Cuando estuve seleccionando los lugares a visitar en mi semana otoñal del 2015 en el navarro Valle de Baztán encontré una página que hablaba de un lugar poco conocido pero que incluso fue candidato para el Mejor Rincon de la Guía Repsol del 2014. Estoy hablando de San Juan Xar. Este lugar reúne todos los requisitos para animarme a ir a visitarlo: el único bosque natural de carpes (o abedulillos) de la Península Ibérica, una cueva venerada desde tiempos paganos (antes de que se dedicara a San Juan Bautista ya se hacían ofrendas a las lamias, una especie de ninfas de los ríos, y se dice que en la cueva vivió el mismísimo Basajaun, el señor de los bosques), y unas aguas que dicen que curan las enfermedades de la piel.
El circuito que propongo aquí para visitar San Juan Xar parte de la piscifactoría de Arantza y llega hasta el santuario por un sendero señalizado en colores blanco, rojo y verde. Son poco más de 4,5km entre ida y vuelta y el camino es prácticamente llano, por lo que no tienes que hacer caso a la gráfica de desnivel del track de Wikiloc. Es un itinerario apto para todo el mundo, aunque el tramo de sendero dentro de la Reserva Natural no permite el paso con sillita de niños o silla de ruedas. El agua de la fuente de San Juan Xar es potable y allí hay bancos para sentarse y comerse un bocadillo. Si puedes ir un día de entre semana mucho mejor. El llegar a San Juan Xar sin que haya nadie hace disfrutar mejor del lugar y del momento.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
El desvío a la piscifactoría de Arantza viniendo de Berrizaun por la NA-4020 está un poco pasada la pequeña ermita de San José que se encuentra en una curva de la misma carretera. El desvío desciende a la derecha en dirección a Eguzkialdea. Abajo del todo del camino llegamos a una gran nave al lado de la cual podemos dejar el coche. Es posible que al bajar del coche te salgan al paso unos perros ladrando ruidosamente, pero no hay que hacerles caso, son de una casa cercana.
Empezamos a caminar hacia la derecha de por donde hemos venido, y una vez hemos cruzado el río por un puente tomamos la pista que sale a la derecha, paralela al río.
El camino, con buen piso, discurre junto al río y en sombra casi permanente. En otoño es ciertamente un paseo muy agradable.
Cuando llevamos más o menos 1 km recorrido, a nuestra derecha sale un camino que lleva a un escondido puente de piedra.
Podemos acercarnos a sacar alguna foto ya que en ese rincón tan oscuro la luz del sol hace acto de presencia y brilla de manera especial gracias a las gotas de rocío.
Volvemos al camino de antes y proseguimos el recorrido disfrutando del otoño y del efecto de esta estación del año sobre la vegetación en este lugar tan húmedo y sombrío, con musgo y helechos creciendo en las ramas de los árboles, hasta las más altas, y sobre cualquier roca.
Pasados los 1,6km desde la piscifactoría pasamos por la parte de atrás del Palacio de Aranibar, de origen medieval. La verdad es que no le hice ninguna foto porque desde esta parte del camino no se diferenciaba de cualquier otra borda de la zona, y ha sido ahora cuando he averiguado de qué se trataba. ¿Quién iba a saber que era de un palacio medieval?
En este punto empieza lo que es la Reserva Natural de San Juan Xar, donde se encuentran los únicos carpes «salvajes» de la Península Ibérica. Dejamos la pista pavimentada y nos acercamos a un cartel informativo que nos da todo tipo de explicaciones. Luego proseguimos por un sendero que sale a la izquierda de una verja y que tiene la marca blanca, roja y verde del sendero de San Juan Xar.
Este estrecho sendero va bordeando un prado, a ratos separado por una alambrada y a ratos por muro de piedra. Sobre el piso se acumulan bastantes hojas secas, y si ha llovido recientemente puede ser resbaladizo.
Una vez pasado el prado cercado, el sendero gana unos pocos metros de altura con tal suavidad que ni se notan.
Al final de este camino llegamos a una verja de hierro que nos indica que ya hemos llegado al santuario.
Abrimos la verja, cruzamos el arco y cerramos tras nuestro. Bajamos unas escaleras y nos encontramos frente a la cueva de San Juan Xar. En la entrada hay un pequeño altar de piedra, y dentro de la cueva una figura de San Juan Bautista que más bien parece el mismísimo Basajaun, que según cuentan las más antiguas leyenda estuvo viviendo en esta cueva.
El lugar es ciertamente bonito, diría que precioso, y el hecho de venir en un momento en que no hay nadie y que la luz del sol se filtra a través de las hojas de los carpes aún lo hace más mágico.
Cruzamos la explanada y nos dirigimos hacia unas escaleras que suben por un túnel.
