El GR-92, Sendero Mediterráneo o «Camino de Ronda» es un sendero de gran recorrido que recorre toda la costa mediterránea de la Península Ibérica. Se llama así porque el tramo catalán, 561 km desde Portbou hasta Ulldecona, tenía que estar acabado en 1992 para los JJOO de Barcelona. Muchos de sus tramos son antiguos caminos de ronda que utilizaba la Guardia Civil para vigilar la costa y evitar el contrabando en la posguerra. Aunque no tiene continuidad por toda la costa más al sur de Ulldecona, el GR-92 llega hasta Tarifa, junto al estrecho de Gibraltar, y da continuidad al sendero europeo E-10 que atraviesa Europa desde Nuorgam (norte de Finlandia). A lo largo del recorrido atraviesa playas, acantilados, calas, pueblos y varias ciudades costeras, y concretamente el tramo tarraconense entre l’Ametlla de Mar y l’Ampolla nos muestra unos paisajes costeros de singular belleza, únicos en el Mediterráneo.
El recorrido por el Camino de Ronda en El Perelló: track y recomendaciones
Mi idea original era cubrir el tramo entre Cap Roig en El Perelló y la Punta de l’Àliga en l’Ametlla de Mar, pero debido a que iba solo y a que me incomodan mucho los lugares estrechos y expuestos, me vi obligado a dar la vuelta en Lo Llom dels Matxos, más o menos a mitad de camino. Aún así los rincones y paisajes que vi hasta llegar ese lugar me parecieron más que suficientes, como verás en la cantidad de fotos de este reportaje.
El itinerario que te voy a explicar es linear, de algo menos de 5 km entre la ida y la vuelta, y tratándose de un recorrido costero, el perfil es prácticamente plano, aunque hay que subir y bajar escaleras para superar algunos acantilados. En principio es fácil, pero debido a la naturaleza rocosa de algunos tramos de playa hay que caminar con mucho cuidado de no caernos porque nos podemos hacer mucho daño. Por eso el nivel de dificultad lo considero moderado. Asimismo conviene llevar un calzado con buena suela, nada de chanclas o zapatillas deportivas. Se puede recorrer en cualquier época del año, aunque es mejor evitar el verano por el calor y los bañistas, aunque en algunas de las calas puede no haya muchos. Si no te queda más remedio que ir en verano, hazlo a primera hora de la mañana y lleva gorra, agua y protección solar (y bañador y toalla). Yo lo hice en los últimos días del verano del 2020 y la temperatura era agradable. Obviamente no es recomendable ir cuando haya avisos de mal estado del mar.
Añadir que en el objetivo de la cámara monté un filtro polarizador para reducir los reflejos. Aunque el ángulo al que estaba el Sol no era el más adecuado (lo ideal es que siempre esté perpendicular al plano focal), las fotos quedaron con un buen color y pocos destellos.
El entorno y su relieve
Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en en el + y en el – bajo la barra de reproducción para cambiar la velocidad.
La excursión y las fotos
Km 0,0 – El Cap Roig en Perelló-Mar
El Perelló es un municipio del Baix Ebre. El pueblo en sí está en el interior y es famoso por ser el mayor productor de miel de Catalunya. Los principales cultivos son el olivo y el almendro. La franja costera del Perelló es una de las zonas más naturales y menos explotadas del litoral catalán, y el núcleo habitado es conocido como Perelló-Mar, orientado al turismo y donde hay apartamentos, casas, hoteles y otros alojamientos, así como restaurantes, chiringuitos, supermercados y otros comercios. Tampoco es que sea una zona muy masificada. Para mí es una zona ideal para el turismo familiar.
Para llegar al punto de partida tenemos que seguir las indicaciones al hotel Les Oliveres, que está situado en el Cap Roig (no confundir con la urbanización Cap Roig que está al lado y pertenece a l’Ampolla). Frente a la entrada al hotel hay una rotonda con varias plazas de aparcamiento.
Si no hay sitio para aparcar, en la calle que sale perpendicular a la entrada al parking del hotel hay un solar donde podemos dejar el coche. Es justo el punto de inicio de la ruta en el track de Wikiloc. Pasada la rotonda y unas instalaciones deportivas del hotel encontramos un área de recreo infantil. Más adelante vemos una extraña estructura de madera.
Se trata de un mirador y su forma recuerda a la de un barco naufragado.
Desde el mirador podemos ver a lo lejos el Delta del Ebro, más concretamente la Punta del Fangar con su característico faro sobre la arena.
