No me cansaré de repetir que si pasas dos veces por un mismo sitio en diferentes momentos ves cosas diferentes porque el tiempo es diferente, y aunque no sea tangible el tiempo también es algo que se puede ver. En este artículo revisitamos el pueblo fantasma de Pobla de Marmellar en la Serra del Montmell-Marmellar, en la comarca tarraconense del Baix Penedès. Se trata de uno como tantos pueblos abandonados, aunque en torno a éste se han desarrollado supersticiones y se han cometido hechos macabros que ya comenté en el artículo que publiqué sobre mi anterior visita a Marmellar. Ahora, seis años y medio después (la primera visita fue en abril del 2011 y ésta en octubre del 2017), vamos a comprobar el paso del tiempo.
El itinerario de esta visita es casi el mismo que la anterior. Se trata de un recorrido lineal que suma unos 4,7 km entre la ida y la vuelta, incluyendo el paseo por las ruinas. El desnivel es mínimo, por lo que la dificultad también es mínima, un paseo. La única precaución hay que tenerla si nos movemos entre las ruinas, ya que las casas están en muy mal estado y en el cementerio puede haber escondido algún agujero profundo. En esta visita ya no está la puerta de hierro que impedía entrar en la iglesia, así que en algo sí hemos mejorado.
Si visitas Marmellar entre finales de octubre y primeros de noviembre te recomiendo visitar y fotografiar los viñedos rojos de Aiguaviva, muy cerca de alli, siguiendo por la misma carretera TP-2442 y continuando por la TP-2443. Vale la pena. Y para tomar algo o incluso comer, el restaurante El Celler d’Aiguaviva, el único que hay allí.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Como en la otra visita, nos dirigimos a la urbanización La Talaia del Montmell, que se encuentra en la carretera TP-2442 en el lugar conocido como el Coll de les Ventoses. Si venimos desde Sant Jaume dels Domenys las vistas son espectaculares, aunque hemos de conducir con precaución porque la carretera es estrecha, con muchas curvas, y muy frecuentada por moteros y ciclistas. Nada más entrar en la carretera de la urbanización encontramos un camino a la izquierda junto a un pequeño viñedo. Nos desviamos por ese camino y aparcamos el coche en una pequeña explanada frente al viñedo. Como es finales de octubre cuando hago esta visita a Marmellar, las viñas las han vendimiado no hace mucho, aunque se han dejado aún racimo que quizás maduró después.
Empezamos a andar por el camino a Marmellar. Hay una señal que prohibe el paso a los vehículos diciendo que es una finca particular, pero la finca particular está en el camino, y éste es público.
Una vez dejamos el viñedo atrás el camino atraviesa un tupido bosque de encinas y pinos, tan tupido que el ISO de la cámara sube a 1600. Por el camino hay acumulaciones de hojas que nos hacen pensar que no hace mucho que ha llovido, y de forma torrencial.
Pasamos junto a la Caseta del Pastor, una cabaña a la derecha que no parece abandonada del todo, y llegamos a la altura de La Moja, la finca particular que se anunciaba al principio del camino. El frío del otoño tiñe de rojo la enredadera que trepa por el tejado y se encarama a un depósito de agua.
A partir de aquí el camino se hace un poco más impracticable para coches «normales», y vuelve a entrar en el bosque. Pasamos junto a la Font de la Moja, a nuestra izquierda, pero no se puede visitar porque está dentro de la finca. A unos 200 metros de La Moja el camino traza una curva a la izquierda mientras sale otro camino no muy claro a la derecha. Arriba se ve una casa. Es Cal Jaumet Esquerrà.
Empezamos a subir por ese sendero de la derecha. Tras unos 150 metros pasamos junto al camino de Cal Jaumet Esquerrà, que visitaremos a la vuelta. Seguimos subiendo y unos 100 metros más adelante el camino se acaba justo al llegar al punto más alto. A partir de aquí sigue un sendero que baja hacia la derecha a través del Bosc del Forn de la Calç. Unos 100 metros más adelante se aclara un poco el bosque, y si el día está despejado podemos ver Montserrat a lo lejos, y hasta La Mola (Sant Llorenç del Munt) y el Matagalls (Montseny) al fondo a la derecha.
Entre Montserrat y Sant Llorenç del Munt, por donde pasa el río Llobregat, se aprecia niebla que quiere escapar escurriéndose entre las montañas más bajas de esa parte del valle. Al fondo del todo destaca el Montcau (1.056 m), la segunda cima de Sant Llorenç del Munt.
