Urdax o Urdazubi en euskera es un pueblo del navarra comarca de Baztán que recibe más visitas de los turistas franceses que de los españoles. Aparte de buena comida, en Urdax podemos encontrar el monasterio medieval de San Salvador, el antiguo molino del siglo XVIII, y la cueva de Ikaburu. Cuenta la leyenda que esas cuevas estaban habitadas por lamias, una especie de sirenas de la mitología vasca, y esta creencia mantuvo a la gente lejos de las cuevas, por lo que se piensa que es éste el motivo por el que se conservan tan bien. Sobre Urdax se levanta el monte Azkar, de sólo 428 metros de altitud pero con magníficas vistas de Urdax y de todo el entorno.
El circuito que propongo en este artículo es una variante del que se puede encontrar en Internet. En este caso es un itinerario circular de casi 8 km con origen y final en Urdax, y que tras rodear el monte Azkar cruza la cima del Argandoita. El recorrido tiene parte en pistas y parte en senderos, señalizados en casi su totalidad. Los tramos de subida no son muy fuertes, pero la bajada del Argandoita sí que hay que hacerla con precaución por la elevada pendiente y el mal estado del sendero. Conviene llevar calzado apropiado para senderismo, agua porque no hay fuentes, y ropa de abrigo si el recorrido se hace en invierno. Yo lo hice en otoño del 2015.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Empezamos el itinerario en el lugar donde dejamos el coche, aparcado frente al monasterio de San Salvador de Urdax. Al lado del monasterio está la Oficina de Turismo, donde podemos acudir para solicitar más información sobre Urdax. Si no hay sitio allí donde dejar el coche, podemos continuar por el camino que lleva al frontón municipal, donde es posible encontrar sitio para aparcar. Los primeros pasos son para cruzar el canal que va al molino y en la bifurcación de calles seguir por la izquierda en dirección al estanco. En el centro más o menos del pueblo hay un pequeño prado de hierba en el que vi pastando un animal oscuro que pensé era un jabalí, y resultó ser un pottoka o caballo pequeño en euskera.
Al llegar frente al estanco tomamos el camino que sale a la izquierda, el camino de Orabidea, y aquí empezamos el rodeo al monte Azkar mientras nos alejamos de Urdax.
Este camino va ascendiendo suavemente con bosque a nuestra derecha y pastos a nuestra izquierda que dan al río Orabidea.
Hacia atrás tenemos una bonita vista de Urdax donde destaca el monasterio.
Dejamos atrás los pastos y el camino va subiendo poco a poco entre robles.
Algunos de los robles que encontramos en el borde del camino son bastante viejos, sobre todo los que dan al lado izquierdo.
Incluso en los tramos más soleados del camino abunda la vegetación a pesar de estar en la falda sur del monte Azkar.
El camino de Orabidea va llaneando por el robledal. En un claro, a la izquierda vemos la borda de Indaburu en la falda del Otsondoko.
Cuando llevamos entre 1,7 y 1,8 km pasamos por una bifurcación. Seguimos por la derecha, que es el camino que sube al monte Azkar, abandonando el camino de Orabidea. El bosque vuelve a espesar en este lugar.
Ahora empieza la subida fuerte. Aunque el terreno está seco hay humedad suficiente como para que proliferen las setas en algunos rincones, sobre todo sobre troncos de árboles muertos o cortados.
En estos caminos que comunican las diferentes bordas del Baztán y por los que sólo transitan los locales y algunos senderistas es normal encontrar algunos materiales como piedras o maderos.
Sobre el kilómetro 2,2 el camino da un giro brusco a la derecha y sale del bosque. La borda de Indaburu ya queda algo más lejos detrás nuestro.
Delante nuestro la borda de Elizondo, a la que nos vamos acercando.
Pasada la borda de Elizondo empieza la parte más dura del recorrido, por los metros que quedan cuesta arriba y por lo monótono del paisaje y el camino. Vamos a ganar 100 metros de altura en 750 metros de camino. De momento reponemos fuerzas a la sombra de un roble.