Junto al mirador pasa el GR-92. Nosotros accedemos a él pasando un matorral a la derecha del mirador.
Ahí giramos a la izquierda y nos situamos en la línea de la costa mirando hacia el norte, hacia l’Ametlla de Mar.
Este tramo del Camino de Ronda está bastante arreglado y hay barandillas y cómodos escalones de madera para superar algunos desniveles del Cap Roig.
Desde la Punta de la Buena divisamos una pequeña cala.
Se trata de la Cala la Buena, de arena gruesa y fondo algo pedregoso. Un poco más adelante tenemos esta vista de la cala.
Unos metros más adelante en el camino vemos algunos chalets entre los pinos.
Al final de este tramo del Camino de Ronda hay una larga escalinata que baja a la Cala la Buena.
Km 0,6 – Cala la Buena
Bajamos hasta la cala. Aparte del grosor y la textura de la arena y lo «esponjosa» que es bajo nuestros pies, llama la atención una roca agujereada que parece un submarino o la cabeza de un animal.
Una discreta marca blanca y roja en un pequeño muro de piedra a la izquierda de la entrada de la cala nos marca el punto de continuación de Camino de Ronda, que es por debajo de un pino bastante retorcido.
Bajo ese pino hay unos escalones que tendremos que subir agachándonos un poco al principio.
Al final de este tramo de escaleras echamos una mirada atrás para ver la Cala la Buena desde lo alto. Arriba el Camino de Ronda y al final la Punta de la Buena.
Por delante los pocos escalones que nos faltan, al menos en este tramo.
Subidos estos pocos peldaños continuamos a la derecha. El Camino de Ronda ahora está pavimentado con piedra. En el muro de la izquierda hay una marcha blanca y roja del GR-92.
En el mismo muro me llama la atención una araña y su telaraña iluminadas por el bajo sol de la mañana.
El camino, o mejor dicho «paseo», se ensancha dando cabida a un banco con vistas al mar.
Abajo el espigón de la playa del Morro de Gos, que quedó destruido por el temporal Glòria a primeros del 2020 y que se empezó a reparar pocos días antes de mi visita.
Situados junto al espigón y unas escaleras de madera que bajan hacia la playa empieza la escalinata de bajada del Camino de Ronda a la playa del Morro de Gos.
Abajo de la escalinata llegamos a pie de la playa del Morro de Gos. La arena es gruesa como la Cala la Buena, pero es una playa más amplia y hasta con chiringuito.
Km 0,9 – Morro de Gos
Al final de esta playa llama la atención un islote de roca unido a la orilla por una lengua de arena que imagino se inundará con marea alta o los días de temporal. Es el Morro de Gos, porque dicen que se parece al hocico de un perro. Yo sigo sin verlo. La foto a contraluz fue difícil de hacer y me quedó mejor de lo que esperaba.
Frente al Morro de Gos el GR-92 se convierte en la acera de una calle. Al fondo una pineda que esconde el Mas de Capelo.
A nuestra derecha la continua la playa del Morro de Gos.
Frente a la playa indicaciones de todos los sitios a los que se puede ir desde allí, incluido el GR-92 o Camino de Ronda.
Poco más adelante, junto al abandonado Mas de Capelo, otra marca blanca y roja en la barandilla de madera nos recuerda que vamos por el buen camino.
Pocos metros más adelante, un espigón natural de roca marca el final de la playa del Morro de Gos.
Le sigue la playa de Santa Llúcia, amplia como la del Morro de Gos pero con menos extensión de arena. Esta parte de la costa de Tarragona está muy expuesta a los temporales de Levante, cosa que se aprecia por la manera como crecen los pinos menos protegidos.
A unos 200 metros llegamos al otro extremo de la playa de Santa Llúcia.
Km 1,3 – Aparcamiento de la Platja de Santa Llúcia
Poco más adelante llegamos a un amplio aparcamiento. El Camino de Ronda para a ser una pasarela elevada de madera, y a la derecha encontramos varias mesas y bancos de madera a la sombra de enormes pinos, un lugar idílico para pasar un día de playa en verano.
Pasada la pineda la pasarela vuelve al nivel del suelo.
La pasarela se acaba en la playa de Els Bufadors, que veremos con más detalle a la vuelta, y el Camino de Ronda continúa en un empedrado al otro lado.
Es camino es como un pequeño paseo entre los matorrales que limitan la playa y un área urbanizada pero poco cuidada. De hecho ahí el camino pasa a llamarse Passeig dels Bufadors. A la izquierda lo que parece un campo de fútbol donde hace tiempo que no hay partidos.
