La Serra de la Mussara es una sierra al sur de las Muntanyes de Prades, visible desde la ciudad de Tarragona y la comarca del Baix Camp como una mole de roca en el interior que se eleva hasta poco más de 1.000 metros de altitud. La geología de esta sierra es muy variada, desde rocas calcáreas y dolomitas hasta pizarras y conglomerados. Esta heterogeneidad favorece la presencia de cuevas y simas en las zonas con predominio calcáreo. Más o menos en la zona central de esta sierra existe una profunda grieta que vale la pena visitar y explorar: los Avencs de la Febró. Avenc es sima en castellano, y La Febró es el municipio donde se encuentra esa curiosidad de la naturaleza. No lejos de aquí se encuentran los Gorgs de la Febró, un conjunto de pozas y saltos de agua que visité hace unos años.
El recorrido a los Avencs de la Febró: track y recomendaciones
Hacía tiempo que quería visitar los Avencs de la Febró y encontré una ruta que pasaba por uno de los lugares que más me fascinan de la Serra de la Mussara, el despoblado de La Mussara. Como este pasado verano estuve de vacaciones por la zona aproveché para hacer la visita, y la verdad es que no me defraudó. El recorrido es circular de 7 km, y aunque no es difícil, el bajar a la sima entraña cierta dificultad, por lo que la he calificado como moderada. Casi todo es por sendero y caminos, principalmente a través de bosque, por lo que se puede ir con calzado deportivo aunque recomiendo el de senderismo. No hay fuentes por el camino, por lo que conviene llevar agua. El lugar no es especialmente caluroso en verano (en pleno agosto estuve entre 19 y 21ºC, y bajo la niebla) por lo que es recomendable llevar alguna prenda de abrigo. Tampoco está de más llevar alguna lintera o frontal si vas a explorar la sima. Por último añadir que se puede ir con niños, que quedarán fascinados dentro de los Avencs de la Febró.
Por cierto que verás que las fotos del reportaje tienen un colorido un poco raro, con cierta dominante de amarillos, y eso creo que es porque al balance blancos (WB) automático le cuesta acertar el color en días con niebla o con nubes muy bajas.
El entorno y su relieve
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en en el + y en el – bajo la barra de reproducción para cambiar la velocidad.
La excursión y las fotos
Km 0,0 – Refugi de la Mussara
El recorrido empieza y acaba en el Refugi de la Mussara. Se puede acceder por carretera desde Vilaplana por una «bonita» carretera de curvas o desde Arbolí, con menos curvas. El desvío al refugio desde la carretera está convenientemente señalizado. El refugio, aparte de los servicios habituales en este tipo de establecimientos, ofrece un amplio aparcamiento y una zona de acampada. También es origen o punto de cruce de muchos senderos, entre ellos el GR-7, que va desde Andorra hasta el estrecho de Gibraltar.
Una vez aparcado el coche bajamos por el camino y seguimos hacia el pueblo de La Mussara por el antiguo camino que lo comunicaba con Vilaplana.
El sendero se adentra rápidamente en el bosque. Los forestales han estado haciendo algo de limpieza en él y observo una enorme hembra de escarabajo carpintero (Ergates faber) buscando dónde poner los huevos en un tronco recien talado. Después del ciervo volador, éste es el segundo escarabajo más grande del continente europeo.
A pocos metros de mí la niebla difumina el bosque a mi derecha.
El sendero va saliendo del bosque y vemos las ruinas de alguna antigua casa de las afueras de la Mussara. También un banco para descansar, pero nosotros acabamos de empezar y no nos hace falta.
A medida que avanzamos el sendero se va convirtiendo en camino, hasta pavimentado y todo.
Avistamos el campanario de la iglesia de Sant Salvador.
Y no mucho más adelante llegamos a la carretera, que acaba en la Mussara.