Esta parte del camino puede estar muy embarrada si ha llovido mucho recientemente, como me pasó a mí. Y si ha pasado muy poca gente, como es el caso por este camino, es posible ver las pisadas de los animales que habitan este paraje, como ésta que creo que es de corzo (se ven tres pezuñas pero porque deben corresponder a dos pisadas).
Desde este claro del Bosc del Forn de la Calç también vemos la Pobla de Marmellar por primera vez. En esta foto la iglesia de Sant Miquel de Marmellar con Montserrat de fondo.
Cruzamos un tendido de alta tensión y volvemos a entrar en el bosque. A los 150 metros el sendero acaba en una pista, y seguimos hacia la izquierda, cuesta abajo hacia Marmellar. Detrás nuestro el sol mañanero de otoño asoma entre los pinos.
Unos 100 metros más adelante salimos del bosque y llegamos al camino de Marmellar, aquel que abandonamos frente a Cal Jaumet Esquerrà para atajar por el Bosc del Forn de la Calç. Continuamos recto y dejamos a nuestra derecha el sendero que lleva al Castell de Marmellar. Desde aquí vemos las primeras casas de Marmellar y la parte superior del campanario de la iglesia. No parace estar en mal estado.
Tras una curva a la derecha el camino se enfila directo a la iglesia de Sant Miguel.
Hacia la izquierda vemos otro grupo de casas en ruinas, y al fondo destacan la Serra de la Torre (775 m) a la izquierda y más cerca, y el Puig de les Forques (800 m), el Turó de Mas d’en Bosc (850 m) y el Montagut (963 m) al fondo.
Pasamos frente a la primera casa de Marmellar. Alguien quiso advertir de algo, pero no pudo acabar el mensaje.
Nos dirigimos hacia esta casa para inspeccionar su interior.
La puerta está entreabierta, y con sumo cuidado accedemos a su interior. Los espacios interiores son pequeños y oscuros, con lo que cambio el objetivo de la cámara y monto el ultra gran angular. Hacia la derecha hay una escalera, pero mejor no entrar. En estos sitios abandonados desde hace tantos años es conveniente no subirse a ningún sitio ni tocar nada. En cualquier momento nos puede caer encima un techo o una pared. Pasamos a la estancia del fondo, que resulta ser una cocina.
Desde la puerta de la cocina miramos hacia la estancia anterior, que podríamos llamar «recibidor». Falta parte del techo.
Ya de nuevo en el «recibidor», desde la puerta de entrada miramos al techo, o mejor dicho al agujero del techo.
Salimos de esta casa y seguimos subiendo por el camino hacia la iglesia. Así se ve a través del ultra gran angular.
Llegamos a la puerta de la iglesia de Sant Miguel y compruebo que han retirado la puerta de hierro que impedía la entrada (se podía entrar por otro sitio). Ahora es más fácil entrar. La iglesia ya no tiene techo. Aquí una vista desde el interior de la nave principal.
Entramos en el único lugar de la iglesia que aún conserva parte del techo, al fondo a la izquierda. Como en todos los lugares abandonados, las paredes aparecen profanadas por pintadas con incomprensible simbología.
En la estancia del lado opuesto de la nave sólo quedan algunas vigas del techo, lo que permite ver el campanario desde allí.
En una pared de la nave central, un gran arco y dos ventanas me hacen ver una cara con la boca muy abierta.
El campanario de Sant Miguel de Marmellar parece ser la estructura mejor conservada. En su interior podemos ver la escalera, pero yo no me atrevería a subir.
Aquí una vista del interior de la nave principal de la iglesia desde la puerta de entrada.
Empezamos a rodear la iglesia por la derecha, mirando desde la foto anterior, o sea, por el campanario. Un estrecho camino entre la iglesia y una gran casa (quizás la del cura) nos lleva a la puerta del cementerio, a nuestra izquierda. Entramos con cuidado, ya que en la zona central hay una tumba o cripta abierta y podemos caer. Desde allí tenemos esta vista del campanario.
Se supone que todos los difuntos enterrados aquí fueron trasladados a otros cementerios cuando se abandonó Marmellar. Y digo «se supone» porque encontré este fragmento de cráneo humano en uno de los nichos, al alcance de la vista y de la mano.
Tanto en la cripta abierta del centro del cementerio como en un nicho semisubterráneo hay acumulación de maleza y desperdicios variados, pero lo que me llama la atención es la presencia de matas de pelo humano, prendas manchadas como de sangre, y velas. ¿Rituales satánicos o magia negra?
El cementerio continúa hacia la parte de atrás de la iglesia. Aquí parece menos tenebroso.
Este otoño ha estado haciendo un tiempo de primavera, con lo que aún hay muchas plantas en flor, incluso aquellas que no han echado raíces en tierra.
