Cunit es el primer municipio de la costa tarraconense yendo desde Barcelona, y juntamente con Calafell y el Vendrell constituyen la fachada marítima de la comarca del Baix Penedès. El boom inmobiliario de las segundas residencias de los años 60 del siglo pasado movió a muchos propietarios de masías de esta zona a vender sus tierras a las promotoras. Cada masía dió lugar a una urbanización, algunas de las cuales conservan incluso su nombre. La proliferación de más de 20 urbanizaciones ha propiciado que en 50 años Cunit pasara de los 300 a los más de 12.000 habitantes. A vista de pájaro prácticamente no queda ningún rincón del municipio que no esté urbanizado. De hecho creo que Cunit tiene el título de municipio catalán con más urbanizaciones. Afortunadamente la zona centro y hacia el este no debe haber despertado mucho el interés de las promotoras y aún conserva el carácter rural del Penedès de mediados del siglo XX. Y precisamente es por esa zona por la que podemos desconectar de la locura urbanística, aunque sea dando un largo paseo.
El circuito que propongo aquí nos permite conocer algunos de los lugares más auténticos y menos conocidos de Cunit, lejos de los chalets y de los apartamentos de playa. Vamos a ver unas ruinas íberas, a recorrer los jardines de una mansión modernista abandonada y con suerte también vamos a entrar en una cueva ya habitada desde el neolítico. Y también vamos a ver campos de frutales, viñedos, y bosque mediterráneo, con el mar al fondo. Todo ello en un recorrido circular de poco más de 10km con muy poco desnivel (no hacer caso del desnivel del track en Wikiloc). Es de dificultad moderada por la longitud, pero se puede hacer con niños acostumbrados a caminar y con un condición física normal. Nos equiparemos con calzado deportivo o de senderismo, y será conveniente llevar agua y un gorro para protegernos del sol en los tramos más expuestos (yo hice el recorrido en abril del 2017 y pasé bastante calor). También conviene llevar linternas tanto si vamos a visitar el Avenc de Sant Antoni como si no, ya que nos pueden ser de utilidad para pasar un túnel.
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en la tortuga o en la liebre para cambiar la velocidad de reproducción.
Este track comienza y acaba en la urbanización La Baronía, pero podemos empezar desde cualquier lugar donde aparquemos el coche en la carretera C-31, entre la primera y la segunda rotonda viniendo desde Barcelona. Y si queremos entrar en el Avenc de Sant Antoni, la cueva que mencioné más arriba, antes tenemos que pasar por la Oficina de Turisme de Cunit (C/ Francesc Macià nº 3) para pedir la llave (tendrás que dejar el DNI hasta la vuelta). Por culpa de actos vandálicos sufridos en los últimos tiempos han bloqueado la entrada con una puerta de hierro cerrada con candado (yo no lo sabía cuando fui). Consulta el horario de la oficina, porque los domingos sólo abren en verano.
El punto de inicio del track está en una zona boscosa al límite de La Baronía. Podemos dejar el coche aparcado allí. Una vez hemos cerrado el coche caminamos hacia el norte por la calle que limita con los campos del Fondo del Cove. Al llegar al final de la calle seguimos hacia la izquierda hasta llegar a un camino de tierra que sale a nuestra derecha. Continuamos por este camino. Desde él tenemos una buena vista del Fondo del Cove, y al fondo el Turó de l’Avenc de Sant Antoni, por donde estaremos caminando hacia la mitad del recorrido.
Más o menos a los 200 metros el camino se bifurca. Seguimos por la izquierda, siempre las marcas rojas (bueno, de momento).
Entramos en el Bosc de Miramar de Cunit, un espacio forestal de 91.000 m² que está de polémica actualidad debido a la intención del Ayuntamiento de Cunit de urbanizarlo para permitir la edificación de un polígono industrial, un hotel y un centenar de viviendas. El Bosc de Miramar es el hábitat de especies protegidas como el palmito, la ardilla, el cernícalo, la alondra común, el ratonero común, el murciélago común y el enano, el lagarto ocelado, la comadreja, la serpiente blanca y la verde y muchas más. Asociaciones ecologistas y vecinales organizan diversas campañas en defensa de este espacio natural, uno de los últimos que quedan en Cunit.