Ya frente a las casas, pocas vistas tiene este paseo.
En un pequeño claro de matorrales vemos hacia atrás la playa de Els Bufadors, la de Santa Llúcia y la del Morro de Gos.
A pocos metros de la orilla, un grupo de submarinistas disfrutando del fondo marino de esta costa virgen.
Al final de este paseo el camino vuelve a ser camino y pasa junto a la entrada a una propiedad privada. Ante la duda de por dónde seguir, la advertencia de la puerta y las marcas blancas y rojas del hito a la derecha son inequívocas.
Abajo a la derecha una pequeña cala donde se acumulan algunos desechos aportados por el mar y por quien no es el mar.
Pasamos junto a un espigón natural donde suele haber gente pescando y bajamos a una pequeña playa por unos rudimentarios escalones.
Pasada la marca blanca y roja del GR-92 que hay en la pared de la izquierda al final de esta cala llegamos a otra pequeña playa, bastante pintoresca, con barcas y todo. Un rincón muy fotogénico.
Frente a las caseta hay una rampa para sacar y recoger las barcas del agua y que parece ser de roca natural, no de obra, aunque presenta fragmentos de cemento. Sobre las rocas más allá de las casetas, un hombre parece estar manipulando algo sobre un poste o un palo.
No es una playa de arena sino de guijarros. Me acerco al suelo del final y me llama la atención su textura. Tiene una superficie rugosa como de arena, pero es todo roca.
Una vista hacia atrás del Camino de Ronda por donde hemos bajado a la playa.
Un poquito más a la derecha esta playa desde el otro lado. La finca privada junto a la que pasamos antes tiene un acceso directo a la playa.
Los huecos de la roca del suelo son ocupados por fragmentos de conchas y caparazones de moluscos.
En algunas zonas de esta enorme losa de roca la textura me recuerda la de roca volcánica.
Otra vista un poco más alejada de esta playa, con una rama en primer plano para dar profundidad a la foto y a la vez guiar la mirada. La verdad es que no sé por qué le hago fotos ahora si voy a volver por aquí. Pero bueno, eso será en otro momento, con el sol a otra altura, y puede que las cosas se vena de diferente forma.
A mi izquierda el objeto que estaba manipulando el hombre que fotografié antes. Puede que estuviera colocando la parte superior para darle un acabado artístico.
Km 1,8 – El Molar
A continuación de esta playa llegamos a la formación rocosa de El Molar, o también llamado Pedrera (cantera) del Molar.
En el suelo se aprecian los cortes de donde se extrajeron bloques de roca en el pasado. No he encontrado referencias de la época ni del uso. Seguimos las marcas del GR-92.
Al final de la cantera pasamos a un área de roca virgen tras subir por lo que parecen un par de escalones pero son viejos cortes de extracción de roca.
La roca aquí es muy escabrosa y hay que caminar con mucho cuidado, con paso firme para que no se nos tuerza un tobillo o se nos quede encajado el pie en un hueco y nos provoque una caída que nos podría hacer mucho daño. Esta naturaleza de la roca también facilita que en ella arraiguen y progresen plantas como este hinojo marino (Crithmum maritimum).
A los pocos metros pasamos a una zona menos abrupta donde parece que confluyen 3 tipos de roca.
Por el lado de la orilla parece que la roca más oscura avanza sobre la clara como si fuera una masa plástica y maleable.
Desde el lado de tierra la masa de roca que se echa encima de la clara tiene un aspecto más terroso, aunque es roca y muy dura.
Y en medio esta roca clara que parece de naturaleza muy diferente a las otras dos.
Km 2,0 – Platja de l’Adolç del Me
Pasadas estas rocas llegamos a una playa de guijarros, la de l’Adolç del Me.
A la izquierda sale un sendero con una marca cruzada blanca y roja que nos dice que por ahí no sigue el GR-92, que hay que cruzar la playa. Al otro lado nos espera otra zona de roca abrupta.
Hacia el final de esta playa rocosa pasamos junto a un gran hueco de roca con agua en el fondo. No sé si es agua del mar filtrada bajo la roca o bien tiene conexión directa con el mar y actúa como bufador cuando hay oleaje.
El Camino de Ronda va ascendiendo suavemente por la roca, como esculpido en ella, a medida que nos alejamos de la orilla.
El camino nos expone ante una estrecha cala rocosa de aguas transparentes, el Llosar de Cavaller.
Giramos a la izquierda para encontrar la continuación del Camino de Ronda.