Cuando hemos subido un par de peldaños nos damos la vuelta y utilizamos la roca del túnel como marco para una foto del Santuario de San Juan Xar.
Al otro lado del túnel tenemos el camino que lleva a Igantzi, y a la derecha las escaleras que bajan a la fuente.
Al pie de las escaleras, a nuestra derecha encontramos los caños de la Fuente de San Juan Xar. Normalmente baja agua por tres caños, pero cuando llueve también lo hace por un cuarto.
Dicen que estas aguas curan las enfermedades de la piel. Quien padece este tipo de mal tiene que beber de cada uno de los caños, mojar un paño con esta agua y frotarse en la zona afectada. Luego tiene que extender el paño al lado de la fuente y subir a poner una vela a San Juan. El cura de Igantzi recoge después los paños y los quema, y sólo así surte efecto el poder curativo de estas aguas.
Las aguas de la fuente se vierten al río Latza, que tres kilómetros más adelante muere en el Bidasoa.
Si ya es bonito el Santuario de San Juan Xar, el conjunto con la fuente y todo el entorno del bosque de carpes y el río es indescriptible.
La luz del sol hace refulgir el musgo que crece en las ramas de los árboles. Esto invita a tomar unas fotos a contraluz para intentar captar esta luz que dibuja el contorno de los árboles, que aunque hayan perdido las hojas, siguen pareciendo bien verdes.
Los carpes también crecen bien altos para captar la luz del sol en este lugar tan hondo.
Buscando la luz del sol atravesando el musgo de las ramas también se han hecho visibles una telas de araña que de otra manera no se verían.
Tras disfrutar de estos momentos de paz y fotografía, iniciamos ya el camino de regreso, pero no por las escaleras de bajada a la fuente sino siguiendo el paseo que va a la carretera por la orilla del río.
Pasamos un arco sin verja como el que encontramos al llegar al santuario. Este arco lo tenemos que haber visto al venir en coche por la NA-4020. Una vez hemos pasado por el arco, subimos por unas escaleras que hay justo a nuestra izquierda.
Al final de las escaleras seguimos por el sendero que sube suavemente hasta llegar a un camino, que hacia atrás lleva a Igantzi y recto a lo alto de las escaleras a la fuente.
Ahora sí regresamos al coche por el mismo camino que vinimos. Atravesamos el Santuario de San Juan Xar y caminamos por el sendero cubierto de hojas de al lado del prado, ahora iluminado por la luz del sol.
Al llegar a la entrada a la Reserva Natural de San Juan Xar, ahora que tenemos mejor luz nos fijamos más de cerca en las hojas de un carpe que aún están verdes aquí.
Y miramos hacia atrás comparando cómo cambian las cosas según cómo les da la luz, repitiendo la foto que hicimos cuando pasamos por primera vez a la ida.
Volvemos a la pista pavimentada, que ahora recibe la luz del sol aunque sea a través del bosque de ribera.
Tras pasar el puente de piedra, cuando llevamos 3,9km de recorrido, vemos a nuestra izquierda una presa que antes no vimos a la ida, quizás porque quedaba más oculta por las sombras y ahora le llega más luz.
A medida que avanzamos el valle se va haciendo más estrecho y la luz del sol ya no llega al camino. Vuelve a hacer frío.
Ya llegando al final del recorrido pasamos junto a una casa que a la ida no despertaba ningún interés, pero a la vuelta se muestra más fotogénica, quizás porque ahora la vemos de frente y por el prado del fondo donde un caballo pasta bajo la luz del sol.
Al pasar junto al alto muro de piedra que separa el camino de las cuadras, un caballo nos ve y se acerca a recibir mimitos.
Tras esta casa pasamos junto a otra que parece más antigua, de piedra, y con la marca característica de este sendero, blanca, roja y verde.
Y ya sólo nos queda el último tramo antes de llegar al puente de la lado de la piscifactoría.
A la que lleguemos al puente seguro que nos salen a «saludar» los ruidosos perros del principio. Lo dicho, no hay que hacerles caso, y se callarán.
Espero que con mi explicación te haya picado la curiosidad de conocer de primera mano este lugar. La verdad es que a veces uno se plantea hasta dónde es conveniente dar a conocer maravillas que mucha gente ignora, porque San Juan Xar yo diría que sólo lo conoce la gente de la zona. Y en vista de lo incívica que es una parte importante de la sociedad, a veces es mejor guardar el secreto o contarlo sólo a personas que saber que respetan el entorno, como seguramente es tu caso.
Cómo llegar a San Juan Xar
Previsión meteorológica
- Texto y fotos con licencia Creative Commons BY-NC-ND 4.0 International. Puedes compartir libremente si citas al autor, si no obtienes ningún beneficio económico, y si no realizas ninguna modificación. Y si además me lo dices, me harás muy feliz. 🙂