En la siguiente bifurcación, 100 metros más adelante, toca el turno de seguir por la derecha.
Pasamos por delante de una estación transformadora que afea el entorno.
Unos 150 metros más adelante llegamos a un cruce de senderos justo cuando tenemos ante nosotros la urbanización Can Moles II. Tomamos el camino de la derecha, hasta otro cruce 150 metros más adelante.
Seguimos haciendo caso de las marcas rojas y tomamos el camino de la derecha, que se adentra en el bosque, y que sale de él unos 150 metros más adelante al llegar a una carretera.
Estamos justo delante de la Zona Arqueológica del Fondo d’en Roig. Para acceder a ella cruzamos la carretera a la izquierda del camino.
Durante las obras de la autopista C-32 en 1996 se encontró este yacimiento que corresponde a una granja ibérica de entre los siglos IV y III aC. Es uno de los yacimientos mejor conservados de Catalunya de esa época. Resulta curioso que la autopista pase por encima. Espero que la gente respete este lugar.
Regresamos a la carretera que hemos cruzado (Travessera dels Íbers) y continuamos por el sendero que circula paralelo a pocos metros de ella, en dirección Este. Tenemos que ir esquivando la basura y escombros que deja la gente aquí.
A unos 150 metros, poco antes de llegar a un puente bajo la autopista, nos desviamos por el camino que sale a la derecha. Desde aquí vemos unos campos de cultivo, y al fondo el mar Mediterráneo y algunos de los bloques más altos de pisos y apartamentos de Cunit.
Seguimos por este camino entre campos de árboles frutales que no sé identificar. A nuestra derecha podemos ver el Bosc de Miramar y la estación transformadora por la que pasamos antes.
A unos 300 metros de la Travessera dels Íbers llegamos a un camino que viene de La Baronía, justo el de la derecha de la primera bifurcación que encontramos saliendo de esa urbanización. Por esta zona nos podemos encontrar bastantes runners y gente paseando con perros. Seguimos hacia la izquierda hasta llegar a la verja de Cal Borges. A nuestra derecha tenemos una vista de todo el Fondo del Cove con algunos chalets de La Baronía al fondo, y el azul del mar.
Seguimos el sendero que sale a la derecha, y unos 100 metros más adelante nos desviamos por otro que continúa a la izquierda atravesando lo que parecen campos abandonados hace mucho.
El sol hace resplandecer de una manera especial unas pocas amapolas que hay en un margen del camino.
Cuando llegamos cerca de lo que parece una casa, seguimos por el camino de la derecha. Al fondo vemos unos viñedos, el pueblo de Cunit y el mar.
A nuestra derecha las amapolas salpican de rojo las hierbas que crecen en un campo abandonado.
Llegamos a Cal Pla, una masía señorial construida entre 1911 y 1929 y con una historia bastante interesante. Al principio fue habitada por la familia Ferrer-Benítez hasta la muerte de Roser Ferrer. En 1920 la adquirió un capitán de barco de origen mallorquín, que amplió la casa y mandó construir los jardines al mismísimo Jean-Claude Nicolas Forestier, el paisajista que diseñó los jardines de Montjuic para la Exposición Universal de Barcelona en 1929 y el Parque de María Luisa de Sevilla para la Exposición Iberoamericana del mismo año. Los negocios no le fueron bien al propietario de Cal Pla y acabó arruinado por el juego, perdiendo la casa en una partida de póquer en 1941. Posteriormente fue adquirida de nuevo por la familia Ferrer, pero no he encontrado documentación que explique qué fue de Cal Pla después de aquellas fechas, y cuándo y por qué quedó abandonada esta impresionante mansión.