En un punto de esta ascensión, justo en una curva cerrada a la derecha, me llaman la atención unas matas de tojo o aliaga (Ulex parviflorus) totalmente envueltas con hilo de seda, como si hubiera un gran nido de arañas.
Poco más adelante los tojos están cubiertos de flor en lugar de envueltos en seda. Como el fondo me gusta incluyo parte de él, y lo desenfoco para que no distraiga abriendo el diafragma al máximo para esta focal.
A medida que ganamos altura los paisajes van ganando dimensión. Si miramos hacia atrás en el camino vemos la borda de Zaldizuri y detrás el monte Aiuse, de 441 metros de altitud.
El camino de subida nos da un restipo llegando a una cabaña de la borda de Laxon, a 350 metros de altitud.
Pasada la cabaña llegamos a un pequeño llano. En uno de los lados del llano hay un robledal donde un rebaño de ovejas parece disfrutar de la sombra, aunque lo que creo es que se escondían de nosotros.
Atrás queda el camino por el que hemos subido, aunque realmente la subida aún no ha acabado.
Me llama la atención el tejado de la cabaña, con una parte de tejas y otra de lajas.
La otra parte del llano es un prado de hierba. Aquí me llaman la atención dos robles separados del resto, uno casi sin hojas y otro aún bastante poblado.
De este prado sale un sendero que va casi directo a la cima del monte Azkar rodeando la esquina de la borda de Santsinen. No está señalizado, o al menos yo no encontré ninguna señal, y apenas se distingue sobre la hierba. Aunque yo no fui, es tu primera oportunidad para ir a la cima del Azkar apartándote un poco de este itinerario.
Los robles son árboles no muy altos pero sí muy extensos, con ramas retorcidas que pueden proyectar interesantes sombras.
Una de las flores que suele verse en los prados donde pastan animales son las Crocus, unas delicadas flores de las que forma parte el azafrán y que emergen del suelo directamente casi sin hojas.
En esta foto coloco a propósito el roble desenfocado en el fondo para darle contexto a la flor y a su vez hacer que con el contraste destaque más la luz que atraviesa sus pétalos.
Seguimos camino arriba cruzando por entre unos pocos robles.
En otro pequeño prado más arriba hay más flores de Crocus entre el estiércol de los animales que allí suelen pastar.
Aquí una vista de ese pequeño prado rodeado de robles.
De entre los robles sale un sendero que va a reunirse con el que comentaba más arriba que va casi directo a la cima del Azkar. Éste se reune con el anterior por el otro lado de la mencionada esquina de la borda de Santsinen. Yo no fui, así que es tu segunda oportunidad para ir a la cima del Azkar.
Unos 200 metros más adelante, cuando llevamos 3,6 km desde el coche, llegamos al final de esta ascensión (queda otra para después), en lo alto de un collado entre el Sansinenea y el Azkar, donde dicen que hubo un castillo del que ya no queda nada. Hacia la derecha sale un camino que pasa por la borda de Elizagoien para juntarse con el sendero anterior y que sube hasta los 436 metros del Azkar. En total son poco más de 1.600 metros de recorrido entre la ida y la vuelta. En la foto puedes ver el principio del camino y el Azkar detrás, hacia la izquierda.
Como ya veníamos algo cansados de la subida y no nos apetecía caminar de más, nos limitamos a acercarnos a unas peñas por un sendero entre helechos secos por donde estaban pastando unos caballos.
Pasamos entre las peñas hasta llegar al punto más alto del circuito. Si seguimos recto 600 metros también llegamos a la cima del Azkar, pero nos quedamos aquí a disfrutar de las vistas, aunque la atmósfera no estaba todo lo clara que podría haber estado. A lo lejos hacia el norte y tirando de teleobjetivo vemos el pueblo francés de Ainhoa.
