La villa ducal de Montblanc es la capital de la comarca tarraconense de la Conca de Barberà. Su núcleo antiguo está rodeado por una muralla de origen medieval que realza aún más el carácter histórico de este pueblo, declarado Conjunto Monumental y Artístico en 1947. Y si además te digo que, según la leyenda, Sant Jordi dio muerte al dragón frente a una de las puertas de la muralla, tienes más motivos para visitar Montblanc. No es casualidad que por las fechas de la festividad de Sant Jordi se celebre la Setmana Medieval de Montblanc, cita ineludible para todo amante a la vida en el medievo.
No lejos de allí y subiendo hacia las Muntanyes de Prades se encuentra la ermita de Sant Joan de la Muntanya. Cuentan que la princesa Elionor d’Urgell se retiró a hacer vida eremítica en una cueva cercana a la ermita, desde el año 1414, cuando fue apresado su hermano Jaume II d’Urgell, hasta su muerte en 1430. Lo que no se sabe es si fue ella quien fundó la ermita o sólo la restauró. Por encima de la ermita hay una peña desde la que se disfrutan las mejores vistas de la comarca de la Conca de Barberà.
El itinerario a Sant Joan de la Muntanya: track y recomendaciones
El recorrido de ida y vuelta desde Montblanc hasta Sant Joan de la Muntanya y la Cova de Nialó es un itinerario circular de poco más de 8km. En principio reviste poca dificultad, pero debido a que hay algún tramo de cuesta pronunciada y una bajada por escalones empotrados en muros de piedra seca, lo he calificado de dificultad moderada. El equipamiento básico es llevar calzado de senderismo y ropa adecuada para la época del año. Gran parte del recorrido es por bosque, por lo que en verano no es imprescindible ponerse protector solar. Yo lo hice en agosto del 2020 por la mañana temprano y tampoco pasé excesiva calor. Junto a la ermita hay una fuente, aunque no siempre mana agua, por lo que es mejor llevar una botella o una cantimplora, así como también algún bocadillo que podemos comer arriba junto al mirador.
El entorno y su relieve
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en en el + y en el – bajo la barra de reproducción para cambiar la velocidad.
La excursión y las fotos
Km 0,0 – Aparcamiento de la Muralla de Sant Jordi
Empezamos el recorrido en el aparcamiento que hay frente a la Muralla de Sant Jordi, en el lado Este de Montblanc. Allí podemos dejar el coche.
Hay tres caminos que comunican Montblanc con Sant Joan de la Muntanya:
- El camino de la Solana.
- El camino del Gorrines.
- El camino del Tàrraga.
Nosotros iremos por el de la Solana y volveremos por el del Tàrraga. Para ello salimos en dirección Norte pasando junto a la Torre de Sant Marçal.
Pasada la torre hay una pequeña puerta en la muralla, el Portalet de Sant Marçal. Al otro lado lado vemos la Font del Vall.
Junto al paso de cebra frente a la puerta, una señal del GR-175, el sendero de la Ruta del Císter que une los monasterios cistercienses de Santes Creus, Poblet y Vallbona de les Monges.
En la siguiente esquina encontramos un poste con profusión de señales de senderos, principalmente el GR-175 que ya hemos visto por un lado, y el GR-171 y la segunda etapa del GR-175 por el otro.
Giramos por esa calle a la izquierda siguiendo el GR-171 y el GR-175-2, y a los pocos metros nos volvemos a desviar a la izquierda.
Al fondo ya vemos Sant Joan de la Muntanya, nuestro destino, a la derecha del Cingle Blanc de Sant Joan.
Al final de la calle continuamos recto por la derecha.
Aquí ya empieza el camino como tal. Este primer tramo es el Camí de la Tossa. Qué pena que las nuevas señalizaciones no recuerden los nombres locales de los caminos.
Km 0,4 – Aqüeducte de les Arcades
Pasamos bajo uno de los arcos del Aqüeducte de les Arcades, un acueducto construido a principios del siglo XIX y que hasta la segunda década del siglo XX transportó agua desde el Barranc del Bulló hasta el Monestir de la Serra.
A partir de aquí la caminata continúa plácida en suave subida por este amplio camino.
Aunque este tramo del itinerario es un poco aburrida y desviamos la atención a otras cosas, como las hormigas que corretean bajo nuestros pies.
O las aceitunas que maduran en un olivo.
El Camí de la Tossa es bastante frecuentado por los montblanquinos.