Salimos del cementerio por donde hemos entrado y seguimos un poco más por el estrecho sendero entre la iglesia y la casa de al lado. Y digo «un poco más» porque la maleza nos dificulta el avance. Por detrás veo salir del cementerio otros visitantes que nos hemos encontrado.
Volvemos atrás, hacia la entrada de la iglesia, y salimos al camino por el que hemos llegado. Continuamos hacia la derecha y caminamos unos metros hasta llegar a un prado a nuestra derecha. Salimos a ese prado para situarnos en la sombra del campanario y jugar con el sol y la silueta del campanario.
En el hueco superior veo unas hierbas que intento «iluminar» haciendo pasar la luz del sol a través suyo.
En este prado aún hay infinidad de florecillas de color lila pálido, y entre ellas revolotean mariposas como si estuviéramos en primavera. Aquí un ejemplar de Colias croceus (en catalán safranera de l’alfals, o traducido literalmente azafranera de la alfalfa).
Otra mariposa muy frecuente en este paraje es la blanquiverdosa (Pontia daplidice).
Aquí otro ejemplar de blanquiverdosa a punto de recibir la visita de una pequeña abeja.
Creo recordar que desde un punto de este prado casi al borde del terraplen era posible ver el castillo de Marmellar hacia el nordeste, más abajo en el valle de la Riera de Marmellar, pero en esta ocasión la vegetación me impidió verlo.
Regresamos al camino y seguimos hacia la derecha. Unos 100 metros más adelante el camino traza una curva a la izquierda y empieza a bajar rodeando las ruinas de una casa. Recuerdo que hace 6 años y medio la puerta de entrada en esta casa aún conservaba un tablón. Hoy en día sólo quedan los goznes. La puerta siguiente sí que conserva madera, y me llama la atención el tallo seco de una enredadera que va siguiendo las vetas de la madera.
Cerca de esta puerta hay un agujero en el suelo que puede estar cubierto por maleza, así que mucha precaución al pisar. El camino empieza a bajar trazando una curva a la derecha, a la vez que se aleja de Marmellar. Nos damos la vuelta y volvemos por el mismo camino.
Rodeamos este grupo de casas por el camino, y poco antes de llegar al prado que visitamos con anterioridad vemos un sendero a la derecha que se adentra en las casas de Marmellar. Bajamos por él y pasamos junto a una gran casa que conserva bastante entre su fachada.
Sin embargo no va a ser posible entrar porque la casa está «okupada«… por maleza.
Desde allí vemos otra casa sin techo más abajo. Al fondo el Puig de la Talaia (861 m), el techo del Montmell.
Caminando entre tanta maleza nos topamos con un ejemplar adulto de mantis (Mantis religiosa), seguramente un macho.A pesar de que el frío hace que los insectos se muestren poco activos, éste no paraba de mirarnos inquieto mientras le hacíamos fotos.
El color de las mantis adultas, verde o pardo, lo determina el hábitat del animal antes de su última muda, por lo que intuyo que ésta creció en un lugar seco.
Nos dirigimos a la casa sin techo de la foto anterior. En el interior apenas quedan unas vigas podridas y el vestigio de una escalera.
La pared parece que pueda derrumbarse con un simple empujón. Arriba del todo han llegado a crecer plantas.
Podemos ver los campos abandonados de Marmellar a través de una ventana. Para desenfocar la pared y que se enfoque la vista por la ventana hay que abrir al máximo el diafragma y enfocar a través de la ventana.
Salimos de esta casa y seguimos hacia abajo. A nuestra derecha la puerta de una construcción adosada a la casa anterior.
Desde aquí vemos abajo otra casa más, también sin techo, y con el Puig de La Talaia al fondo.
En esta zona de Marmellar entre las casas en ruinas abundan las chumberas (Opuntia ficus-indica), y muchas de ellas presentan en esta época sus frutos maduros. Aunque se llaman higos chumbos o higos de pala, su forma, su sabor y su textura no tienen nada que ver con los higos de higuera.
Aunque parezca que estas chumberas no tienen espinas, no hay que dejarse engañar ya que puede que las tengan diminutas pero no por ello menos peligrosas. En ocasiones se pueden desprender con el viento y clavarse en la piel, detectándose al pasar la mano o rozar con algo con algo pero muy difíciles de ver. Así que mucho cuidado con las chumberas, y más cuando nos movermos por esta zona sin ver claro por dónde pasar. Nos acercamos a la casa de abajo pasando entre las chumberas.
Desde ahí vemos el lugar por el que hemos pasado.
