Entre las comarcas leridanas de la Segarra y el Urgell hay un lugar muy peculiar. Empezó siendo una masía en lo alto de un montículo y dependiente del castillo de Montornès de Segarra allá por el siglo XII. Con la recuperación agraria de finales del siglo XV, la masía, situada en un entorno muy fértil, propició el establecimiento de un campesinado acomodado en la zona, que empezaron a edificar casas alrededor de la masía. Esa riqueza también atraía a vándalos y piratas que solían saquear las casas de los campesinos, por lo que éstas se construyeron alrededor de una calle principal y con altas paredes al exterior que hacían de murallas. Así se constituyó la villa amurallada de Mas de Bondia, que visitaremos en este recorrido desde Verdú, otro pueblo con mucha historia, recorriendo un pequeño tramo del camino de Guimerà, otro pueblo medieval aún con más historia.
El recorrido por Verdú y Mas de Bondia: track y recomendaciones
El de hoy se trata de un itinerario circular de casi 13 km de longitud, con muy poco desnivel, y que he calificado de dificultad moderada pero sólo por la distancia total, no porque realmente tenga esa dificultad. Dado que el recorrido es todo por camino en bastante buen estado podemos ir con niños, con perros y hasta en bicicleta. En cuanto al equipo podemos ir con calzado deportivo, y en verano llevaremos ropa ligera y protección solar, ya que gran parte del recorrido es muy expuesto y suele hacer bastante calor en las horas centrales del día (no olvidar el agua). En invierno mejor abrigarse bien, ya que las temperaturas, sin ser especialmente frías, son frescas debido a la niebla persistente que se suele formar en esta zona. De hecho la excursión la hice en enero del 2020 bajo una espesa niebla y con el termómetro constantemente entre los 2 y los 4ºC. No fue el mejor momento para disfrutar de la ruta pero no pude elegir. De hecho creo que esta ruta es ideal para hacerla en tres épocas del año:
- Entre febrero y marzo para aprovechar la floración de los almendros y otros frutales sobre los campos verdes de cereal.
- Entre mayo y junio cuando el rojo de las amapolas se extiende sobre el verde del trigo.
- En agosto cuando la uva está a punto para ser vendimiada.
Ahí lo dejo.
El entorno y su relieve
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en en el + y en el – bajo la barra de reproducción para cambiar la velocidad.
La excursión y las fotos
Km 0,0 – Plaça Major de Verdú
Empezamos el recorrido en Verdú, un pueblo al sur de la comarca del Urgell rodeado por viñedos y campos de cereal, curltivos que se han visto impulsados por el canal Segarra-Garrigues (la información de Wikipedia en catalán es mucho más actual que la de castellano). Hay quien llama a esta zona la Pequeña Toscana catalana porque el paisaje recuerda mucho esa región italiana. Llegamos a Verdú por la carretera C-14, que enlaza en Tàrrega con la A-2 si venimos de Lleida o de Barcelona, y que viene del sur desde Tarragona pasando por Valls y Montblanc. Verdú es un pueblo muy tranquilo y podemos encontrar aparcamiento en la misma Plaça Major. Desde allí tenemos esta vista del Ayuntamiento.
Por ese arco se accede al casco antiguo de la villa, de origen medieval. La Plaça Major de Verdú está incluída en el Inventari del Patromonio Arquitectònic de Catalunya, y en el centro tiene una gran fuente con el año 1899 inscrito en la parte superior, año de su construcción. La fuente también forma parte de ese inventario de patrimonio arquitectónico. Imagino que esos plátanos tienen que dar buena sombra en verano.
El suelo se ve mojado en las fotos pero no es por lluvia sino por la condensación de la niebla que llevaba 12 días sin retirarse de la zona de Lleida. Seguimos recto hacia el fondo de la plaza y continuamos por la calle que se desvía a la derecha. Unos 300 metros más adelante llegamos a lo que sería el límite entre el pueblo y las nuevas calles. Vemos un cartel que indica a unas bodegas y una gran figura de lo que parece un alfarero, y es que los dos principales motores económicos de Verdú son el vino (Verdú pertenece a la D.O. de Costers del Segre) y la cerámica negra, que vienen a comprar incluso desde fuera de España.