Unos 300 metros después del acueducto pasamos por una bifurcación. Seguimos recto. Arriba al fondo y entre los dos caminos vemos Sant Joan de la Muntanya.
El teleobjetivo permite acercarnos a la ermita y al mirador aunque aún nos quedan 2,5 km de camino.
Me llaman la atención las hormigas tan grandes que hay por este camino y lo que son capaces de cargar.
Km 1,2 – Antic Camí de Sant Joan
A unos 800 metros del Aqüeducte de les Arcades llegamos al desvío al Antic Camí de Sant Joan. Si no nos fijamos nos lo podemos pasar de largo, ya que sólo un poste con una discreta y deteriorada señal a «ST JOAN» nos advierte de su existencia.
Nos desviamos por él hacia la izquierda. El sendero, poco definido y confuso al principio, atraviesa un suelo rocoso.
Pocos metros más adelante empieza a destacar y se hace más fácil de seguir.
Nos adentramos en el bosque a la vez que aumenta la pendiente, aunque no mucho… aún.
Este camino es poco frecuentado en la actualidad, y ello se nota en la vegetación que lo engulle en algún tramo. Cuando llevamos 600 metros otra señal nos recuerda que vamos por el buen camino, si es que lo hemos dudado antes.
Cruzamos el Torrent de la Mala Ànima o de Les Bruixes, que realmente es el Torrent de Sant Joan, casi sin darnos cuenta. A partir de aquí el camino comienza a subir, empinado y bastante malo, con algunas curvas y en algunos tramos muy erosionado, siendo complicado decidir dónde poner los pies para avanzar.
Tras pasar junto a La Tossa (546 msnm) tomamos un respiro contemplando unas nubecillas que pasan por delante del Cingle Blanc de Sant Joan (aprox. 780 msnm).
Una mariposa me observa atentamente mientras recupero el aliento tras la fuerte subida (100 metros de desnivel en apenas 400 metros de camino).
Intento mirar hacia Montblanc, abajo, pero la neblina apenas me permite ver nada con detalle.
Con las fuerza recuperadas continuamos subiendo, pero ahora con menos desnivel. Me llama la atención un grupo de hormigas de gran tamaño apostadas en un agujero en la corteza de una encina.
Pocos pasos más adelante, una mosca asesina acecha sobre las hojas de un a coscoja (Quercus coccifera).
Km 2,5 – Pla de les Ginesteres
Unos 200 metros después de pasar junto a La Tossa llegamos al Pla de les Ginesteres, un claro que en contra de lo que sugiere su nombre no es plano pero es más fácil de subir que los últimos 600 metros recorridos. Imagino que el nombre le viene de aquí abunda la ginesta (Spartium junceum), que en primavera debe teñir todo este claro de amarillo.
Me llama la atención la acumulación de rocío en las hojas de encina, algo sorprendente tratándose de finales de agosto, pero que la neblina y las nubecillas sobre el Cingle Blanc de Sant Joan podrían llegar a explicar.
Un poco más adelante volvemos a ver Sant Joan de la Muntanya. Ya sólo nos faltan 400 metros.
Y así lo vemos cuando sólo nos faltan 200 metros, que parece que nunca se acaban.
De repende perdemos de vista Sant Joan de la Muntanya porque volvemos a adentrarnos en bosque. De hecho ya no vamos a volver a tener una vista completa de la ermita.
Unos 100 metros más adelante nos cruzamos con el GR-175, el otro camino que viene de Montblanc por el Bosc del Gorrines, que es uno de los más habituales.
Nosotros seguimos hacia arriba por la derecha.
El sendero gira bruscamente a la derecha y sigue cuesta arriba.
Ante nuestros ojos una vista del polígono industrial entre Montblanc y l’Espluga de Francolí, un aperitivo de lo que podremos ver desde arriba.
Un poco más a la derecha Montblanc y todo lo que hemos tenido que subir para llegar hasta aquí.
Unos pocos metros más adelante vemos a un poste indicador, justo en el cruce con el camino que lleva a Sant Joan de la Muntanya. El sendero continúa hacia Poblet.
En el mismo poste hay una información sobre la ermita de Sant Joan de la Muntanya.
Tomamos el sendero que sube por unos escalones tallados en la roca.
Al final de estos escalones hay una especie de campana o gong de hierro que los visitantes suelen golpear cuando pasan por aquí. Yo no lo hice porque prefiero el «silencio» de la naturaleza. Decir que en todo el trayecto por el Antic Camí de Sant Joan hasta aquí no me encontré a nadie, y sólo al llegar al poste me crucé con tres personas que bajaban de la ermita de Sant Joan.