Algo más cerca, justo antes de pasar a Francia y casi oculto por la falda del Argandoita, el paso fronterizo de Dantxarinea con sus centros comerciales. A mí me recuerda a una versión reducida de La Jonquera.
Más cerca aún una típica estampa baztandarra. En primer término un acebo (Ilex aquifolium) con los frutos rojos. Abajo a la derecha la borda Mitxelen entre los montes Azkar y Argandoita, y más allá campos y bordas navarras y francesas, no se distinguen las arquitecturas.
Desde aquí no tenemos visión de Urdax, sólo desde la cima del Azkar, así que volvemos la mirada atrás antes de regresar al camino. En primer término una de las peñas del Azkar, detrás asoma el Sansinenea de 483m, y al fondo el Atxuria o Peña Plata, de 759m.
De regreso al camino del collado, un caballo que pastaba entre los helechos y que no nos vió a la ida se percata de nuestra presencia a la vuelta.
Aunque no lo molestamos decide marcharse. Recoge a un potro que pastaba cerca y ambos se alejan a través de unos abetos por un camino que va al Sansinenea.
Nosotros continuamos por el sendero que desciende hacia el noroeste, y antes de iniciar el descenso miramos atrás, hacia el sureste. Al fondo y desde la izquierda hasta el centro los montes Antsestegui, Gorramakil, el Alto Otanarte, Gorramendi y Goizamendi. Ya hacia la derecha el Aiuse, el Zurbide asomando desde abajo y la falda del Alkurruntz.
A partir de aquí el sendero está balizado con marcas en blanco y amarillo.
El sendero va descendiendo tortuoso entre matorrales y algunos robles, con no mucha pendiente, y hay que ir al tanto con no pisar mal alguna piedra no vaya a rodar y nos hagamos daño. Además en algunos tramos puede estar embarrado si ha llovido no hace mucho. Aquí una curva del sendero, mirando hacia de donde venimos.
A los 400 metros desde el collado el sendero entra en un robledal, y 200 metros más adelante se le une por la derecha otro sendero que viene de la cima del Azkar. A partir de ese punto el balizado del sendero pasa a ser blanco, amarillo y verde. Poco más adelante veo algo moverse entre los matorrales del sotobosque.
Paso con mucho cuidado por al lado de un voluminoso roble marcado en el borde del sendero.
Me acerco con mucho cuidado pero sin esconderme a aquello que se mueve, que no es más que una encantadora pareja de pottoka, ponis vascos, concretamente una yegua y su potro.
Volvemos al sendero y dejamos a estos pequeños caballos pastar tranquilamente entre los viejos robles. Estos grandes herbívoros contribuyen a la prevención de incendios forestales controlando el exceso de vegetación del sotobosque, que cuando se seca en verano constituye un combustible poderoso para las llamas.
Al poco el sendero sale del bosque justo cruzando un arroyo por un destartalado puente o simplemente dando una zancada si baja poca agua, que es lo normal.
Las marcas en blanco, verde y amarillo nos siguen acompañando en los árboles…
… o en las rocas cuando ya no hay árboles.
En una orilla del camino veo una flor de Crocus de color blanco. Me llama la atención porque nunca había visto una de ese color, o mejor dicho, sin color.
A medida que vamos caminando por este tramo del sendero más o menos llano se nos va abriendo el paisaje. Abajo a la derecha vemos la borda Mitxelen.
A unos 350 metros del arroyo que cruzamos, el sendero empieza a descender de nuevo justo cuando tenemos el monte Argandoita delante.
En este punto, en unos matorrales apartados a la izquierda del sendero veo algo blanco y marrón. Me acerco y descubro el cadáver ya seco de un caballo. Sólo quedan la piel y los huesos.
Y llegamos a un cruce de senderos.
Lo normal es seguir por la derecha por el sendero de Mitxelen, un sendero que llega hasta el cementerio de Urdax bajando por un bosque y al lado de un río entre los montes Azkar y Argandoita. Pero cuando yo estuve había leído recientemente que el sendero no estaba en buenas condiciones, y aconsejaban seguir recto cruzando el Argandoita. Y así lo hice, seguí recto hasta llegar a la pista asfaltada que sube hasta las antenas del Argandoita. Atrás quedaban los dos cruces.