En la primera mitad de los años 70 del siglo pasado mis padres tenían un terreno en una de las urbanizaciones de Cunit y pasábamos por delante de Cal Pla cada vez que íbamos a él. Recuerdo el camino arbolado de la entrada de la casa y cómo asomaba la punta del pináculo de la torre por encima de los árboles. Le llamaba «la mansión». Por aquel entonces ya tenía un aspecto bastante dejado, así que no puedo precisar si estaba cerrada o incluso abandonada. Sé que ha estado ocupada recientemente por yonquis y jóvenes desarraigados, y que incluso sufrió un incendio en el 2005. Actualmente está cerrada y vallada, y se han realizado obras para salvaguardar alguno de los elementos más emblemáticos de su arquitectura, como las vidrieras o la balaustrada.
Hecha esta introducción volvemos al itinerario. Caminamos un poco por el camino de la parte de atrás de Cal Pla hasta situarnos en lo que parece la parte trasera de la capilla. Como se puede ver han tapiado ventanas y cristaleras para que no entre nadie.
Volvemos al camino de antes y pasamos por el lateral de Cal Pla. No parece haber ningún «agujero» en la valla por donde entrar. Tomo esta foto de la fachada metiendo el objetivo por entre los estrechos barrotes de la valla.
Seguimos por el camino que discurre entre unos viñedos mientras nos alejamos de Cal Pla. Estos viñedos son lo único que no parece abandonado.
El camino va a parar al paseo arbolado que va desde la antigua carretera del cementerio de Cunit hasta Cal Pla. Torcemos a la izquierda en dirección a la mansión. De la verja de entrada apenas quedan las pilastras escondidas entre la descuidada vegetación. Un árbol caído bloquea parte del camino una vez nos plantamos ante la fachada de la casa.
Subimos los 3 peldaños frente a la entrada hasta toparnos con la valla que rodea todo el recinto. Parece que alguien haya abandonado su puesto de guardia frente a la puerta, a saber cuánto tiempo hace.
Está visto que no vamos a poder entrar, aunque tampoco vamos a perder mucho tiempo en buscar una entrada ya que nos queda aún mucho camino por recorrer (llevamos 2,7 km y aún nos quedan más de 7 por delante). También hay demasiado contraste entre luces y sombras para hacer fotos decentes de la arquitectura desde fuera, y siempre salen ramas y troncos delante que no dejan ver las estructuras con claridad, así que nos vamos a la derecha, hacia los jardines de Forestier, a ver si es posible entrar en ellos. Y sí, no parece que haya nada que nos lo impida.
Avanzamos recto entre los setos asalvajados por la falta de cuidado desde hace muchos años. Se supone que el paseo era ancho, pero ahora es un camino estrecho. Por el suelo hay alguna lata de cerveza arrugada. Más o menos en el centro del jardín llegamos a una fuente que me puedo imaginar con un ángel en el centro del que sale un chorro de agua hacia arriba, y unos cuántos nenúfares flotando abajo en el agua.
Fíjate en la lenta velocidad del obturador, 1/30″, y el elevado ISO del disparo, 800: te puedes hacer una idea de lo oscuro que está todo por la vegetación descontrolada. A la izquierda de la fuente sale un camino que va a otro rincón del jardín. Nosotros seguimos recto. A los pocos metros pasamos junto a un camino que a la derecha lleva a un rincón donde asoma un banco de piedra entre la vegetación. Delante vemos una glorieta o cenador de 6 columnas y que se conserva bastante bien.
Esta glorieta está al final del jardín de Cal Pla, y detrás hay un banco con mosaico de azulejos desde el que imagino había una bonita vista del paseo central del jardín, con la fuente y la casa al fondo.
Hacia la izquierda sale otro camino que se adentra en lo más profundo y agreste del jardín. Nosotros nos damos la vuelta y regresamos hasta el camino del viñedo, en el paseo arbolado, y desde allí seguimos recto hacia la carretera del cementerio.
Al llegar a la carretera giramos a la izquierda y seguidamente a la derecha por el cauce seco de la riera de Cunit, cruzando luego la carretera nueva por debajo.
Tras cruzar la carretera continuamos por el camino de la izquierda que va paralelo al cauce de la riera. De hecho tampoco es posible seguir por otro sitio. Estamos entre el Fondo de la Barraca y la Serra de Sant Antoni. El camino cruza de nuevo el cauce de la riera de Cunit, y desde ahí tenemos hacia atrás esta vista de la monumental masía de Sant Antoni y más allá a la izquierda Cal Pla.