Pasado este extraño artilugio vemos unas escaleras.
Km 3,2 – Ermita de Sant Joan
Subimos el primer tramo de escaleras y nos situamos en los primeros escalones del segundo tramo que sube hacia la derecha. Abajo vemos que camino, que recto nos llevaría a la parte de arriba de la ermita, pero que nostros subiremos por dentro de ella. A la izquierda del camino los altos cipreses que ocultan la vista de la ermita desde Montblanc.
Subimos el siguiente tramo de escaleras.
Al final de este tramo hay un descansillo y otro tramo más corto hasta la reja, que aunque tiene un candado en el cerrojo suele estar abierta.
Nada más entrar vemos la campana de la ermita.
Frente a la campana una pared con placas en memoria de Elionor d’Urgell, la supuesta fundadora de la ermita, y de todos los ermitaños, aunque los nombres que aparecen son de los fallecidos en los últimos años.
Pasamos al vestíbulo contiguo, o más bien un distribuidor. Un angosto balcón da a los cipreses que vimos antes. Al igual que estos ocultan la ermita de la vista de los montblanquinos, también impiden que veamos más allá desde el balcón.
Según se cuenta, a principios del siglo XV la princesa Elionor d’Urgell se instaló aquí para hacer vida eremítica. Más concretamente estuvo en una cueva cercana, la Cova de Nialó, desde 1414 hasta su muerte en 1430. En aquellos tiempos fray Pere Marginet, ex-monje de Poblet, también hizo vida eremítica por la zona y se convirtió en guía espiritual de la princesa.
Hay documentación de la segunda mitad del siglo XV que menciona una importante edificación en la ermita, con la capilla y varias celdas. Durante los siglos posteriores hubo gran devoción por la ermita, por lo que estuvo habitada ininterrumpidamente hasta el estallido de la Guerra Civil en 1936, cuando milicianos republicanos saquearon la ermita, despedazadon la campana y destruyeron el retablo de alabastro de Sant Joan del siglo XVI.
Acabada la guerra un grupo de jóvenes arregló las estancias y cubrió el tejado, pero la ausencia de ermitaños y la ubicación en pleno bosque provocaron que la ermita se fuera deteriorando hasta acabar completamente en ruinas en 1990. En 1993 un grupo de simpatizantes de la ermita se organizaron para subir una vez a la semana a desayunar y a trabajar en tareas de rehabilitación. Este grupo de una treintena de miembros ha conseguido arreglar la ermita casi por completo, ha reconstruido la fuente y ha instalado una copia del retablo destruido durante la guerra, entre otras cosas. Y tras 70 años se colvió a celebrar una eucaristía en la ermita.
Explicado todo esto proseguimos con la visita a la ermita de Sant Joan de la Muntanya. Estábamos frente al balcón. Detrás nuestro está la capilla de la ermita.
La capilla está excavada en la roca. La foto está hecha con el móvil a través de los barrotes de la puerta.
Pasamos a la siguiente estancia. Me resulta curioso el texto de encima del arco, aplaneu els camins al Senyor, «aplanad los caminos al Señor», y a nosotros los mortales senderistas, dejadnoslos llenos de cuestas.
Esta estancia tiene una escalera que nos permitirá recorrer todas las estancias de la ermita y salir por arriba.
Pasamos la puerta de debajo de la escalera. Da a una sala con una mesa grande, unos bancos y un hogar grande con función decorativa, ya que no se puede hacer fuego.
Al fondo hay una pequeña cocina.
Salimos a la escalera y subimos al piso de arriba. Justo encima de la sala de antes hay otra sala algo más grande. En las paredes hay fotografías de las diferentes fases de reconstrucción de la ermita. Al fondo hay un pequeño cuarto con algunos muebles.
Salimos a la escalera.
Y nos disponemos a subir más arriba.
En el piso de arriba se acaba la escalera. A la derecha hay una especie de desván para guardar material de construcción.
A la izquierda la salida al exterior.
Al lado de la salida hay otra sala con una puerta de hierro.
Gran parte del suelo de esa sala es roca madre.
En una pared está colgada la biografía de Elionor d’Urgell.
La puerta del fondo da a una terraza al lado del mirador.
Salimos a la placeta de arriba de la ermita de Sant Joan de la Muntanya. A la derecha vemos el mirador.