A la derecha vemos la señal blanca y roja de un GR, concretamente del GR-3 o Sendero Central de Catalunya, que recorre el interior de Catalunya con origen y final en la ciudad de Lleida pero que está incompleto en algunos de sus tramos. Éste es el tramo que va de Verdú a Guimerà, denominado también Camí de Guimerà.
A 500 metros de la Plaça Major estamos ya en las afueras de Verdú. Ya sin casas ni edificios a nuestros alrededor, nuestra visión lejana se empieza a emborronar por la niebla.
En las ramas desnudas de los árboles se condensa la niebla formando gotas que cuelgan de las puntas y de los nudos.
Poco más adelante se acaba el asfalto y encontramos otra indicación para senderistas y ciclistas.
Esta zona la llaman Les Ventalloles, y este tramo del GR-3 es el Camí de la Ventallola. Los campos de cereal están brotando, y esta humedad les va muy bien.
Pasamos junto a unas naves donde se guarda maquinaria agrícola.
Atrás queda Verdú, diluyéndose en la niebla.
Cuando llevamos 1 km desde la Plaça Major llegamos a otra señal a los pies de un viñedo. Ya empieza a empeorar la visibilidad por la niebla.
Al final de las líneas de viñedos vemos las formas onduladas del edificio de la bodega Boldú. Los vinos de Verdú, la mayoría ecológicos, son bastante buenos para el que no le guste el vino con sabor a madera o a corcho, como es mi caso.
Por delante nuestro la niebla difumina el paisaje y no nos permite disfrutar de los paisajes de la pequeña Toscana catalana.
Km 1,6 – Camino de Verdú a l’Ametlla de Segarra
A unos 600 metros de la señal anterior el camino se bifurca. A la derecha continúa el GR-3 hacia Guimerà.
Nosotros continuamos recto por el camino a l’Ametlla de Segarra. La humedad se condensa y acumula en las hojas peludas de unas pequeñas plantas a orillas del camino.
Y también en las puntas de las ramas de otras plantas más altas.
El camino parece haber sido acondicionado hace relativamente poco. En la parte superior del talud de la izquierda aparecen unas piedras como si hubieran formado parte de un muro o incluso del pavimento de un camino empedrado un poco más arriba de por donde estamos caminando ahora.
Poco más adelante el mismo talud aparece perforado por lo que parecen ser madrigueras de conejos.
Por delante el camino totalmente llano traza suaves curvas hasta donde la niebla deja ver. Llevamos casi 2 km y no nos hemos encontrado a nadie.
Pasamos la curva a la derecha. A nuestra izquierda los campos de cereal y de viña se van sucediendo pasando al otro lado del río Cercavins, que nace en Montoliu de Segarra y se une al río Ondara en Tàrrega. Al fondo y entre la niebla el Corral del Carlí.
Si bien la niebla no nos deja disfrutar plenamente del paisaje del Urgell, también tiene su gracia ir descubriendo las cosas a medida que caminamos, como una cabaña de piedra que aparece debajo de un manto de hierba que parecía un montículo.
Km 2,1 – La Cabana del Mullarac
Se trata de la Cabana del Mullarac.
Por encima de la puerta sale un tubo negro del interior de la cabaña que va a parar a lo que parecen unos sensores meteorológicos y un transmisor que hay sobre el «techo de hierba» de la cabaña.
Pasada la Cabana del Mullarac la niebla se va espesando. A la izquierda hay un viñedo con cepas muy jóvenes, aún protegidas por plásticos.
Estas cepas aún tardarán un tiempo en ser rentables, pero no dudo que lo serán.
A unos 400 metros de la Cabana del Mullarac pasamos junto a un muro de piedra que delimita dos campos de cereal. Las piedras están tan bien puestas que parece una muralla. A saber desde cuándo está este muro aquí.