Km 0,3 – Pueblo abandonado de la Mussara
El pueblo de la Mussara, deshabitado desde 1951 y a casi 1.000 metros de altitud, está rodeado de un halo de misterio. Las extrañas desapariciones de las que ha sido testigo, algunas aún sin resolver, atraen a curiosos de lo paranormal. Hay quien cree que es una puerta a otra dimensión, dado que algunos de los desaparecidos que han regresado han relatado extraños viajes mientras se les daba por desaparecidos. También se relaciona con el fenómeno OVNI por testimonios de algunos que han intentado pasar la noche entre esas ruinas. Otros han acudido a la iglesia de Sant Salvador a realizar rituales de brujería, a grabar psicofonías o hasta para intentar hablar con los espíritus con una ouija. En fin, basta con buscar «la mussara» en Google para encontrar a un sinfín de páginas que cuentan historias sobre este lugar.
Por lo pronto el acceso al interior de la ruinosa iglesia de Sant Salvador se encuentra cerrado por una valla. Hasta mi anterior visita en el 2014 aún se podía entrar. Igual la han cerrado por el riesgo de derrumbe o por el hecho de que en el 2018 hayan encontrado un templo medieval debajo de éste.
Así era la iglesia en el 2008, aún sin apuntalar.
Un detalle del interior del ábside en el 2009.
Y por último el campanario de la iglesia visto desde el interior de la misma en el 2014. Entonces ya estaban instalados los puntales y se había mediotapiado la puerta, pero aún se podía entrar.
Junto a la iglesia de Sant Salvador se encuentra el antiguo cementerio, escenario de una de las leyendas malditas de la Mussara.
Cuenta esa leyenda que sobre 1873 un general carlista cayó herido de gravedad y fue refugiado en una de las casas de la Mussara, ocultándolo de los liberales que acechaban por la zona. El general al final murió y fue enterrado en secreto en el cementerio de la Mussara. La noticia llegó a los liberales, que se presentaron en el pueblo para encontrar el cuerpo del general y dar fe de su muerte. Cuando entraron en el cementerio los rodeó una densa niebla. Esto provocó que se equivocaran de ataúd y desenterraran el cuerpo de una anciana que falleció unos días antes y que tenía fama de bruja. Los soldados igualmente cogieron su cuerpo creyendo que era el del general, lo apoyaron en la entrada de la iglesia y se dispusieron a fusilarlo. Y cuando apuntaron con sus fusiles, la anciana abrió los ojos y con voz potente maldijo el pueblo y sus habitantes.
Afortunadamente ya no hay tumbas en el cementerio, ya que todos los restos fueron trasladados a otros cementerios. Quedan unas pequeñas cruces en recuerdo de algunos vecinos, y aún hay quien les deposita flores, aunque sean de tela.
En la pared que da a la iglesia se aprecia un arco medieval, seguramente parte del templo original.
Salimos del cementerio y nos dirigimos al camino por el que vinimos desde el refugio, y desde allí tomamos el camino a Les Airasses.
El camino se enfila junto a las ruinas de una casa, ya irreconocible. A los pocos metros llegamos a un claro desde el que tenemos esta vista de la iglesia de la Mussara. Detrás parece no haber nada, pero es efecto de la niebla.
Un poco más arriba está el Xalet, otro de los edificios emblemáticos de la Mussara. Luego lo veremos con más detalle.
En lugar de seguir subiendo hacia el Xalet damos un pequeño rodeo por la izquierda. Los matorrales y la vegetación cubren las ruinas de las casas y ahora apenas asoman unas piedras.
Por detrás la niebla se empieza a echar encima de la iglesia.
Volvemos a mirar hacia el Xalet, en la Punta de les Airasses y a 993 metros de altitud.
Km 0,6 – Punta de les Airasses
Supongo que el nombre le viene de que debe ser un lugar muy ventoso, y de hecho está en el borde de un risco de roca. Allí encontramos un panel que nos ayudaría a identificar pueblos y montañas de no ser por la niebla que se extiende más abajo y lo cubre todo. Doy fe de que en un día claro se puede ver todo el Camp de Tarragona y mucho más. Dicen que incluso Mallorca.