Nos dirigimos hacia él. Poco antes de llegar vemos un pequeño pesebre de l’Agrupament Escolta Montblanc.
Llegamos al mirador de Sant Joan, sobre una roca de sablón rojo que es a la vez pared y techo de la ermita. Un mosaico de azulejos nos sirve de guía para identificar los diferentes elementos que constituyen las vistas.
Desd este mirador se puede ver toda la comarca de la Conca de Barberà entre las sierras del Tallat y de Miramar, y poco más allá Montserrat, y si el día es particularmente claro se puede ver el Pirineo con el Canigó y el macizo de la Maladeta con el Aneto. Yo no tuve suerte, había mucha neblina, y con suerte pude ver Montblanc, que es lo que está más cerca. Abajo a la izquierda se ve claro el Aqüeducte de les Arcades.
Y a la izquierda l’Espluga de Francolí, algo más lejos.
Al lado del mirador la terraza que vimos desde dentro de la sala superior de la ermita. No creo que las vistas sean mejores desde allí pero parece un buen sitio para estar.
Y aquí lo que hay a espaldas de las vistas del mirador. Arriba al fondo el Cingle Blanc de Sant Joan.
Salimos del mirador y nos dirigimos hacia una especie de balsa que hay poco más arriba a la derecha. La balsa estaba seca y bastante deteriorada. Lo mejor de este sitio son las vistas sobre l’Espluga de Francolí, algo mejores que las del mirador.
Nos dirigimos hacia el centro de la placeta. Allí encontramos las señales que indican a la Cova de Nialó.
Seguimos el estrecho sendero que se adentra en el bosque al lado de la balsa.
Pocos metros más adelante tenemos que bajar por unas rocas, pero no es difícil.
Y poco más adelante tenemos que subir por otras con la ayuda de una cadena.
Pasado este pequeño obstáculo llegamos a un tramo estrecho y expuesto al precipicio. Suerte que unas cadenas ayudan a vencer el miedo.
Km 3,4 – Cova de Nialó
Y llegamos a la Cova de Nialó, el lugar de residencia de la princesa Elionor d’Urgell entre 1414 y 1430. Si ya en aquellos tiempos había pocas comodidades, aquí bastantes menos.
El nombre Nialó seguramente proviene de la contracción de n’Elionor. La cueva se compone de dos galerías. Aquí la más larga, de unos 13 metros de longitud, pero a la vez la más baja, ya que sólo se puede entrar en ella a 4 patas.
Y aquí la más corta, de 11 metros, pero también la más alta, ya que se puede entrar de pie.
Me pregunto en cuál de las dos galerías se instaló, o si tenía repartidos sus escasos enseres en ambas galerías. Imagino que ella viviría en la galería corta. Así se ve la boca de esa galería desde dentro.
Poco más hay que ver aquí, así que iniciamos el camino de regreso a Sant Joan de la Muntanya. Las vistas desde la cueva también son impresionantes, pero las nubes y la neblina no dejan ver mucho más allá que unos pocos kilómetros de la Conca de Barberà.
Superamos de nuevo los obtáculos de la ida, pero ahora de vuelta.
Llegamos a la placeta de Sant Joan de la Muntanya. Imagino que debe ser aquí donde hacen las celebraciones multitudinarias como la del día de Sant Joan, que consiste en una misa y un Ball de Bastons.
Encontramos diversos bancos distribuidos por toda la explanada, e incluso alguna mesa de obra a la sombra de las encinas.
Buscamos ya el camino de vuelta a Montblanc, y lo encontramos al sur de la explanada, con una señal que dice que faltan casi 10 km hasta Montblanc, pero nosotros vamos a hacer realmente bastantes menos.
Km 3,9 – Camí del Tàrraga
La pista va subiendo por el bosque. Unos 300 metros más adelante llegamos al punto más alto del recorrido, coincidiendo también con el Barranc de Sant Joan y un desvío que indica al Mas de la Pasquala y a Montblanc, pero por el camino largo.
Nosotros seguimos a la izquierda, hacia abajo. Es el Camí del Tàrraga. Unos poco metros más adelante encuentro a la derecha del camino un mojón de piedras. Indica el final de la Via Ferrata Feixa del Colom, que sube al Cingle Blanc de Sant Joan, luego recorre toda la pared y acaba justo aquí. El punto de inicio está unos 100 metros más adelante.
El camino va descendiendo suavemente entre encinas y pinos, el típico bosque mediterráneo.