A la izquierda del camino el ahua se condensa en las ramas de unas matas de hinojo. Hay tantas que hacen un efecto como de lucecillas. Para verlo mejor pincha en la foto para ampliarla.
Hay algunos almendros en la orilla del camino. Nadie se ocupa de sus frutos y las almendras aparecen secas en las ramas.
Unos metros más adelante, a nuestra izquierda aparece un muro de contención de piedras bien colocadas.
Y pasado ese muro, dejamos atrás a nuestra derecha otra cabaña de piedra.
A orillas del camino vamos encontrando otros árboles frutales desperdigados. En este caso se trata de un pequeño olivo.
A unos 900 metros de la Cabana del Mullarac, a nuestra derecha vemos unos campos de almendros.
Y unos 300 metros más adelante pasamos junto a lo que pudo haber sido una cabaña de piedra y ahora sólo es un montón de piedras en un espacio rectangular.
Km 3,4 – Camino a Mas de Bondia
Poco más adelante llegamos a un cruce. En esta ocasión dejamos el camino principal y nos desviamos a la izquierda, ya en dirección a Mas de Bondia.
Unos 100 metros más adelante y junto a un cartel de área privada de caza cruzamos la frontera entre los municipios de Verdú y Montornès de Segarra, que es la misma que entre las comarca del Urgell y la Segarra.
En las orillas del camino, las flores de rabaniza blanca (Diplotaxis erucoides) parece que estén llorando.
También destaca el rojo de los frutos de rosal silvestre (Rosa canina) con el brillo que les confiere la humedad condensada de la niebla.
A 400 metros del cruce y bajo unos árboles a la derecha del camino ví un extraño dispositivo consistente en un barril metálico fijado al suelo con cemento, y asociado a unos cubos de plástico colgados del mismo árbol. No tengo ni idea de qué podría ser y por prudencia tampoco me acerqué a averiguarlo.
Por delante nuestro la niebla no nos deja ver más allá de 50 metros.
Por el camino abundan unos montoncitos como de tierra suelta sobre el duro suelo del camino. Se trata de heces de lombriz de tierra.
A unos 900 metros del cruce vemos a nuestra izquierda el río Cercavins y la carretera LV-2101 que va de Verdú a Montornès de Segarra. Bueno, vemos lo que nos deja ver la niebla.
A la derecha un pequeño derrumbe en un muro de contención de piedra.
Poco más adelante y en pleno descenso pasamos junto a una zona boscosa a nuestra derecha, la primera que vemos en todo el camino. Un sendero se adentra en ella. Nosotros seguimos por el camino.
Pasada esta estrecha zona boscosa (es estrecha pero alargada, extendiéndose hasta el camino de Mas de Bondia a Guimerà por el que pasaremos a la vuelta) tenemos una bonita vista del camino entre viñedos.
Km 4,5 – Fondo dels Collets
A 1,1 km del anterior cruce se acaba la bajada en el Fondo dels Collets justo cuando nos cruzamos con otro camino (el que vimos poco antes que desembocaba en la carretera tras curzar el río a nuestra izquierda). Seguimos hacia la derecha, por un camino que vuelve a ser cuesta arriba. Las viñas de nuestra derecha aparecen perfectamente alineadas.
Poco más adelante pasamos junto a un campo de cereal, también a la derecha pero por encima de nuestras cabezas. Me llama la atención lo bien cortados que están los tallos de trigo justo al borde del talud. ¿Cómo ha podido apurar tanto una cosechadora ahí? Me hace pensar que quizás el talud ha sido arreglado después de la siega del verano anterior.
Pasados los campos entramos en un tramo más agreste, con el río Cercavins a pocos metros a nuestra izquierda.
En las matas del sotobosque se aprecian una masas blanquecinas.
Al acercarme a ellas veo que se trata de gotas de rocío atrapadas en telas de araña tejidas en unas plantas espinosas que no consigo identificar (quizás alguna especie de esparraguera).