Detrás tenemos las ruinas del Xalet de les Airasses, un antiguo refugio de montaña inaugurado en 1926. Dicen que a la fiesta de inauguración acudieron un millar de personas.
Desde el mirador vemos el Camí de les Campanilles, que baja hacia Viaplana. Es lo único que nos deja ver la niebla.
Del interior del Xalet apenas se intuye la estructura. El edificio se ha deteriorado muy rápidamente.
Aún así tiene cierta fotogenia. Aquí mirando al abismo desde dentro.
La Punta de les Airasses es una gran losa plana de roca inclinada hacia el pueblo de la Mussara. Aparte de mirador y lugar de paso de varios senderos, también es un lugar de interés para escaladores y no es raro ver surgir de repente alguna mano del precipicio.
Empezamos a descender hacia el pueblo de la Mussara. En invierno hay que tener cuidado porque puede haber hielo sobre el piso de roca y caernos debido a la inclinación.
Dejamos atrás las ruinas del viejo refugio.
Llegamos a otro lugar característico de la Mussara, la balsa. Es tan típico que en los pueblos de los alrededores llamaban «ranes» (ranas) a los vecinos de la Mussara. De hecho la balsa suele estar llena de agua y con una abundante población de ranas, aunque este verano estaba completamente seca.
Así estaba en diciembre del 2008.
Pasamos frente a la balsa y nos alejamos de ella siguiendo un camino que es como continuación de la carretera que acaba al otro lado de la balsa. Es el Camí de la Font, que va hacia La Febró.
El camino al principio no es muy claro, pero a poco que avanzamos vemos cómo se define entre dos pequeños muros de piedra, uno de ellos prácticamente derruido.
A unos 200 metros de la balsa, en el muro de piedras de la derecha del camino vemos un pequeño hueco. Puede que en su tiempo fuera un aljibe o una fuente, no lo sé. La Mussara ha sido un lugar donde siempre ha escaseado el agua.
El sendero bordea por arriba los Cinglallons, unos riscos con unas vistas estupendas, si no fuera por la espesa niebla.
A medida que caminamos podemos ver surgir del suelo alguna mariposa oscura como si apareciera de la nada. La verdad es que se camuflan muy bien entre las piedras y la tierra.
El camino abandona los Cinglallots y se adentra en la meseta, desdibujándose un poco.
Aunque encontramos algún tramo corto pavimentado con piedras, como debería ser originalmente.
Aún así hay algún otro tramo muy deteriorado.
Km 1,1 – Font de la Mussara
Cuando llevamos recorridos unos 400 metros desde el pueblo de la Mussara pasamos junto a las ruinas de un aljibe. Es la antigua Font de la Mussara.
El sendero desciende rápidamente por unas llosanques (es como denominan en esta zona de Tarragona las rocas planas de naturaleza caliza).
A los pocos metros cruzamos la Comella de l’Estudiant, un barranco que lleva agua cuando llueve y que más abajo se convierte en la Vall d’en Bassa, y nos plantamos en Les Roquines, donde se cruzan varios caminos.
Tomamos el camino de la derecha (la señal indica a «Avencs de la Febró»), que se adentra en el bosque.
El sendero llanea unos 300 metros por el bosque de pinos del Pla de la Mata hasta llegar a la carretera de La Febró.
Cruzamos la carretera. A nuestra derecha vemos una balsa que utilizan los servicios de extinción de incendios. Al otro lado de la carretera continuamos por un estrecho sendero.
Llegamos a otro camino que va paralelo a la carretera. Seguimos hacia la izquierda.
Poco más adelante llegamos al Camí de la Febró, que viene de la carretera. Seguimos recto.
Este camino es un sendero PR, con marcas blancas y amarillas, y va directo al corazón de la Serra de la Mussara.
