Entre los municipios de Mollet y Parets en el Vallès Oriental, y Palau-Solità i Plegamans y Santa Perpètua de Mogoda en el Vallès Occidental, una de las zonas más densas e industrializadas de Catalunya, hay un lugar especial, tranquilo, inspiración para pintores y reconstituyente para urbanitas. Un mosaico de paisajes de otro tiempo, una memoria de las tradiciones y cultura de nuestros antepasados. Uno de los últimos espacios sin urbanizar del Vallès, un lugar que vale mucho la pena visitar: el Espai Rural de Gallecs.

Hace más de mil años que los campesinos cultivaban estas tierras, que eran de su propiedad. Luego en el siglo XI gran parte de estas tierras pasaron a ser propiedad del Monasterio de Sant Cugat por una herencia, y los payeses perdieron sus derechos sobre ellas. A lo largo de la historia Gallecs ha pasado por diversas vicisitudes. De carácter siempre rural, la revolución industrial pasó de largo de Gallecs desarrollando las poblaciones de su alrededor, principalmente Mollet. En el año 1968 el Plan Director del Área Metropolitana de Barcelona pretendía urbanizar Gallecs y construir allí una ciudad para 130.000 habitantes. La férrea oposición de ecologistas y entidades vecinales puso punto y final a ese plan en 1981. En 1992 se incorporó al PEIN (Pla d’Espais d’Interès Natural), y en el 2006 se constituyó el Consorci del Parc de l’Espai d’Interès Natural de Gallecs, con el objetivo de garantizar la protección y la mejora de los valores ecológicos, paisajísticos, agrícolas, forestales y productivos de su ámbito.

El recorrido por Gallecs: track y recomendaciones

A partir de tres de los itinerarios recomendados por el Consorci elaboré este recorrido que cubre la mayor parte del Espai Rural de Gallecs y pasa por muchos de sus lugares de interés. Se trata de un itinerario circular de poco más de 9km y con muy poco desnivel, lo que lo hace apto para personas de casi cualquier edad que puedan andar esa distancia. No hace falta un equipamiento especial, con llevar ropa y calzado deportivo cómodos es suficiente. Eso sí, no hay que olvidar llevar agua y gorra y crema solar, ya que gran parte del recorrido está expuesto al sol. La mejor época del año para disfrutar de los paisajes de Gallecs es la primavera, cuando los campos de trigo están verdes y las flores dan sus pinceladas de color. Eso sí, si vas en fin de semana te recomiendo ir bien temprano para evitar encontrarte con demasiada gente por los caminos. Yo lo hice un domingo de mediados de mayo del 2019 y a mitad del recorrido ya empezaban a llenarse los caminos. Me acompañaron dos amigos fotógrafos que conseguí convocar en la página de Fotohiking en Facebook.

TRACK GPS

El entorno y su relieve

Aquí tienes una recreación 3D del circuito para que te hagas una mejor idea del recorrido y del terreno por el que discurre. Pulsa en la pausa si empieza a reproducirse antes de que acabe de cargarse el fondo. Durante la reproducción puedes cambiar el punto de vista moviendo el ratón con el botón izquierdo pulsado, y también acercar y alejar con la rueda del botón. Pulsa en en el + y en el – bajo la barra de reproducción para cambiar la velocidad.

La excursión y las fotos

Km 0,0 – Santa Maria de Gallecs

Se llega a Gallecs por la carretera BV-5154, antiguo Camí de Gallecs, ya sea por el norte desde Palau-Solità i Plegamans o Lliçà de Vall, o por el sur desde Mollet. Vengas por donde vengas, al llegar al núcleo de Gallecs te encontrarás la carretera cortada por un bolardo retráctil que pueden accionar los vecinos para pasar. Como tú no vas a poder pasar, al llegar a dicho bolardo podrás aparcar en las zonas de aparcamiento que hay a tu izquierda vengas de donde vengas. Yo vine de Mollet y aparqué cerca de la iglesia de Santa Maria.

Una vez hemos aparcado nos dirigimos hacia la iglesia románica de Santa Maria de Gallecs, del siglo XI. Es muy temprano por la mañana y no hay nadie.

Aún no son las 8 de la mañana y el sol está muy bajo, cosa que no favorece mucho para hacer fotos de este lado de la iglesia.

En un árbol al lado de la iglesia noto mucho alboroto a cargo de un par de gorriones (Passer domesticus). Al parecer tienen un nido en un agujero del tronco. Aquí el macho vigilando la entrada.