Seguimos caminando entre un campo abandonado a nuestra izquierda y los pinos de la Serra de Sant Antoni a nuestra derecha. En un punto determinado sale un sendero a la derecha que empieza a subir un poco entre los pinos. Lo seguimos y a los 150 metros cruzamos de nuevo la riera de Cunit plantándonos delante del Bultaco Camp.
La masía de Sant Antoni es propiedad de la familia Bultó, los fundadores de la mítica marca de motos Bultaco. En sus tierras construyeron unos circuitos de motocross donde probaban los nuevos modelos y donde ahora organizan actividades motociclistas para los más jóvenes. Seguimos hacia la derecha por lo que parece una de las rectas del circuito. Afortunadamente ahora no pasan motos, pero no hace mucho que lo han hecho.
Hacia atrás la masía de Sant Antoni bajo los pinos.
Al llegar a la curva continuamos por el camino que va por la derecha paralelo al cauce de la riera de Cunit. A lo lejos vemos un túnel.
Dejamos atrás el circuito grande y tras cruzar un camino pasamos por al lado de un circuito para los niños más pequeños. Más allá de este circuito seguimos el sendero en dirección al túnel que veíamos antes, pasando por al lado de un lugar que parece un pequeño vertedero y donde hago un hallazgo algo macabro: el cadáver de un cordero bajo lo que parece una cruz.
Pasamos de largo el túnel y llegamos a la entrada de otro más pequeño y que parece cerrado cuando metemos la cabeza por la puerta.
Entramos sin miedo. El túnel traza una curva y por eso no se ve luz al fondo. Yo lo atravesé sin problema sin linterna ya que cuando empezaba a envolverme la oscuridad más intensa se empezaba a ver el otro extremo del túnel. De todos modos puedes usar una linterna para caminar más seguro, y para no llevarte un susto si resulta haber más ocupantes en el túnel.
El otro extremo del túnel desemboca en el Fondo de Sant Antoni. A los pocos metros vemos un sendero que sale a la derecha. Lo tomamos, pasamos por delante del otro extremo del otro túnel que pasamos de largo antes (por el que desagua el Torrent de les Borges) y vamos a parar a la carretera de Sant Antoni. Cruzamos y seguimos por el camino de tierra del otro lado donde hay varias indicaciones. Nuetro próximo destino es el Avenc de Sant Antoni.
A los 100 metros el camino se bifurca. Seguimos por la izquierda, un sendero con marcas azules.
Ahora viene la parte más dura del recorrido, en la que vamos a superar un desnivel de unos 75 metros en sólo 600 metros de sendero.
A medida que vamos ganando altura por la falta del Turó de l’Avenc, por detrás nos van apareciendo unas preciosas vistas libres de casas. Tan sólo se ven a lo lejos algunos de los edificios más altos de Cunit y más allá los de Segur de Calafell. Podemos disfrutarlas mientras paramos unos segundos a tomar aliento. El palmito (Chamaerops humilis), una de las dos especies de palmeras originarias del sur de Europa, es omnipresente en el paisaje.
Y llegamos al Avenc (sima) de Sant Antoni, que encontré cerrado por una puerta de metal. Como he explicado al principio, se puede pedir la llave en la Oficina de Turisme de Cunit. Se trata de una cueva de unos 40 metros donde se han encontrado restos prehistóricos y que recientemente ha tenido algunos usos como cultivo de champiñones o incluso vivienda. Los constantes desperfectos provocados por visitantes incívicos han obligado a mantenerla cerrada. Aún así el olor a orina junto a la puerta es intenso.
Seguimos subiendo sendero arriba hasta que se espesa la vegetación que nos rodea. Atrás queda el Turó de l’Avenc y más allá Segur de Calafell.
El sendero se adentra en el típico bosque mediterráneo de pino mientras nos acercamos al punto más elevado de este itinerario.
A poco menos de 400 metros de la cueva llegamos al paraje conocido como Les Crestes (Las Crestas), justo en el punto más alto de este itinerario y cuando nos cruzamos con el sendero llamado Carrerada de Santa Coloma.