En la orilla del camino hay unas moras aún muy verdes para la época del año en que estamos (agosto).
A su lado y en este día tan gris por la niebla destacan unas flores de cardo yesquero (Echinops ritro).
A la derecha del camino están los Plans de la Mussara. La niebla está ahora unos pocos metros por encima de nuestras cabezas. Unas matas de espliego (Lavandula angustifolia) hacen de seto entre el camino y los campos.
La abundancia de espigas de flores invita a jugar con el enfoque selectivo.
El camino empieza a ganar altura decididamente.
A la izquierda vemos la carretera de la Febró y el cruce con la carretera que baja a Alforja pasando por la base militar abandonada de Los Castillejos.
Me llama la atención un pino muy castigado por la climatología, o por el hombre.
Km 2,4 – Coll del Pla de l’Agustenc
Unos 800 metros después de cruzar la carretera de la Febró llegamos al Coll del Pla de l’Agustenc, en un despejado claro del bosque. Allí se cruzan el GR que va de Arbolí a Mont-ral y el PR que va de la Mussara a la Febró, que es el que estamos siguiendo.
Nosotros seguimos recto.
Unos 150 metros más adelante llegamos a una bifurcación. Tomamos el camino de la derecha.
Las raíces de los pinos aquí son muy superficiales.
Otros 150 metros más adelante volvemos a pasar cerca del otro camino de la bifurcación. Seguimos igualmente por la derecha, por dentro del bosque.
Allí mismo un viejo cartel nos invita a que escuchemos el silencio. Y la verdad es que no se oye nada. Pero creo que lo que quiere decir realmente es que respetemos el silencio del bosque, que nos acostumbremos a no hacer ruido ni hablar en voz alta cuando caminemos por la naturaleza.
A partir de ahora ya no vamos a ver más marcas de colores del sendero y en su lugar tendremos que fijarnos en los montoncitos de piedras para saber que vamos por el camino adecuado. A unos 400 metros de la bifurcación llegamos a un pequeño claro con montoncito de piedras y un desvío. Continuamos por la izquierda.
Parece que se acaba el camino, pero no es así, hay que atravesar los matorrales.
Estos caminos no sólo son usados por senderistas. Aquí una pisada de jabalí entre las de varios humanos.
Salimos a otro claro donde se desdibuja el camino. A mi izquierda veo un par de piedras y un palo, como si fuera algún tipo de señal, así que decido probar por ahí.
Este camino se interrumpe en una roca con una escalerilla de hierro clavada en ella. A ambos lados hay precipicio y la espesa vegetación no me deja ver más abajo. Creo que he llegado a la vía ferrata de los Avencs de la Febró.
Km 3,1 – Avencs de la Febró
No veo ninguna señal que me lo confirme, pero creo que estoy en los Avencs. El track que estoy siguiendo me indica que están un poco más adelante. Quizás se refiere a otra entrada, porque imagino que debe haberla: yo no pienso bajar por la vía ferrata. Pero sí, el lugar tiene toda la pinta de ser la sima que parte la sierra en dos, una grieta en la roca.
Sigo por el camino que bordea la grieta por la derecha. A este lado de la Serra de la Mussara no hay niebla, o bien ésta se mantiene unos metros por encima nuestro.
Avanzo hacia el lugar que me marca el GPS. El camino va descendiendo suavemente. Así se ve hacia atrás el camino al borde de la grieta.
A unos 100 metros de la vía ferrata llego al waypoint del track marcado como Avencs de la Febró.
Me asomo a la izquierda y sí que parece ser una bajada a la sima, aunque un tanto abrupta.
No me siento capacitado para bajar por ahí, y como el camino es descendente decido buscar otra entrada más adelante. Abajo se puede ver el pueblo de la Febró.
