Hoy voy a llevarte a un lugar poco conocido del interior de Catalunya, la Riera de Merlès, en la subcomarca del Lluçanès, entre el Berguedà y Osona. Desde antiguo se oye hablar de brujas en el Lluçanès. Digamos que el Lluçanès es como el Zugarramurdi de Catalunya. Durante la caza de brujas del siglo XVII fueron apresadas varias mujeres del Lluçanès acusadas de practicar brujería. Muchas de ellas fueron juzgadas y colgadas. No las perseguían los tribunales reales ni la Inquisición, sino que eran tribunales señoriales y locales sin ninguna garantía jurídica (tampoco es que los demás tuvieran muchas) y que no documentaron ninguno de los procesos. En cualquier caso sí que es cierto que había mujeres a las que se recurría para sanar animales o personas y para conseguir determinados valores de la naturaleza, como buenas cosechas. Y cuentan las leyendas que estas mujeres solían reunirse en un singular paraje de la Riera de Merlès.
Otra de las características de la Riera de Merlès es que es un curso de agua totalmente natural, tanto su cauce como su entorno. Excepto unos pocos molinos ya abandonados y con sus instalaciones desmanteladas, el hombre no ha alterado el medio, y espero que se mantenga así por mucho tiempo. Sus aguas bajan limpias y cristalinas, y es posible darse un baño en muchas de sus pozas fácilmente accesibles, con lo que es un lugar muy frecuentado en verano.
El circuito que propongo aquí es un itinerario circular de entre 6 y 6,5km (no hagas caso a lo que dice el track, ya te explicaré el por qué) practicamente llano y fácil, apto para adultos y niños, ideal para hacerlo en primavera o en verano (yo lo hice en la primavera del 2016). Nos lleva del Camping Riera Merlès a la Gola de les Heures por la orilla izquierda de la Riera de Merlès, en la comarca de Osona, y la vuelta por la carretera que va paralela a la riera por la orilla derecha, en la comarca del Berguedà, o bien por caminos y senderos por el paraje llamado Les Heures (yo no pude pasar por aquí por culpa de unos perros). Si tienes pensado darte un baño no olvides la toalla y calzado sumergible si no te gusta caminar por piedras.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Empezamos nuestro itinerario tras cruzar con el coche la Riera de Merlès justo antes de la entrada del Camping Riera Merlès de Borredà. A un lado de la carretera hay hueco para dejar el coche. Aquí una vista de la riera desde el puente que acabamos de cruzar.
El agua es totalmente transparente. El color marrón del fondo es el de la roca. Nos acercamos por la izquierda al pequeño salto de agua que hay justo en las rocas que se ven en la foto.
Por allí pasa un pequeño sendero que conecta con el camino que va hacia el molino de Vilartimó por la orilla izquierda de la Riera de Merlès y que es es camino que seguiremos. Una enorme babosa negra se nos cruza en el camino, pero no tenemos problemas para esquivarla.
A los 700 metros pasamos por delante del molino de Vilartimó, que queda abajo a la derecha. Desde aquí hay una buena vista en alto de la riera.
Poco más adelante, al pie de una torre de electricidad podemos acercarnos un poco al borde del barranco para fotografiar la poza de delante del molino justo antes de un salto de agua. A la vuelta la veremos desde otro punto de vista.
El camino va descendiendo plácidamente entre campos a nuestra izquierda y la riera que oímos pero no vemos a nuestra derecha. Y si el día acompaña, sobre todo en primavera, mucho mejor.
Justo tras dejar atrás el Camp dels Teulats de la foto anterior, casi cuando hemos caminado 1,3km, vemos un sendero a nuestra derecha que nos lleva a la primera poza de la Riera de Merlès a la que podemos acceder fácilmente.
La fuerza del agua ha esculpido la roca dándole la caprichosa forma que vemos, incluido un agujero.