El camino asciende por el borde de la cala con tramos de escalones tallados en la roca y otros con peldaños de madera. La barandilla da seguridad.
Km 2,1 – Llosar de Cavaller
Desde arriba tenemos esta vista del Llosar de Cavaller. Es un rincón frecuentado por pescadores de caña.
Arriba del todo no hay barandilla, pero a la izquierda tenemos un cable de acero para cogernos y sentirnos más seguros.
Al final de este corto tramo recto unos escalones de madera nos hacen descender un poco.
Y pocos metros más adelante llegamos a un saliente que nos ofrece una vista del Llom dels Matxos, donde me veré «obligado» a dar la vuelta, y al fondo la Punta de l’Àliga, el lugar hasta donde quería llegar.
El Camino de Ronda se adentra en el bosque de pinos justo detrás de este saliente. Una medio borrada marca de pintura roja en el tronco de un pino (la blanca ya ha desaparecido) nos da una pista de hacia dónde.
Enseguida vemos unos peldaños de madera que nos permiten ganar algo de altura.
El sendero serpentea entre la masa de pinos aunque es fácil de seguir por las marcas del GR-92 que vamos a ir encontrando. Perdemos de vista el mar.
El sendero vuelve a salir de la pineda y vemos de nuevo el Llom dels Matxos y la Punta de l’Àliga, algo más cerca.
Aquí el mar unos 20 metros el mar Mediterráneo por debajo de nuestros pies.
El sendero vuelve a adentrarse en el bosque.
Vemos el mar entre los árboles.
A veces puede haber algún obstáculo en el camino, pero fácilmente sorteable.
Llegamos a una barandilla cuando el sendero se acerca al borde del precipicio. Desde allí vemos abajo la Cala Garretes.
El Camino de Ronda desciende en una escalinata hasta esta cala. La barandilla nos ayuda a bajar dado que la altura y el piso de los peldaños es muy irregular.
Km 2,4 – Cala Garretes
Cruzamos el barranco de Garretes y empezamos a subir los peldaños del otro lado del GR-92. Desde allí tenemos esta vista de la Cala Garretes. En la línea del horizonte el Delta del Ebro.
Esta cala es la desembocadura de un barranco que pasa por debajo de la AP-7 y de la línea ferroviaria.
Una vez se acaba el corto tramo de escaleras seguimos subiendo por peldaños esculpidos en la roca.
El sendero vuelve a adentrarse en el típico bosque de pinos de la costa mediterránea.
Hacia atrás vemos el bosque de pinos que hemos atravesado hasta ahora, el Llosar de Cavaller abajo, el Morro de Gos al fondo y el Delta del Ebro sobre el horizonte.
El GR-92 sale del bosque y quedamos al aire libre. Me llama la atención en el suelo del sendero el tronco retorcido y arrancado de un enebro rojo o càdec (Juniperus oxycedrus).
El sendero va bordeando el Llom dels Matxos entre vegetación típica de la costa mediterránea.
Hacia atrás vemos todo el litoral que llevamos recorrido a excepción de la Cala La Buena y Cap Roig. El uso del filtro polarizador en el objetivo de la cámara nos permite apreciar algunos detalles del fondo marino.
Y llegamos al punto donde me di la vuelta. El sendero se estrechaba a un palmo de anchura por un plano inclinado unos 30º y sin ver qué había más adelante. Dado esto y la altura me empecé a sentir incómodo. De haber ido con algún acompañante con menos temores y que me informara de qué había por delante me habría animado a continuar, pero yendo solo no quise pasarlo mal y decidí dar la vuelta. Y es una lástima.
El hecho de volver por el mismo camino nos puede hacer perder el interés en seguir haciendo fotos, pero dado que vemos las cosas desde otro punto de vista y con otro tipo de luz, algunos lugares nos parece diferentes o nos fijamos en otras cosas que antes no vimos o no nos parecieron interesantes. Aquí una vista de la costa llegando a la Cala Garretes, antes de bajar al barranco.
Y aquí una vista del fondo de la cala un poco más cerca.
Bajamos con cuidado por los escalones esculpidos en roca mientras vemos los de subida al otro lado del barranco.
Ahora el primer tramo de bosque pasada la Cala Garretes.
Y aquí llegando al Llosar de Cavaller. Arriba Mas Cavaller.
Los escalones de bajada a la playa después de pasar junto al Llosar de Cavaller. Al parecer había un pino en medio del camino que han talado hace poco. Por lo que he leído, el temporal Glòria causó varios desperfectos en el Camino de Ronda y han ido arreglando algunos tramos.