A medida que avanzo el camino se va separando de la grieta, por lo que asumo que no voy a encontrar ninguna entrada más y me resigno a seguir con el recorrido. Al menos habré estado en la parte de arriba de los Avencs de la Febró. Y cuando llevo unos 100 metros desde la entrada anterior encuentro en el bosque un cruce con una señal de PR a la derecha y un montoncito de piedras a la izquierda.
Curioso por ese montón de piedras me adentro por ese sendero de la izquierda y pocos pasos más adelante encuento otro montoncito de piedras con algunas ramas encima.
Me cuelo por ese camino que desciende fuertemente entre arbustos y matorrales. Mi intuición me dice que estoy entrando en los Avencs de la Febró por la parte de abajo.
Encuentro una pared de roca, lo que me va confirmando que estoy en la sima.
Y poco más adelante ya me encuentro entre dos paredes de roca. Estoy en el fondo de la grieta, o al menos bastante cerca.
Está bastante oscuro y la temperatura ha descendido bastante con respecto a la que había arriba. Quizás estamos a unos 15ºC cuando arriba estaríamos a unos 20 o 21, y eso en la costa de Tarragona a las 11 de la mañana y en pleno mes de agosto es una temperatura muy baja.
Una prueba de la oscuridad es que incluso con ISO 1600 estoy disparando a velocidades de entre 1/15 y 1/10, al límite de mi pulso. En algún tramo de este camino hay que trepar un poco debido a antiguos derrumbes, pero es una escalada muy fácil.
Recorridos unos 100 metros llegamos a la entrada que me indicaba el track. Allí tenemos la imagen icónica de los Avencs de la Febró, la que sale en los libros y las guías. Un excursionista de Reus llegó a decir en 1895 que el lugar «parece un inmenso pozo habitado por seres endemoniados, verdaderamente tiene un aspecto aterrador». Terror no me produjo en absoluto, pero ese punto de la sima es tan espectacular que me obliga a montar el objetivo ultra gran angular.
Realmente los Avencs de la Febró son un conjunto de varias fisuras, pero ésta es la única a la que se puede acceder a pie. En total tiene unos 300 metros de longitud, unos 30 metros de profundidad y unos 6 o 7 metros de anchura, aunque yo creo que en algunos puntos es menos. Hasta el primer tercio del siglo XIX la sima era un lugar desconocido. Sólo lo conocía Ignès de Vilaplana, un contrabandista que se refugiaba aquí a menudo huyendo de los carabineros y de los mossos d’escuadra. Este personaje era amigo del general Prim, y llegó a ocultarlo aquí en alguna ocasión junto con otros políticos de su círculo para preparar el movimiento revolucionario liberal.
En el fondo de la sima hay también un par de cuevas, una de las cuales tenía muchas estalactitas y estalagmitas que fueron expoliadas por un acaudalado vecino de Reus para decorar su jardín.
No seguí bajando porque aún me quedaba bastante ruta y no sabía qué me podría encontrar, pero la bajada no me parece particularmente difícil, así que te invito a ir más allá. La vía ferrata debe caer más o menos cerca de la entrada a la cueva del fondo de la imagen anterior. Dí la vuelta y comencé el camino de regreso subiendo por donde había bajado desde la entrada abrupta de la sima. Yo creo que aquí hay mucho menos de 6 o 7 metros de pared a pared.
Y luego bajando por los bloques de piedras derrumbadas. Observa lo oscura que sale la siguiente foto incluso a ISO 1600 y velocidad de 1/8″.
Sigo desandando el camino del fondo de la sima. Se me hace más fácil el camino de vuelta que el de ida.
Por aquí también creo que hay menos de 6 metros de anchura.
De hecho llega muy poca luz del sol. Aparte de lo juntas que están estas altas paredes de roca, los árboles que buscan la luz desde abajo y los que la tapan desde arriba dejan muy poco espacio. Así se ve la grieta desde abajo.
Las paredes de roca de van separando a medida que nos acercamos a la salida. Aquí ya faltan pocos pasos.