Antes de llegar a la casa que vimos antes pasamos junto a otra casa que en su fachada tiene la única cosa que sigue funcionando en Marmellar, un reloj de sol.
La foto está hecha a las 12:16 de un 21 de octubre, en horario de verano, con lo que en realidad son las 10:16 hora solar, y la sombra del gnomon se sitúa entre las 10 y las 11, por lo que el reloj no va tan mal.
Retrocedemos un poco para ir hasta la casa de abajo y entramos por la puerta. Me llama la atención una doble salida de humos en la pared sur de la casa. Una parece claro que viene de un hogar un poco por debajo del nivel del suelo (hay que entender que se han derrumbado todos los techos, pisos y tejado, por lo que el suelo está algo más abajo de donde pisamos), pero la otra no sé de dónde puede venir.
Subimos por un tramo de escalera en apariencia bastante seguro. Desde arriba tenemos esta vista del interior de esta casa, así como de la anterior y la punta del campanario de Sant Miquel de Marmellar.
Hacemos otra foto a través de una ventana, pero en esta ocasión enfocamos al borde de la ventana para que tanto ésta como la pared estén en el foco, y la vista de la ventana desenfocada.
Salimos de la casa y seguimos buscando algún camino que lleve a la entrada a Marmellar sin tener que volver atrás.
Por delante de la casa del reloj de sol no hay camino. Retrocedemos un poco y encontramos un pasillo detrás de la casa del reloj de sol, entre ésta y la pared de un sótano derrumbado de la casa justo encima. Sólo por ahí podemos pasar al otro lado, desde el que tenemos esta vista de la casa de la doble salida de humos.
Pasamos frente a una gran casa de 3 plantas.
En la pared de la fachada, bastante más deteriorada que 6 años y medio atrás, hay grabados nombres de personas y símbolos varios, ninguno de ellos de paz y amor.
Por dentro veo que se ha derrumbado bastante de lo que había aún en pie hace 6 años y metro, como un tramo de escalera que subía al primer piso. Realmente lo único que veo que no se ha derrumbado de esta casa son un puñado de tejas y cañas del tejado que se aguantan entre dos vigas.
Aquí encontramos un camino que debió ser una calle de Marmellar y que va a parar al camino de entrada al pueblo, justo lo que buscaba. Desde esta calle tenemos esta vista de las ruinas del pueblo, con la última casa visitada en primer término, la de la doble salida de humos abajo a la izquierda, y la del reloj del sol delante de ésta y semioculta por los árboles.
Llegamos al camino principal de Marmellar, un poco más abajo de la primera casa que visitamos. El suelo muestra las marcas del fujo del agua de las últimas lluvias.
Desde aquí, a lo lejos, podemos ver los viñedos rojos que mencionaba al principio que están en Aiguaviva.
Empezamos el camino de regreso al coche por donde hemos llegado a Marmellar. Al llegar a la bifurcación tomamos la pista de la izquierda que va a la urbanización de La Talaia. En nuestra anterior visita a Marmellar hace 6 años y medio regresábamos por el camino de la derecha, que va directo a donde hemos dejado el coche. Desde allí tenemos esta vista de Marmellar.
Poco antes de entrar en el Bosc del Forn de la Calç vemos algunas huellas en el suelo embarrado del camino. La que más me llama la atención es una que puede ser de tejón (Meles meles).
A los 150 metros encontramos a nuestra derecha el sendero del Bosc del Forn de la Calç. Lo tomamos y seguimos subiendo. En la zona embarrada del claro del bosque por la que pasamos a la ida nos siguen llamando la atención las numerosas huellas de animales, pero sobre todo las pisadas de corzo con 3 pezuñas marcadas.
También llaman la atención las grandes entradas de los hormigueros, aunque no se ven largas colas de hormigas entrando o saliendo. Quizás se están preparando para pasar el invierno. Atención a la minúscula seta que aparece en la foto junto a la entrada del hormiguero, que no la he visto hasta que no he visionado la foto en el ordenador.
Antes de penetrar en el bosque dedicamos la última mirada a Marmellar, abajo a la derecha.
La subida acaba cuando el sendero se convierte en camino, y cuando hemos recorrido 100 metros de la bajada siguiente llegamos al pequeño y oculto camino que conduce a Cal Jaumet Esquerrà, a nuestra derecha. Nos desviamos por él, y cuando llegamos a una zona más abierta vemos hacia abajo los árboles de La Moja con diferente color que el resto.
Llegamos a lo que parece una cochera de Cal Jaumet Esquerrà. La puerta de entrada está desvencijada y el interior está en absoluta ruina.
Me llaman la atención unas baldosas en la pared.