El agua sigue corriente abajo entre la exuberante vegetación de esta cuenca fluvial.
Por la superficie de estas cristalinas aguas corretean los zapateros, que sólo vemos por las ondulaciones que forman al moverse, y que cuestan bastante de enfocar, ya que la cámara tiende a enfocar el fondo del río.
Las semillas no eligen dónde germinan. Al menos a esta plantita el riego no le falta.
Regresamos al camino y pocos metros más adelante sale otro senderito que lleva a la riera en otra poza. Desde ahí vemos el salto anterior.
Una relajante vista de la Riera de Merlès corriente abajo.
Un pequeño puente de cemento sobre el salto de agua nos permite cruzar a la otra orilla.
Entre la vegetación de la orilla hay diversos senderos que conducen a otros rincones donde disfrutar de la riera.
Sobre el kilómetro 1,8 del recorrido pasamos por delante del Molí de les Heures, que está en la otra orilla de la riera y que apenas podemos distinguir entre la espesa vegetación. Abajo se ve lo que podrían ser pilastras que sujetaban una pequeña presa.
Poco más adelante hay un pequeño claro desde el que podemos ver mejor el Molí de les Heures sin tantos árboles por delante.
Tras varias salidas en primavera me he dado cuenta de que las florecillas que salen en la hierba que crece a la sombra de los árboles suelen ser azules, mientras que las de los espacios más soleados son blancas o amarillas.
En uno de los campos por los que pasamos por el camino hay unas vacas pastando tranquilamente. Yo no sé por qué, pero siempre que me encuentro con vacas, aunque vaya en grupo, ellas sólo me miran a mí. ¿Será que posan para la cámara?
Uos 400 más adelante del Molí de les Heures encontramos otro senderito a nuestra derecha que nos lleva a otra poza de la Riera de Merlès, esta vez sobre una extensa roca.
Desde lo alto de la roca podemos ver las sombras de los zapateros que caminan por la superficie del agua.
Volvemos al camino, y 150 metros más adelante, frente a los campos de La Riba, tomamos otro de estos senderos que nos acercan a la riera. En esta ocasión nos lleva a un tramo, podríamos decir, de rápidos, en que el agua ya no baja tan tranquila como antes y se acelera y se desliza ruidosamente entre las rocas.
Me llama la atención un arbolito que crece en la roca de la otra orilla, seguramente un junípero. Debido al contraste de luz y a la textura de la roca cuesta distinguir qué es roca y qué tronco o raíz.
Regresamos al camino y pocos metros más adelante nos asomamos de nuevo a la riera de Merlès. En este punto el agua está canalizada a lo largo de una pequeña garganta excavada en la roca por ella misma.
Unos 150 metros más adelante el camino se bifurca. Seguimos por el camino de la derecha.
Y llegamos a la Gola de les Heures (Garganta de las hiedras), el lugar donde se reunían las brujas del Lluçanès según cuenta la tradición. Hacia la derecha, río arriba, parece que la roca se haya derrumbado sobre un túnel excavado por el agua.
Hacia la izquierda, río abajo, es donde esta garganta muestra las formas más espectaculares de la roca.
Al final de la Gola de les Heures, y como continuación del camino, el llamado Pont de les Bruixes (Puente de las Brujas) comunica las dos orillas.
La erosión de la roca también produce agujeros, que me pregunto cómo se pueden haber formado.
En las pozas de la Gola de les Heures el color del agua adquiere un tono verdoso supongo que por la profundidad y por las algas que proliferan en estas aguas tan quietas. Me pregunto qué habrá sido de la corriente de agua que vimos más arriba.
Una roca permanece suspendida entre las dos paredes de la garganta, en la entrada de una poza.
Nos acercamos al puente para fotografiar la Gola de les Heures desde arriba. Primero una toma riera arriba.