Una vez fuera de los Avencs de la Febró volvemos al Camí de la Febró y seguimos por él montaña abajo. Unos 150 metros más adelante llegamos a un cruce. El Camí de la Febró sigue a la izquierda bajando hacia la Febró por el Barranc del Mas del Panxó. Nosotros dejamos este camino, el PR-C 88, y continuamos por la derecha.
A partir de ahora dejamos de tener señales de colores y volvemos a los montoncitos de piedras. Después de un poco de cuesta salimos del bosque y llegamos a los Plans del Panxó.
Km 3,9 – Plans del Panxó
Estamos a unos 975 metros de altitud, y desde aguí tenemos una buena vista del valle con el pueblo de La Febró y La Mola dels masos de Galzeran (942 m) detrás.
Seguimos por un sendero más o menos definido sobre este llano, siempre disfrutando de buenas vistas. Suerte que no hay niebla por aquí.
A unos 200 metros del desvío pasamos junto a un curioso montón de piedras dispuestas en círculo alrededor de un bloque cilíndrico de piedras y cemento con una rama encima. No tengo ni idea de qué puede ser. No estamos en ninguna cima ni cruce, ni ningún lugar resaltado en los mapas. A mí me parece un reloj de sol, aunque la rama señala hacia la continuación del camino.
Unos pocos metros más adelante vemos un montoncito de piedras. Vamos por buen camino. Al otro lado del valle los riscos de los Motllats y por detrás el Picorandan (991 m), uno de los 100 cims de la FEEC.
A unos 100 metros del círculo de piedras parece que se acaba el camino en línea recta. Un montón de piedras a nuestra derecha nos indica por dónde tenemos que continuar.
Es un poco cansado seguir un sendero señalizado con montones de piedras si éstas no son muy distinguibles del resto de piedras que hay por el camino. Afortunadamente unos escasos 50 metros más adelante el sendero se convierte en camino junto a un pino rojo (Pinus sylvestris). Ya no hay pérdida.
El camino llanea a través de una pineda no muy densa, al menos hasta que veo un grupo de unos 5 o 6 pinos (o más, no los conté) arraigados en el mismo punto.
Km 4,5 – Serra d’en Garcia
Salimos de los Plans del Panxó y entramos en la vertiente norte de la Serra d’en Garcia. El camino inicia una leve subida.
Como el camino se hace aburrido y de fácil navegación puedo dedicar mi atención a los detalles. En esta parte del bosque abundan las florecillas azules, y sobre ellas veo que se posan diversos ejemplares de mariposa Zygaena carniolica.
Sobre unas flores amarillas veo un macho de mariposa ícaro o blaveta comuna (Polyommatus icarus) que posa para mí.
Sobre una espiga de espliego encuentro una diminuta polilla penacho (Pterophorus pentadactyla).
En otra espiga de espliego encuentro otra Zygaena carniolica poniéndose las botas. Veo que abunda esta especie por aquí, teniendo en cuenta que sólo se la puede ver volar entre julio y agosto y entre 1.000 y 1.800 metros de altitud.
A la sombra de los pinos encontramos enebros (Juniperus communis), algunos de ellos con sus frutos ya maduros.
Parece ser que la Zygaena carniolica tiene especial predilección por las flores azuladas.
Mirando flores y mariposas no nos hemos dado cuenta de que hemos ido ganando altura y ahora la niebla la tenemos justo encima. En el último kilómetro y medio desde el gran pino rojo hemos subido 35 metros y nos encontramos a 1.015, a sólo 40 de la altitud máxima de la Serra de ma Mussara.
Km 5,7 – Bosc de l’Agustenc
La cuesta se acaba unos metros más adelante en el Coll de l’Agustenc, un paso a 1.016 m de altitud entre la Serra d’en Garcia y la Serra del Pou, y donde el camino se divide en dos. A la derecha hay un enorme enebro con sus frutos en proceso de maduración. Los jinebrones tardan 18 meses en pasar del color verde al negro púrpura.
