo de Montjuïc mendiante lenguaje de banderas. Hoy en día es un mirador sobre la playa del Prat y un lugar recomendado para hacer fotografías, aunque es difícil hacerlas sin que salga gente. Se accede al edificio por una larga pasarela de madera por encima de la vegetación de la playa. La verdad es que es un lugar muy inspirador, y más si se dan las condiciones propicias.
La pasarela atraviesa el edificio y sale por detrás. Aquí unas vistas de la playa, la laguna de la Magarola y al fondo la Torre de la Ricarda.
La pasarela sube a la segunda planta describiendo un bucle.
Desde ella tenemos buenas vistas del entorno.
Aquí un par de fotos poniendo el Semàfor en contexto.
Dejamos ya el Semàfor y volvemos al camino. Allí siempre encontraremos gente haciendo fotos, aunque sean selfies.
Volvemos al Canal de la Bunyola y seguimos por el camino de la izquierda, sin cruzar el canal por el puente. En primavera puede que veamos alguna amapola en la orilla izquierda del camino, como ésta que encontré frente a la masía de Cal Roc y que parecía ofrecerme un beso.
Esta parte del camino es bastante transitada por gente que sale a pasear los fines de semana cuando hace buen tiempo. Más que un camino parece un paseo o una avenida. Al fondo del camino la silueta de Montserrat.
Pocos metros más adelante me encuentro otras amapolas a las que les da directamente la luz del sol. El rojo intenso no es un color fácil de calibrar por las cámaras de fotos digitales. Es posible que tengas que cambiar el ajuste de balance de blancos (WB o White Balance) para que la cámara capte el rojo auténtico de las flores, y no un morado o un anaranjado.
Llegamos a un puente que cruza el canal y nos asomamos a ver qué se ve en el agua. Una tortuga saca la cabeza para ver qué se ve en el puente.
Los campos de alcachofas que hay a nuestra izquierda parecen están mejor cuidados que los que vimos antes en otra parte del recorrido. Estos están libres de malas hierbas y las plantas parecen más vigorosas. Por cierto que las alcachofas del Prat son muy buenas. A mí me gustan al microondas con un poco de aceite, sal y pimienta en el corazón. Si el cultivo del Delta del Ebro es el arroz, el del Delta del Llobregat es la alcachofa.
A estas horas de la tarde la luz del sol de primavera cae con una inclinación favorable, y embellece (para mí) este árbol que en otra hora del día me hubiera pasado desapercibido. Al fondo la torre de control del aeropuerto del Prat, al que nos estamos acercando.
Llegamos al Camí Reial de València, entre el aparcamiento de Cal Tet y el Mirador dels Avions. Aquí estamos alineados con la pista de aterrizaje del aeropuerto del Prat, y vemos llegar los aviones haciendo cola. En periodos de mucho tráfico aéreo, cuando vemos aproximarse un avión podemos ver detrás hasta 3 más en línea para aterrizar, con una separación de 1 minuto cada uno.
Cruzamos el Camí Reial de València, giramos a la izquierda y tomamos el camino del Mirador d’Avions que sale a la derecha de la alambrada del aeropuerto.
El Mirador d’Avions es un espacio provisto de asientos de hormigón orientados de cara al aeropuerto y de espaldas a él. Los asientos están alienados con la pista de aterrizaje, y desde ellos podemos ver pasar los aviones por encima nuestro y bastante cerca, ya que aquí vuelan muy bajo por la proximidad a la pista. Los aviones no son muy naturales que digamos, pero a mí me gusta fotografiarlos por el reto que me supone captar el máximo de detalle en objetos en movimiento. Y también les gustan a un tipo de personas llamados «spotters«, aficionados a observar y registrar aviones. Por eso aquí encontraremos muchos spotters… y de hecho mucha gente de cualquier condición. El Mirador d’Avions atrae a tanta gente que en momento de máxima afluencia hasta puedes encontrar un puesto de perritos calientes, y la grúa llevándose los coches mal aparcados.
Si queremos ver los aviones tocar pista tenemos que subir a una pequeña elevación contigua al mirador. Desde allí no nos molestan las alambradas del aeropuerto y podemos ver los aviones tomar tierra. Es un buen ejercicio para el dedo disparar justo en el momento en que las ruedas tocan el asfalto. La luz del atardecer ayuda a hacer más visible el humo de las ruedas.
Por encima nuestro no paran de pasar aviones. Consigo capturar este vuelo de Vueling (valga la redundancia) que va a pasar por encima de la luna.
Aquí las instalaciones del Terminal T2 del aeropuerto del Prat y las montañas del macizo del Garraf desde el montículo del Mirador d’Avions, aprovechando la luz del sol para perfilar las siluetas.
Y para aprovechar mejor esa luz del atardecer que en esta época del año cae a nuestra derecha, podemos acercarnos a otra plataforma de observación que hay a unos 500 metros de allí. Bajamos del montículo, pasamos frente al Mirador d’Avions y cruzamos el Camí Reial de València por la rotonda, para seguir por el paseo a la derecha. Pasamos junto a Cal Malet, una antigua masía abandonada.
Unos 400 metros más adelante llegamos a la plataforma de observación. A veces suele estar muy llena de gente y cuesta encontrar un buen sitio para hacer fotos. Aquí tenemos el sol casi de frente, por lo que hacemos fotos a contraluz con un resultado más que aceptable. Podemos subexponer para captar mejor el humo de las ruedas al aterrizar iluminado por el sol.
O podemos exponer normal para captar los matices de la luz dorada, casi monocromática, del atardecer.
El aeropuerto del Prat dispone sólo de 3 pistas de despegue y aterrizaje. Normalmente se aterriza en esta pista, la principal, por ser la más larga. Y por ese motivo también se utiliza esta pista para el despegue de los aviones más grandes, como este Airbus A340 de las Aerolíneas Argentinas.
Una vez se ha puesto el sol ya no tenemos buena luz y decidimos regresar al aparcamiento. Mirando al cielo vemos que no sólo hay mucho tráfico aéreo en el aeropuerto sino también muy por encima de él. Se me ocurre esta foto en vertical para captar las estelas de 4 aviones y el degradado de luz y de color del paso de la hora dorada a la hora azul.
Al pasar junto a las luces de la pista y aprovechando la magnífica luz del crepúsculo espero a que pase algún avión, pero tantos que pasaban hace un rato y ahora llevo varios minutos sin que aparezca ninguno, y hacia el horizonte no se aprecia ninguna luz de aviones aproximándose, así que tomo esta foto sin avión y pongo fin al recorrido.
Si te ha gustado este recorrido te animo a hacerlo en cualquier época del año. Ahora en noviembre el parque cierra antes, pero es posible hacer el recorrido entero desde primera hora de la mañana y sin prisas. Además, y por si te interesa, a mediados de noviembre y a finales de enero el sol se pone al atardecer en línea con la pista principal y el Mirador d’Avions, así que es algo a tener en cuenta para hacer fotos al atardecer. Puedes comprobarlo en la web de The Protographer’s Ephemeris.
Cómo llegar al Delta del Llobregat
Previsión meteorológica
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