A la izquierda las transparentes aguas de la cala del Llosar de Cavaller.
Bajada la escalinata, pasamos junto al agujero en la roca de la playa. Ahora veo movimiento de agua en la superficie, lo que me lleva a pensar que el agujero sí que debe estar comunicado directamente con la orilla y que puede que salte agua cuando el oleaje golpee el otro lado por efectos del temporal. Lo que suele llamarse un bufador.
La playa rocosa antes de l’Adolç del Me. Al fondo en el horizonte el Delta del Ebro.
Un detalle de la roca donde se aprecian viejos tubos calcáreos, seguramente fosilizados, fabricados por gusanos marinos, seguramente de la clase de los poliquetos.
Aquí divisando la playa de l’Adolç del Me.
Relieve rugoso de la roca de antes de llegar a esa playa. Parecen termiteros.
Después de la playa de l’Adolç del Me, marcas del GR-92 para no perderte, o para aconsejarte por dónde poner los pies.
En la roca, que parece arena fosilizada, se ven multitud de fragmentos de conchas de bivalvos.
Aquí un detalle del punto de unión entre dos tipos de roca diferentes que ya vimos aquí a la ida.
Los troncos y raíces retorcidos que devuelven a la orilla los temporales me resultan de lo más fotogénicos. Aquí unos en el tramo rocoso antes de llegar a la Pedrera del Molar.
Pasamos por la Pedrera del Molar.
A lo lejos en el mar una pareja practicando piragüismo aprovechando la calma del mar de aquel día. Al fondo vemos las playas del Fangar, en el Delta del Ebro.
Llegamos a la calita de las barcas.
Sobre la roca me llama la atención lo que parece un alga roja.
Y no muy lejos de allí, la marea ha decidido aislar en una charca en la roca a un cangrejo con docenas de caracolillas, de las que el crustáceo está dando buena cuenta. Mala suerte para ellas.
Salimos de la playa de las barcas.
Justo donde rompen las olas en la roca (no hoy que el mar está en calma) veo lo que parece un raíl de vía de tren como clavado en la roca.
En la playita anexa los deteriorados peldaños que nos llevan al Camino de Ronda.
Volvemos al estrecho sendero entre matorrales que nos lleva al Passeig dels Bufadors.
Km 3,6 – Els Bufadors
El paseo empedrado acaba en la Platja dels Bufadors, y esta vez nos apartamos del Camino de Ronda para acercamos a la orilla. Hacia la izquierda una panorámica de la costa hasta la Punta de l’Àliga.
Y hacia la derecha vemos hasta el Morro de Gos.
El resto del camino no encontré nada más interesante que fotografiar. Al aparcamiento y la pineda de la playa de Santa Llúcia empezaba a llegar más gente, y ya en el casco urbano de Perelló-Mar no había nada más que destacar. Bueno, sí, el Chiringuito Pepe frente al Morro de Gos, una amplia terraza con ambiente muy familiar y donde podemos beber algún refresco y comer alguna tapa.
Por último, al llegar a las escaleras que bajan a la Cala La Buena, si queremos acabar el recorrido podemos acortar hacia el solar donde hemos dejado el coche desviándonos a la derecha.
Y aquí se acaba este recorrido por uno de los tramos más bellos del Camino de Ronda. A ver si a la próxima encuentro acompañantes para llegar hasta la Punta de l’Àliga, o incluso más allá.
Por último
Recuerda ser respetuoso con el entorno y con los demás. Los lugares idílicos dejan de serlo cuando los destrozamos. Es tan sencillo como seguir los siguientes consejos:
- Aparca donde esté permitido y sin impedir el paso a otros vehículos, personas o animales. A tí no te gustaría que te bloquearan el paso.
- No muevas piedras, arranques plantas o molestes o dañes a los animales, aunque sean insectos. Si están ahí por algo será.
- No hagas pintadas ni grabados en rocas ni en cortezas de árboles. No tiene ningún sentido.
- No grites ni hagas demasiado ruido. Si a tí te molesta, a la fauna más.
- Recoge tus desperdicios, incluídas colillas y pañuelos de papel, y tíralos en los lugares adecuados, y si no hay pues en tu casa. Pesan y ocupan menos a la vuelta que a la ida.
Si todos hacemos esto tan simple encontraremos estos lugares como si acabaran de ser descubiertos.
Cómo llegar al Camino de Ronda en El Perelló
Previsión meteorológica
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