Un poco más abajo del camino me llama la atención el verde vivo del liquen que cubría un árbol que tampoco he sabido identificar.
A unos 700 metros del Fondo dels Collets vemos emerger una silueta en la niebla tras una curva.
Tras la curva comprobamos que la silueta corresponde a Mas de Bondia.
A medida que nos vamos acercando a Mas de Bondia se empiezan a ver más detalles del esta pequeña vila closa.
Km 5,4 – Camino de ronda de Mas de Bondia
A unos 900 metros del Fondo dels Collets llegamos a una bifurcación frente a una cabaña de piedra. Se trata del camino de ronda de Mas de Bondia.
Empezamos a subir por la izquierda. El camino está pavimentado con cemento porque hay que superar bastante desnivel, unos 20 metros de altitud en poco más de 100 metros de camino. Aún así se sube sin dificultad.
Me llama la atención cómo las gotas de rocío se vuelven de color ámbar en los frutos de hinojo (Foeniculum vulgare), como si fueran una infusión.
Tras lo más duro de la subida llegamos a la parte de atrás de Mas de Bondia. Algunas de las casas más viejas han sido restauradas.
Algunas aún conservan su estructura original en bastante buen estado. Hay que tener en cuenta que éstas son las partes traseras de las casas, que las fachadas dan a la calle principal, dentro de Mas de Bondia.
Seguimos por el camino de ronda de Mas de Bondia, ahora ya en llano. Las casas se ven muy altas por este lado. Si duda en su tiempo supondrían un buen obstáculo para los atacantes.
Sobre un cable eléctrico hay un pequeño grupo de estorninos, pero la niebla no me deja ver si se trata de estorninos comunes (Sturnus vulgaris) o de estorninos negros (Sturnus unicolor).
Alguno de los cobertizos de atrás amenazan con caerse.
Esta tramo del camino de ronda acaba junto a la carretera de acceso a Mas de Bondia y por encima de un aparcamiento al aire libre. Giramos a la derecha en dirección a la entrada a Mas de Bondia.
Y justo al final de esta pequeña cuesta nos plantamos frente a Mas de Bondia, en la Plaça de la Creu, nombre que viene de la cruz que hay frente a la antigua masía.
Km 5,7 – Mas de Bondia
Lo primero que llama la atención es la forma de casa de la entrada a Mas de Bondia. Es la masía original a partir de la cual creció este núcleo, y la puerta de la casa se convirtió en la puerta de la muralla. Para no cambiar el objetivo de la cámara por el ultra gran angular aprovecho la cámara de gran angular que tiene mi móvil.
Junto a la puerta de entrada un pequeño árbol de Navidad y unos regalos. Es 5 de enero.
Pasamos bajo el arco de entrada. A la izquierda la casa número 1, Cal Batlle (alcalde en catalán). La de la derecha, la 2, es la misma casa.
Aquí la calle principal o Carrer del Portal, toda recta hasta el otro extremo de Mas de Bondia.
Una de las primeras edificaciones a la derecha es la iglesia de Sant Bartomeu. La calle es tan estrecha que para poder sacar una foto de toda la fachada de la iglesia tengo que volver a recurrir a la cámara de gran angular del móvil.
Resulta que dentro de Mas de Bondia hay otra calle más aparte de la principal. Se trata del Carrer del Migdia, al final de Carrer del Portal.
Empezamos el camino de salida de Mas de Bondia mirando hacia el portal de entrada. Todas las casas, aparte del número tienen su nombre.
Vamos caminando lentamente por esta tranquila calle, entre sus casas de época medieval. Aún no me he encontrado a nadie desde que salí de Verdú.
Todas las casas son diferentes y bastante altas, de 2 plantas o alguna de más. Por la orientación de la calle, de Este a Oeste, sólo tiene que llegar la luz al suelo a primera hora de la mañana y última de la tarde en primavera y verano.