Seguimos por la derecha, a partir de ahora en constante descenso. Por el camino nos podemos cruzar con algunos runners. El que no haya chalets por esta zona no implica que no haya gente.
Vamos siempre hacia abajo a lo largo de poco más de 1 km hasta que salimos de la zona boscosa y vamos a parar a un camino, ya dentro del término municipal de Cubelles. Seguimos este camino paralelo a la autopista C-32, cruzamos el torrente del Fondo del Mas d’en Pedro, que pasa por debajo de la autopista, y llegamos a un puente que cruza la autopista hacia nuestra derecha. Y nosotros la cruzamos. Desde el puente vemos el peaje de la autopista y al fondo la zona de playa de Cubelles.
Al otro lado del puente seguimos por el camino que sale recto, junto a un cartel que prohibe arrojar escombros allí, aunque parece que la gente no sabe leer.
Desde el primer tramo de este camino hay una buena vista de la Central Térmica de Cubelles, que afortunadamente está en proceso de desmantelación total.
Una vista con el Mas Guineu en el centro y los apartamentos de playa de Cubelles al fondo.
Por este camino es frecuente encontrarse runners y ciclistas de BTT, así que mucho cuidado de no hacer movimientos bruscos por si nos vienen ciclistas por detrás.
El camino acaba en la urbanización La Gavina, en Cubelles. Seguimos por la calle hacia la derecha, hasta llegar al final, y luego continuamos recto por un camino que pasa junto a un campo de fútbol. Las casas del fondo pertenecen a la urbanización Can Moles III, en Cunit.
Antes de llegar a estas casas, de las que nos separa el Fondo del Mas d’en Pedro, torcemos a la izquierda por otro camino que va por detrás de La Gavina y que hace de frontera entre Cubelles y Cunit.
Al llegar a un parque podemos seguir por la acera de la calle a la altura de la urbanización Procunit. Bueno, como esto ya es prácticamente el casco urbano de Cunit las urbanizaciones se convierten en barriadas. Seguimos bajando hacia la carretera C-31, a la que podemos llegar o torcemos a la derecha por la calle anterior para finalmente incorporarnos al lateral de la C-31 en la Plaça de Tomás y Valiente. Continuamos por el lateral de la C-31 a todo lo largo de la barriada de Plademar, donde encontraremos establecimientos de varios tipos. Podemos parar a tomar algo en cualquier bar. Al final del lateral pasamos a la acera de la carretera y cruzamos por un puente la riera de Cunit, convertida ahora en una calle. Al llegar a la barriada de Valparaíso nos separamos un poco de la carretera caminando paralelos a ella por una calle lateral. Al llegar a la siguiente esquina subimos por la calle de la derecha, y luego por la de la izquierda hasta llegar al Parc Central, un parque urbanizado en torno al torrente del Fondo del Cove. Atravesamos el parque por el camino principal, paralelo al torrente, hasta llegar a una calle que cruzamos y seguimos por un camino de tierra cerrado por una cadena (cerrado para los coches). Este camino discurre a través de un tranquilo bosque de pinos.
Y el camino acaba justo en la calle de la urbanización La Baronia donde empezamos el recorrido, dándolo por completado tras poco más de 10 km de caminata.
Ya sé que son más bonitos los itinerarios naturales, con bosques, arroyos, cascadas y montañas, pero a veces no podemos desplazarnos tan lejos y tenemos que buscar lugares más cercanos donde escaparnos de la agitada vida urbana, y la verdad es que los parajes que encontré en este recorrido son como un oasis en medio de la vorágine urbanística. Te animo a que tú también busques esos lugares cerca de tu residencia o de los sitios que más frecuentas, que seguro que los hay.
Cómo llegar al Cunit despoblado
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Excelent reportatge company, ets un crac!
Moltes gràcies Víctor!!! 🙂
Molt boniques les fotografies, tot i que el paisatge ha canviat bastant en quests darrers anys, encara queda una mica de bosc per gaudir, salutacions.
Gràcies Piero per comentar. Hem de fer tot el possible per conservar el poc patrimoni natural que ens queda. Per cert que molt bones les teves pizzes!!