Y luego otra riera abajo, en la salida de la garganta. Esta foto habría quedado mejor de haber usado un filtro polarizador (CPL), aunque a pesar de ello se intuye que la profundidad de esta garganta es notable.
Volvemos hacia atrás para bajar a la explanada del otro lado del puente. Mientras nos acercamos al sendero que lleva a ese lugar, a nuestra derecha, vemos surgir de la maleza de encima de la otra orilla de la garganta un grupo de cabras.
Llegamos a la gran plataforma de roca del otro lado del Pont de les Bruixes. Aquí el agua vuelve a tener el color y movimiento que vimos más arriba en la riera. Mientras inspeccionamos el lugar para disfrutar de él, de la soledad y del silencio sólo roto por el ruido del agua, vemos que vienen por el sendero las vacas que vimos pastando antes. Se acercan a la orilla de la riera a beber.
Aquí tuvo que haber una presa de madera en la antigüedad, por la hilera de agujeros que se ven en la roca por delante de las vacas. Al otro lado del puente y en la otra orilla del río, las cabras mordisquean las hojas tiernas de los arbustos.
Una vez saciada su sed, las vacas prosiguen su camino y desaparecen tras unos matorrales al final del barranco.
Nos acercamos al lugar por donde se han ido las vacas para tener esta vista de la Riera de Merlès.
Ésta es una de las principales zonas de baño de la riera en verano. A la izquierda y tras los arbustos hay una especie de playa de grava (en la foto anterior se ve mejor) a la que se debe acceder por algún camino desde la carretera, que pasa muy cerca de aquí. Al fondo a la derecha hay una cascada y por el color del agua en la poza parece haber suficiente profundidad como para que los jóvenes salten desde las rocas de los lados, aunque podrían evitar escribir cosas en las rocas.
Me acerco al lugar donde estaban bebiendo las vacas para tomar esta foto del lugar con el Pont de les Bruixes al fondo, como tomada desde el mismo cauce de la riera.
Antes me preguntaba que cómo podía ser que el agua estuviera tan quieta en la Gola de les Heures, y creo que es debido a la profundidad de la garganta, que debe actuar como un gran recipiente que recibe agua por un lado y la desagua por el otro.
Aprovechamos la tranquilidad del lugar (en verano no creo que haya tanta paz) para sentarnos en el suelo, echar un bocado y un trago… del agua que llevamos encima, no de la riera, por si acaso.
Se está tan a gusto aquí que los zapateros aprovechan para procrear.
Mientras agotamos nuestros últimos minutos aquí, un abejero vuela en círculo sobre nosotros.
Llegó el momento de seguir con nuestro circuito. Volvemos a la Gola de les Heures y nos dirigimos al Pont de les Bruixes para cruzar la Riera de Merlès y seguir por el camino.
Este camino al final va a parar a la carretera. Cuando estuve yo, el camino estaba inundado y no era posible seguir sin mojarse, así que tuvimos que acceder a la carretera siguiendo los senderos de paso de los animales entre la maleza. Una vez en la carretera seguimos en dirección norte, remontando la Riera de Merlès. A unos 200 metros llegamos al Mirador de les Heures. Frente a él sale un camino de tierra que lleva a Les Heures (en la señal está escrito como Les Eures, sin la H).
Ahora tenemos dos opciones, o completar el recorrido por la carretera, con lo que el circuito se queda en casi 6km, o hacerlo por Les Heures, con más o menos medio kilómetro más. Mi intención era seguir el camino de Les Heures, atravesar la masía y la ermita de Sant Joan, y continuar por un sendero entre campos y bosque hasta acabar en la carretera poco antes del molino de Vilartimó, pero a la altura de la masía nos salieron unos perros poco amistosos y como no había cerca nadie que los sujetara o que los hiciera recular, decidimos recular nosotros y bajar hasta el Mirador de les Heures para continuar por la carretera (al final caminé algo más de 7km), aunque sé de mucha gente que sí ha cruzado por ahí. Así que de tí depende seguir por la aburrida carretera o atravesar Les Heures. En cualquier caso te voy a mostrar las pocas fotos que hice por ese camino para ayudarte a elegir.