Imagino que en los buenos tiempos no todas serían casas de campesinos sino que también las habría de artesanos y de oficios, necesarios para la comunidad.
A medida que nos acercamos al portal se nos va apareciendo en él la cruz que preside la entrada a Mas de Bondia.
Nos plantamos bajo el portal y frente a la cruz, a los pies de la cual han montado una pequeña representación del Nacimiento de Jesús.
Ya fuera del recinto de la vila closa y frente al portal vemos las casas nuevas de Mas de Bondia.
En los cables eléctricos a la izquierda observo otro grupo de estorninos. ¿O será el mismo que antes? Son los únicos seres animados que he visto desde Verdú.
Bajamos por la rampa de acceso a Mas de Bondia y nos dirigimos a la barriada nueva bajando unos escalones a la derecha. En el primer cruce hay un poste con diversas rutas alrededor de Montornès de Segarra. La que pasa por Mas de Bondia es la de los Templarios, dado que tanto el castillo de Montornès como Mas de Bondia pertenecieron a la Orden del Temple desde finales del siglo XII. Nosotros no vamos a seguir ninguna de ellas, pero quién sabe si más adelante sí que lo hago cuando vuelva por la zona.
Desde ahí miramos de nuevo a la entrada a Mas de Bondia, una imagen que la niebla difumina por la distancia.
Continuamos a la derecha hacia Guimerà, por un camino asfaltado que se adentra en la niebla, que aquí parece más espesa que antes.
A la izquierda del camino la casa del guarda de Mas de Bondia. Fuera de la casa hay un par de membrilleros (Cydonia oblonga) que me llaman la atención por estar totalmente pelados pero conservando aún algún membrillo maduro.
Enfilamos una cuesta en ese camino asfaltado. A nuestra derecha Mas de Bondia empieza a diluirse.
A escasos 100 metros apenas se distingue ya ningún detalle de las casas del lado sur de Mas de Bondia.
A unos 200 metros de la señal llegamos a una bifurcación. Seguimos recto por el camino asfaltado, aunque el asfalto se acaba apenas 2 metros más allá de la bifurcación.
El siguiente tramo del camino es llano, quizás con un ligero desnivel de bajada. Tras una amplia curva a la izquierda, también a mi izquierda veo un gran pino caído al suelo. Las agujas aún están verdes y vigorosas.
A unos 400 metros de la señal dejamos atrás los pinos y volvemos a caminar entre campos. La niebla se espesa y cuesta ver más allá de 30 metros.
El camino vuelve a ser cuesta arriba, pero suave. A la izquierda hay un muro de contención roto, y más arriba se ve lo que parece una cabaña de piedra entre los árboles y la niebla.
A mi derecha un campo con hileras cruzadas de brotes recién germinados de la última siembra.
A 700 metros de la señal se acaba la cuesta para nosotros. Llegamos a un cruce. A la izquierda se sigue subiendo hacia el Pla del Pi. Nosotros seguimos recto hacia abajo, por donde la niebla no nos permite ver claro hacia dónde vamos.
Tras una corta bajada el camino llanea entre olivares.
El verde intenso del musgo que crece entre las piedras del muro de contención de la izquierda da algo de color a este entorno tan gris, mientras los líquenes se encargan de oscurecer la roca. En primavera y verano tiene que ser bien diferente.
A 1 km de Mas de Bondia pasamos junto a un conjunto de cabañas de piedra a nuestra izquierda, aparentemente abandonadas y semiderruidas.
Más que una cabaña puede que fuera una casa.
El camino atraviesa una zona de bosque de pinos a lo largo de unos 200 metros y con apreciable descenso.
Saliendo del pequeño bosque, abajo a la derecha volvemos a ver campos. Bueno, hasta donde nos permite la niebla.
El talud de la izquierda es de roca natural, aunque parezca los muros de piedra que hemos visto por el camino. Ahora ya sé de dónde han obtenido las piedras para hacerlos.
La roca del talud está algo suelta en algunos sitios, y tener que pasar junto a un gran pino inclinado justo al borde da un poco de miedo.