Rodeamos un poco la casa y llegamos a la entrada principal, semioculta por los arbustos. Arriba a la izquierda hay unas baldosas con una partitura y el texto «Loreley». No sé qué significado podría tener para sus antiguos propietarios (entre otras cosas es una ópera).
Entramos con cuidado y sin tocar nada por la media puerta que está abierta. Dentro de la primera estancia de la casa vemos mucha suciedad, unos viejos somieres rotos y sobre ellos varias botellas de vino y otros licores. Cambio el objetivo de la cámara y vuelvo a montar el ultra gran angular, y hago esta foto desde el umbral de una puerta que hay a la izquierda.
Sin duda esta casa ha debido ser abandonada mucho después que el pueblo de Marmellar pero igualmente hace bastante tiempo. La puerta desde donde hice la foto anterior conduce a la cocina.
Me llama la atención la ventana invadida por la enredadera. La luz, la oscuridad y la botella invitan a hacer fotos de tipo bodegón, aunque faltan bastantes de los objetos típicos que se usan en este tipo de fotografía. Lástima no haber llevado aquel día mi objetivo fijo de 50mm.
A la derecha del hogar de la cocina encontramos el horno. Como voy a usar el flash incorporado de la cámara monto el objetivo todoterreno, ya que el ultra gran angular es muy ancho y proyecta sombra.
Me sorprende lo grande que parece por dentro este horno, mucho más que muchos hornos de leña de restaurantes que he visitado. También esperaba encontrar el interior más sucio. Vuelvo a montar el ultra gran angular y meto la cámara en el horno y hago un disparo para sacar el detalle de la parte superior. En la foto he recortado la parte inferior por la sombra del objetivo.
Al lado del hogar de la cocina hay un ejemplar del suplemento dominical de La Vanguardia con una foto de la actriz Sena Youg en portada, seguramente de primeros de los 80 del siglo pasado. Lo sé, podría hacer abierto la revista para mirar la fecha, pero no me gusta tocar nada cuando entro en un lugar abandonado, quiero dejarlo tal como lo he encontrado.
Salimos de la cocina y subimos al piso de arriba por unas escaleras que hay delante de la puerta a la izquierda. Las escaleras se ven en bastante buen estado. Arriba a la derecha hay una amplia habitación vacía. La ventana está encima de la puerta de entrada de la casa y tiene muy buenas vistas.
Intento pasar al otro lado de la habitación sin pisar en el centro, por precaución, pero noto que el suelo se hunde ligeramente por mi peso, así que lo único que hace es una foto de una puerta al fondo que va hacia la parte de atrás de la casa. A un lado se ven apoyadas en la pared lo que parecen las maderas de una cuna.
La habitación del otro lado de la escalera es más pequeña y tiene un agujero en el techo por el que entra luz del sol (entre otras cosas), por lo que seguramente el tejado está aún en peor estado.
Bajando por la escalera me fijo en el viejo interruptor de la luz.
De nuevo en el recibidor hago un par de fotos de la puerta al contraluz y diferentes distancias focales.
Visto lo más «seguro» del interior de la casa salimos y hago una foto de la puerta desde fuera.
Saliendo a la derecha hay un pequeño cobertizo muy deteriorado.
El resto de los alrededores está muy cubierto de maleza que dificulta moverse, así que decidimos regresar por donde hemos venido hasta el camino que baja a La Moja. Desde la mitad de la bajada tenemos esta vista de Cal Jaumet Esquerrà.
Una vez llegamos al camino de Marmellar seguimos hacia la izquierda para acabar el recorrido. El sonido del agua nos recuerda que pasamos junto a la «privada» Font de La Moja.
El sol está más alto y la enredadera que trepa por el tejado de La Moja se ve más roja que antes.
En el camino que queda hasta el coche me voy fijando en cómo la corriente del agua de la lluvia ha ido apilando las hojas en el suelo.
Y hasta aquí este circuito. Esta segunda visita a Marmellar me demuestra que los lugares abandonados se van deteriorando con el tiempo, y que este deterioro se acelera con el paso del tiempo, y también con la ayuda del hombre. Cal Jaumet Esquerrà puede que fuera abandonado hace 30 años o poco más y se encuentra en mucho mejor estado que Marmellar, que fue abandonado quizás sólo 20 años antes.
Tengo previsto hacer otros circuitos por la zona que incluya la visita al castillo de Marmellar, así que no dudes que habrá otro reportaje sobre Marmellar. Si te interesa acompañarme en esta aventura házmelo saber y te aviso cuando tenga una fecha aproximada.
Cómo llegar a Marmellar
Previsión meteorológica
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