El camino sube suavemente entre robles.
El camino traza una curva a la derecha y encara ya hacia Les Heures. Hacia el este tenemos esta vista del Camp del Pomer en primer término. Detrás se eleva la Carena de la Riereta destacando el Puig dels Eixuts, de 800m. Detrás de esta carena, al fondo, la Carena de Codoleres, con el Puig Martorell de 960m a la izquierda.
No acercamos a Les Heures.
El Serrat de Cabres Mortes (893m) al fondo en esta foto ya tocando Les Heures.
La gallinas campan a sus anchas por Les Heures.
Y los perros también campaban a sus anchas, porque poco más adelante de donde tomé esta foto empezaron a bajar por el camino unos perros que no paraban de ladrarnos y no estábamos en condiciones de negociar con ellos si nos dejaban pasar o no. El caso es que hay que seguir hacia la ermita de Sant Joan, que está detrás de Les Heures, y desde allí continuar por un sendero hacia el norte que va atravesando diferentes cercados hasta ir a parar a la carretera. Nosotros dimos media vuelta aquí y regresamos al Mirador de les Heures.
El camino de vuelta al camping por la carretera es fotográficamente muy aburrido. La primera mitad del camino tienes montaña y bosque a la izquierda y campos de trigo y vegetación de ribera a la derecha.
Casi se me saltan las lágrimas cuando a la altura del Molí de les Heures ví estas amapolas rompiendo la monotonía verde de un campo de trigo.
Por fin, cuando llevamos poco más de 1,4km por esta aburrida carretera, llegamos a un lugar interesante a la altura del Molí de Vilartimó: un salto de agua. Podemos salir de la carretera y acercarnos para fotografiarlo más de cerca.
En la parte de arriba del salto vemos lo que queda de la antigua presa del molino.
Hacia abajo la poza del molino de Vilartimó, la misma que fotografiamos al princpio del itinerario pero desde otro lado.
Antes de irme del lugar consigo ver a lo lejos, en la parte superior del salto de agua, una lavandera cascadeña (Motacilla cinerea), a la que le hago una foto. Cuando después la amplío en el ordenador compruebo que acaba de cazar una libélula.
No me da tiempo a hacerle otra foto posada en la roca porque de repente da un salto y echa a volar, aunque afortunadamente lo hace mirándome de frente para sacarle esta foto. Si la amplías se ve mejor el detalle.
Volvemos de nuevo a la carretera y sólo nos queda caminar 250 metros hasta llegar al desvío hacia el camping y luego 150 más hasta donde hemos dejado el coche, concluyendo así este recorrido. Espero haber despertado tu interés en visitar este lugar tan natural, y sin miedo a que te embruje. La verdad es que vale la pena. Y espero también que la gente que lo visita lo cuide para que se mantenga tan natural como lo encontré yo, a pesar de que en la zona de la Gola de les Heures, aunque había cubos de basura donde echar los desperdicios, había algunos papeles, botellas, latas y restos de comida fuera de ellos. Ya no digo que cargues con tu basura para tirarla en tu casa, sino que si te han puesto cubos de basura es que son para algo.
Cómo llegar a la Riera de Merlès
Previsión meteorológica
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Buenos dias,
Os recordamos que este verano, debido a las restricciones para evitar la propagacion del virus COVID-19, està totalmente prohibido el baño en la Riera de Merlès. El incumplimiento puede dar lugar a sanciones económicas.
Gracias.
Gracias por el recordatorio. El agua dulce sin tratar puede ser un medio de transmisión de la enfermedad, además del no poder mantener las distancias en lugares muy concurridos. Es más, los lugares bonitos hay que dejarlos tal como nos los encontramos, si no dejan de ser bonitos.