La bajada acaba en un cruce con otro camino. La vista del camino discurriendo por el suave relieve del terreno sí que me recuerda a la Toscana en los alrededores de Siena.
Continuamos a la derecha, hacia lo que parece una pequeña cabaña.
Curvas que me recuerdan al paisaje de la Toscana.
Km 7,5 – Fondo dels Collets
A unos 200 del cruce llegamos de nuevo al Fondo dels Collets, pero ahora al lugar donde nace el torrente. El camino gira a la izquierda 90 grados y vuelve a ser cuesta arriba.
A la derecha el cauce seco del Fondo dels Collets en dirección al río Cercavins. Imagino que sólo lleva agua cuando llueve.
Unos 100 metros más adelante pasamos junto la cabaña que vimos antes. Hasta aquí viene aquel sendero que encontramos 3,3km más atrás.
Unos 100 metros más adelante me paro a mirar hacia atrás, cómo la niebla se va comiendo lo que he recorrido hasta ahora. Por el camino se me acerca un grupo de ciclistas, las primeras personas que veo en 7,2 km.
A unos 200 metros de la cabaña el camino da un giro de caso 180 grados a la derecha, y unos 100 metros más adelante veo otro barril metálico fijado en el suelo junto a un árbol. Casualmente estamos a unos 500 metros en linea recta del barril que fotografié anteriormente.
El camino gira a la izquierda unos 90 grados, y tras unos 100 metros gira otra ver a la izquierda. Delante nuestro una recta que se adentra en la niebla.
Tras unos 200 metros el camino gira 90 grados a la derecha frente a una cabaña de piedra. Ahora volvemos a estar en la comarca del Urgell, pero no en Verdú sino en el término municipal de Guimerà.
Hacia la izquierda veríamos el Fondo de les Velles amb Barbes (fondo de las viejas con barbas, curioso nombre), pero no podemos ver nada más allá de 30 metros.
A unos 250 metros de la cabaña llegamos a otro cruce de caminos. A la derecha se vuelve a Verdú por el camino que vinimos antes de desviarnos a Mas de Bondia. Nosotros vamos a Verdú, pero no por aquí, así que seguimos por la izquierda.
Unos 200 metros más adelante vemos a la izquierda lo que parecen ser las ruinas de algo. La niebla nos va entregando las cosas poco a poco.
A la derecha se aprecia una elevación, la más alta que hemos visto hasta ahora. Se trata del Pujal Gros (535m). Desde allí se puede ver Verdú y sus campos en un día normal. Hoy no.
Unos 100 metros más adelante vemos una cabaña de piedra junto al camino.
Frente a la cabaña y a la izquierda del camino hay una gran encina. A sus pies hay varios grupos de piedras que no sé qué significado tendrán.
La cabaña no parece del todo abandonada y junto a la puerta tiene lo que parece ser un pozo. Al lado hay olivos y almendros.
Podemos seguir recto por el camino y luego girar a la derecha en el siguiente cruce, pero si nos queremos ahorrar unos 300 o 40o metros atajaremos a través de los almendros y olivos. Al fondo a la derecha se insinúa el camino que deberemos tomar.
Km 8,8 – Camino de Guimerà (GR-3)
Tras atravesar el campo llegamos al GR-3, el camino que va de Verdú a Guimerà. Desde este punto podemos alargar el itinerario e ir hacia Guimerà para volver a Verdú por el PR-C 25. Esto sumará 11,1km a los 8,8 que llevamos ya, lo que dejaría un total casi 20km. Si estamos aún con fuerza vale la pena visitar Guimerà, un pueblo que aún conserva el ambiente medieval en sus calles. Pero eso mejor un día con mejor visibilidad, así que continuamos a la derecha hacia Verdú.
A los pocos metros encontramos las características marcas blanca y roja, justo en el límite administrativo entre los municipios de Guimerà y de Verdú.