Proseguimos por el camino de la izquierda, que se adentra en el Bosc de l’Agustenc.
La niebla parece difuminar el camino al fondo.
En una rama de boj (Buxus sempervirens) veo enganchadas como unas hebras de algo que podría ser lana de oveja. No tengo constancia de que haya ovejas por aquí, así que para mí es una incógnita la especie animal a quien deben pertenecer (en el caso de ser de origen animal).
A unos 100 metros del Coll de l’Agustenc llegamos a otro cruce aparentemente señalado por un poste de madera clavado en el suelo, y digo «aparentemente» porque el sendero que debería cruzarse allí con el camino ha quedado oculto por un arbusto, y realmente encontramos ese sendero un par de metros por detrás del poste.
Nos desviamos por ese sendero, que se adentra en el bosque. Aquí seguimos encontrando más Zygaena carniolica sobre flores azules.
Tampoco nos damos cuenta, pero seguimos subiendo y a unos 50 metros del desvío alcanzamos el punto más alto del itinerario, 1.026 metros. Es una pena que la vegetación nos oculte las vistas. De hecho a esta sierra se le llama también Serra del Bosc.
Alcanzado este punto, el sendero desciende un poco hasta llegar a otro camino, el GR-7 que ya cruzamos en el Coll del Bosc de l’Agustenc de camino a los Avencs de la Febró.
Ya en el G-7 caminamos unos pasos hacia la izquierda hasta encontrar un montón de piedras con la inscripción E2 pintada en amarillo y azul.
A su lado sale un sendero, que tomaremos.
El sendero empieza a descender con decisión a través del bosque. Me llama la atención el tronco de un pino que tiene clavada una señal de coto de caza. Parece que tres pinos se hayan fundido en uno, además con extraños abultamientos en el tronco.
Poco a poco el sendero va perdiendo pendiente y el bosque va aclarando.
Y en unos 100 metros el sendero se convierte en camino, concretamente el aquí llamado Camí dels Motllats. Aunque hemos perdido algo de altitud (estamos en torno a los 1.000 metros), la niebla nos indica que nos acercamos a La Mussara.
Pasamos junto a un depósito de agua. No vemos mucho más allá por culpa de la niebla.
A la derecha deberíamos estar viendo los Plans de la Mussara, que ya vimos de subida al Coll del Pla de l’Agustenc, pero la niebla no nos permite ver más allá de 20 metros.
Un poco más adelante del depósito de agua, por la izquierda del camino se puede acceder a las ruinas del Mas del Pou. Al lado hay los restos de un antiguo pozo de nieve. Yo seguí recto hasta llegar a la carretera.
Km 6,6 – Coll de la Negra
Llegamos a la carretera, justo en el cruce hacia La Mussara. También se le llama Coll de la Negra.
Ya sólo quedan unos 400 metros para finalizar el recorrido. Cruzamos la carretera y seguimos por la que va a la Mussara pegados a la izquierda. Al poco encontramos a la izquierda la señalización de los senderos.
Salimos de la carretera y continuamos por la variante del GR-7 que va al Refugi de la Mussara (marcas blancas y rojas). Los restos de los trabajos de saneamiento del bosque desdibujan un poco el sendero.
En nada vemos ya el edificio del refugio.
Km 7,0 – Refugi de la Mussara
Y acabamos el recorrido donde lo hemos empezado.
Espero que te haya gustado este recorrido por la Serra de la Mussara con visita al pueblo maldito y a los Avencs de la Febró. Yo hacía mucho que quería ir a los Avencs porque me habían hablado mucho de ellos, y la verdad que lo que encontré superó lo esperado. No descarto repetir para ver si llego más lejos en el fondo de la sima ahora que sé que el camino de vuelta es muy sencillo.
Cómo llegar a los Avencs de la Febró
Previsión meteorológica
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Perfecto
Muy interesante