Empezamos a subir por la pista asfaltada, la que se ve 4 fotos más arriba. La pendiente se hace un poco dura por la dureza -valga la redundancia- del piso y porque sube casi en línea recta. El único aliciente en este tramo son las vistas que tenemos, como ésta del barrio de Armoraldea de Urdax, con la ermita de San Esteban que aparece en el circuito del camino de las brujas entre Urdax y Zugarramurdi.
En 400 metros de camino subimos 60 metros hasta llegar a la cima del Argandoita, donde hay unas feas pero necesarias antenas y una roca señalando el punto exacto.
En la roca pone Argangoita pero es lo mismo. Muchos topónimos vascos se escriben de diferentes maneras y se aceptan todas ellas. Aquí una vista mirando hacia el noroeste, con la carretera de Zugarramurdi cruzando la foto, campos navarros hasta donde se ve la última casa en lo alto de una pequeña colina a la derecha, y a partir de ahí territorio francés, con Sare asomando al fondo a la izquierda.
Y ahora, desde el Argandoita, sí que tenemos una buena vista de Urdax, al que vamos a descender en la siguiente y última etapa del circuito.
Aparte de pueblos, bordas y campos, desde aquí también es posible avistar algún buitre leonado buscando comida.
El descenso del Argandoita lo empezamos bajando por la misma pista asfaltada hasta la curva pasadas las antenas. En esa curva, a mano derecha empieza el sendero de bajada, que puede costar un poco de encontrar si la maleza está crecida. En el primer tramo el descenso es bastante acusado, ya que bajamos 110 metros en sólo 400 de sendero. Hay que ir con cuidado con las piedras y con los matorrales que nos rodean, ya que aunque hay mucho helecho, también hay plantas espinosas como zarzas y tojos. Este tramo más peligrosos acaba cuando llegamos a la borda Kikerren.
Cuando llegamos hay unas ovejas pastando desperdigadas alrededor de la borda. En cuanto nos ven se reagrupan.
Y cuando se cansan de vernos, ellas mismas se retiran por detrás de la borda.
Allí empieza un camino que es el que seguimos para bajar hasta Urdax. Tras un giro a la derecha tenemos esta vista de los pastos y de Dantxarinea.
Luego el camino discurre entre dos cercados de alambre de espino, con unos pastos a la izquierda y un bosque a la derecha.
En los pastos de la izquierda hay otro rebaño de ovejas que no se ha percatado de nuestra presencia.
Tras otra curva a la derecha el camino cruza un corto tramo de bosque.
Y enseguida tenemos pastos a la derecha y casas poco más adelante. Estamos llegando a Urdax.
El camino va a parar a otro más arreglado, el camino de Errekaundi. La marca blanca y verde nos indica que es un sendero local (SL).
En el cruce seguimos a la izquierda, hacia abajo, y llegamos a la carretera de Urdax. Desde ella vemos así el camino de Errekaundi por el que hemos venido y el Argandoita con sus antenas al fondo.
Ahora ya sólo queda seguir por la carretera hacia la derecha hasta llegar a donde hemos aparcado el coche.
Y hasta aquí este recorrido con vistas por este rincón de la comarca de Baztán. Si vuelvo tengo que probar el otro itinerario pasando por la cima del Azkar sin pasar por el collado de Sansinenea y regresando a Azkar por el camino de Mitxelen. Si lo haces tú te agradeceré comentarios al respecto.
Cómo llegar al monte Azkar en Urdax
Previsión meteorológica
- Texto y fotos con licencia Creative Commons BY-NC-ND 4.0 International. Puedes compartir libremente si citas al autor, si no obtienes ningún beneficio económico, y si no realizas ninguna modificación. Y si además me lo dices, me harás muy feliz. 🙂