En algunos pinos veo una especie de nidos construidos con dos tejas. Imagino que son nidos para murciélagos. Normalmente los he visto de madera y pintados de negro, así que estos me llaman la atención porque son menos discretos. En la explanada de Sant Joan de la Muntanya ya había visto alguno.
En un punto del camino me encuentro un montón de plumas y ni una gota de sangre.
A unos 1300 metros del mojón del final de la Via Ferrata Feixa del Colom nos cruzamos con el camino que lleva al Roquer del Penitent, otra famosa zona de escalada de Montblanc.
Unos 200 metros más adelante pasamos entre dos postes de hierro que en su día debieron estar unidos por una cadena.
Pasados estos dos postes encontramos la incorporación de otro camino por la izquierda. Nos desviamos por él. La pendiente de bajada es algo más pronunciada que la anterior, pero no llega a cargar las piernas. Algún o algunos insensatos han hecho pintadas en una roca.
La verdad es que el camino de bajada y a la sombra de los pinos se hace muy agradable a estas alturas del verano. En una curva en el camino veo una mariposa saltacercas (Lasiommata megera) intentando pasar desapercibida posada en una roca de sablón.
Al pasar a su lado la mariposa echa a volar y se posa encima de otra roca. Con las alas un poco abiertas consigo identificar que se trata de una hembra. El macho de la saltacercas tiene las alas más oscuras.
A unos 400 metros de los postes de hierro vemos a la izquierda del camino un mojón de piedras indicando el inicio de un atajo.
Nos desviamos por ese atajo, que en los primeros metros no aparece muy definido de no ser por las ramas que hay a los lados y que van indicando su trazado.
Km 5,9 – Bancales de la Coma del Diable
Casi sin darnos cuenta llegamos a un punto donde parece que se acaba el camino.
No se acaba, sino que hemos llegado un muro de contención de piedra que dispone de unos escalones empotrados, también de piedra, para bajar al nivel inferior.
Bajamos con cuidado, aunque parece que los escalones están bien firmes y seguros. Desde abajo podemos ver cómo están colocados los escalones.
No avanzamos ni 4 metros que nos encontramos en lo alto de otro muro como el anterior.
Esta ya empieza a parecer un déjà vu, porque nada más bajar por los escalones nos encontramos en la misma situación, y más abajo aún vemos más. Sin lugar a dudas se trata de bancales cuyos cultivos fueron abandonados hace mucho tiempo y que el bosque ha hecho suyos. Los escalones empotrados permitían a los payeses pasar de un bancal a otro. Nos fijamos que en éste faltan algunas piedras, así que bajaremos con más cuidado.
Bajando nos damos cuenta de que también falta un escalón, lo que nos obliga a estirar más la pierna en busca del siguiente. Aún así el resto de los escalones son estables y seguros.
Tras éste otro muro de piedra.
Y otro más, lo que suma 5 en total.
Unos pocos pasos más adelante llegamos de nuevo al Camí del Tàrraga. Otro mojón de piedras advierte del atajo a los caminantes que suban hacia Sant Joan de la Muntanya por este camino.
Continuamos camino abajo a la izquierda. Podríamos haber evitado este atajo continuando por el Camí del Tàrraga pasando incluso cerca de la Coma del Diable (526 msnm), que tampoco eran muchos más metros de caminata, pero nos habríamos perdidos estos curiosos bancales con sus escalones.
Bajando por el Camí del Tàrraga veo movimiento en una rama de un pino lejano. Encuadro y enfoco a ciegas porque seguro que hay un pájaro, pero estoy tan lejos que ni lo veo por el visor de la cámara. Tras hacer el disparo y ampliar la foto compruebo que se trata de un pinzón vulgar (Fringilla coelebs). La foto no es muy nítida, pero no la pude hacer mejor en esas condiciones.
En el suelo a los pies de ese pino veo y fotografío otro ejemplar.
Km 6,5 – Camí del Gorrines (GR-175)
Unos 500 metros después del atajo de los bancales llegamos a un amplio claro con un poste casi en el centro. Se trata del punto donde se unen (o se separan, según se mire) dos de los caminos a Sant Joan de la Muntanya: el del Tàrraga y el del Gorrines (con el que nos cruzamos antes llegando a Sant Joan de la Muntanya).
Nosotros seguimos recto hacia Montblanc por el GR-175. Unos 100 metros más adelante salimos del bosque y empezamos a pasar entre campos. El primero de la izquierda, con olivos y almendros, pertenece al Mas del Gorrines o de Buió, actualmente en ruinas.