Los próximos casi 4 km hasta Verdú van a ser casi en línea recta y en suave descenso. La niebla sigue sin permitir anticiparnos al camino. A la derecha se insinúa la silueta del Pujal Gros y parece que se ve algo parecido a una caseta blanca.
Efectivamente era una caseta, prefabricada y con antena de televisión.
Sin poder ver más allá de 50 metros y todo en llano y línea recta, el camino se hace monótono. Sólo recupera el interés cuando van apareciendo siluetas al fondo.
Dejamos atrás otra cabaña de piedra, ésta restaurada y en buen estado.
A la izquierda un joven viñedo del que no vemos el final.
Los árboles desnudos que se encuentran en las lindes de los campos parecen encantados gracias al efecto «aislante» de la niebla. Parece que se muevan y nos saluden a nuestro paso.
Un almendral a la derecha del camino. A finales de enero y principios de febrero la floración tiene que estar en su máximo apogeo. Otras veces he estado en sitios con los almendros ya florecidos a finales de diciembre, y de hecho este año en enero ya había empezado la floración en Girona y algunos sitios de Barcelona, pero el Lleida aún hacía demasiado frío y no llegaba el sol.
Un almendro con ramas imposibles que parece que nos quiera agarrar.
A continuación del almendral un viñedo. Aquí se van alternando los típicos cultivos mediterráneos: trigo, vid, olivo y almendra. Como en la Toscana pero en versión reducida.
Cuando llevamos 1,4km por el GR-3 nos cruzamos con otra ruta «senderociclista». A la derecha hay la señal.
Nosotros seguimos recto por el GR-3. Sigo pensando que la niebla tiene su encanto. Si no fuera por el verde del cereal creciendo casi podría haber hecho todo el reportaje en blanco y negro.
A continuación otro viñedo, pero con las viñas alineadas en paralelo con el camino, y no perpendiculares como el anterior. No sé qué determina que las hileras se orienten de una manera o de otra.
Tanto rato caminando con niebla noto ya la vista como borrosa, me cuesta enfocar los ojos, y ya no digamos la cámara. No te imaginas la de fotos que me salieron desenfocadas.
Tras 2km por el camino de Guimerà a Verdú pasamos junto a otro muro de piedras que separa campos. Al fondo el camino de ida poco antes de pasar frente a la Cabana del Mullarac, aunque apenas se ve.
Poco más adelante el camino gira suavemente a la derecha y vemos con más claridad del camino de ida.
Km 11,3 – Camí de la Ventallola
Llegamos al cruce con el camino que seguimos hacia Mas de Bondia. Falta poco para Verdú, 1km según la señal.
Unos metros más adelante veo un pequeño olivo a mi izquierda en el que no me fijé a la ida.
A primera vista no tiene nada, es incluso feo, un mero arbusto, pero al acercarme veo que está repleto de olivas negras que además brillan por efecto de la humedad de la niebla.
Ya no hay mucho más que destacar en el camino de vuelta a Verdú. La niebla quizás es algo más densa ahora. Aquí la vista a la altura del Celler Boldú.
Y aquí ya a punto de entrar en Verdú. A lo lejos se intuye la torre del castillo de Verdú, alrededor del cual se configuró el pueblo.
Km 12,7 – Plaça Major de Verdú
Llegamos por fin a la Plaça Major de Verdú para finalizar el recorrido.
A la derecha tenemos un bar donde podemos descansar mientras tomamos algo, o bien podemos visitar el centro del pueblo, donde destacan el castillo que he mencionado antes, la iglesia románica de Santa Maria, y el santuario de Sant Pere Claver, sin olvidar las bodegas donde podemos catar sus vinos o los talleres de cerámica negra.
Y colorín colorado, esta excursión se ha acabado. Me quedo con ganas de disfrutar de los paisajes de esta pequeña Toscana catalana bajo mejores condiciones de visibilidad, por lo que voy a tener que volver. Quizás para hacer la ruta de Guimerà, quién sabe.
Cómo llegar a Verdú
Previsión meteorológica
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