No se me ocurrió desviarme del camino para explorar esta masía en ruinas, pero al documentarme para escribir este artículo he descubierto cosas interesantes acerca de ella. Aparte de dar nombre a uno de los caminos que sube a Sant Joan de la Muntanya, al Mas del Gorrines también se le conoce como Mas de l’Organista porque su propietario tocaba el órgano de la iglesia de Santa Maria de Montblanc (este órgano es uno de los mejor conservados de la escuela catalana del barroco). La masía también disponía de agua corriente ya que manaba una fuente en el interior de la casa, la Font del Mas del Buió, y el agua era conducida por una acequia a dos balsas del exterior. Por lo que he podido averiguar, esta masía estuvo habitada hasta finales del siglo XIX. Así que si haces esta ruta te animo a hacer esta exploración por mí.
Volvamos al camino. Seguimos acercándonos a Montblanc por un camino casi llano y soleado, entre campos de olivos y almendros, rodeando la finca del Mas de l’Organista.
Pasadas las tierras del Mas de l’Organista el camino gira a la derecha y a nuestra izquierda queda la finca de Les Arcades. Al fondo ya vemos algunas casas de Montblanc, y más al fondo vemos el pueblo de Barberà de la Conca. Casi que hay mejores vistas desde aquí que desde el mirador de Sant Joan.
Pocos metros más adelante avistamos unos tejados más de Montblanc y la majestuosa iglesia de Santa Maria de Montblanc, también llamada La Catedral de la Muntanya.
A medida que nos acercamos a Montblanc vamos viendo más cosas. No mucho más adelante de donde vimos la iglesia, ahora vemos también parte de la muralla y una de las torres contiguas al Pla de Santa Bàrbara, una colina en el núcleo antiguo de Montblanc en cuya cima hay las ruinas de un poblado ibérico.
Al final de la recta de este tramo del GR-175, con la vista más despejada de vegetación, vemos lo de antes todo junto.
Km 7,4 – Rasa del Mas de Buió
El camino acaba en una bifurcación en la Rasa del Mas de Buió.
Aquí tenemos dos opciones para acabar este itinerario:
- Seguir recto. Tras 400 metros paralelos a la rasa llegaremos al principio del Camí de la Tossa, que tomamos nada más salir de Montblanc. También pasaremos por el punto donde el Aqüeducte de Les Arcades recogía el agua de la rasa.
- Cruzar el puente a la derecha. Tras 600 metros por las calles de Montblanc, la primera mitad también paralelos a la rasa pero por la otra orilla, llegaremos al aparcamiento donde empezamos el recorrido.
Mientras decidía por dónde acabar me entretuve haciendo esta foto de una rama de hinojo (Foeniculum vulgare) repleta de caracoles y con un Carpocoris mediterraneus subiendo por ella.
Volviendo al tema de cómo acabar la ruta, yo creo que la mejor opción es la primera, recto junto a la rasa, ya que yo elegí la segunda y resultó algo aburrido.
Y hasta aquí este interesante recorrido por uno de los lugares más emblemáticos y con historia de Montblanc, aunque la capital de la Conca de Barberà tiene tantísima historia que no te la acabas. Espero que te haya gustado leerlo tanto como a mí escribirlo, y que me cuentes tus experiencias tanto si llegas a hacerlo como si ya lo has completado.
Por último
Recuerda ser respetuoso con el entorno y con los demás. Los lugares idílicos dejan de serlo cuando los destrozamos. Es tan sencillo como seguir los siguientes consejos:
- Aparca donde esté permitido y sin impedir el paso a otros vehículos, personas o animales. A tí no te gustaría que te bloquearan el paso.
- No muevas piedras, arranques plantas o molestes o dañes a los animales, aunque sean insectos. Si están ahí por algo será.
- No hagas pintadas ni grabados en rocas ni en cortezas de árboles. No tiene ningún sentido.
- No grites ni hagas demasiado ruido. Si a tí te molesta, a la fauna más.
- Recoge tus desperdicios, incluídas colillas y pañuelos de papel, y tíralos en los lugares adecuados, y si no hay pues en tu casa. Pesan y ocupan menos a la vuelta que a la ida.
Si todos hacemos esto tan simple encontraremos estos lugares como si acabaran de ser descubiertos.
Cómo llegar a Sant Joan de la Muntanya
Previsión meteorológica
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