Frente a la iglesia de Santa Maria de Gallecs se halla la Agrobotiga de Gallecs, una tienda donde podemos comprar los productos ecológicos que se producen en este parque agrario. Vale la pena echar un ojo, y si a primera hora está cerrado podemos pasar al acabar el recorrido.

Dicho esto empezamos la caminata por el camino que sale recto frente a la entrada a la iglesia.

A la izquierda del camino vemos el Molí de Can Blanc, un molino que se usa para extraer el agua de un pozo. Con un viento de 5 m/s el molino gira a 27 rpm, y por cada vuelta del molino un pistón desplaza 2,5 litros de agua del pozo a una balsa.

Un poco más adelante y también a la izquierda una esbelta antena de comunicaciones estropeando el paisaje.

El cereal está en su apogeo y provoca las delicias de los gorriones, que sobrevuelvan las espigas como aviones de caza en un raid aéreo.

Alguno se cierne sobre las espigas como un helicóptero.

La verdad es que ver los campos de cereal así dan ganas de pasarse horas haciéndoles fotos de mil maneras.

En la orilla derecha del camino destaca una solitaria amapola (Papaver rhoeas). Al acercarme a ella para fotografiarla veo una minúscula abeja posada en el borde de un pétalo, y consigo hacerle una foto sin espantarla. No siempre salen las fotos así a la primera.

A unos 300 metros del inicio del camino llegamos a un cruce. Seguimos a la izquierda.

Hacía tiempo que quería ir a Gallecs y temía hacerlo en un día que no resaltara la belleza del lugar en primavera, y la verdad es que tuve mucha suerte porque el día era espléndido.

Gallecs es un mosaico de paisajes, y también de campos. Hay cultivos de casi todo tipo de cereales así como de gran variedad de legumbres. Aquí un campo de garbanzos recien brotado.

Empezamos a sumergirnos en los paisajes de Gallecs. A los 300 metros del desvío el camino traza una curva de 90º a la derecha. Los verdes de los diferentes campos se combinan entre sí. Alguno de ellos aparece salpicado por el rojo de las amapolas. Una colina mantiene alejados de nuestra vista los polígonos industriales de Palau-Solità i Plegamans y sólo deja asomar La Mola (1.103 m) a la izquierda y el Puig de la Creu (668 m) a la derecha.

Por el camino nos cruzamos con gente que salió temprano a pasear. La mayoría viven en Mollet y vienen andando.

Por detrás nuestro vemos a lo lejos la silueta del macizo del Montseny. Acercando con el teleobjetivo podemos ver el Turó de Tagamanent (1.056 m) a la izquierda y el Pla de la Calma (1.344 m) a la derecha. Queda curiosa en la foto la disposición a cuatro capas del bosque de ribera, el bosque de pinos, las nubes y la silueta de las montañas.

Pasamos junto a un almendro con el fruto en plena maduración. Otro buen momento para visitar Gallecs es durante la floración de los almendros a mediados de invierno, ya que éstos abundan entre los campos, y la combinación del verde claro del cereal recien brotado, el blanco de las flores del almendro y el tono oscuro de sus troncos y ramas son de lo más fotogénico.

En las orillas del camino crecen pequeñas flores silvestres frecuentadas por insectos. Aquí un macho de Sphaerophoria scripta posado en una flor de chicoria loquilla (Crepis capillaris).

Km 1,2 – Camí dels Bandolers

Al final del camino llegamos al Camí dels Bandolers. Delante vemos parte del polígono industrial de Can Bernades-Subirà de Santa Perpètua de Mogoda y a la derecha el Centre Emissor del Nord-est.

En el suelo me llama la atención la frenética actividad en la entrada de un hormiguero, bien protegida por un buen número de hormigas soldado.

Seguimos por el Camí dels Bandolers a la izquierda, en dirección a Mollet. Al fondo vemos un depósito de agua.

En las orillas del camino encontramos cardos marianos (Silybum marianum), bastante más altos que el trigo que crece a su lado. El cardo mariano se utiliza mucho en medicina alternativa y desde hace siglos. Al fondo del todo en la foto y difuminado, el macizo de Montserrat.

Pasamos el depósito de agua, que está en lo alto de la colina, y vemos extenderse por delante nuestro el Camí dels Bandolers. Al fondo las montañas de Montcada i Reixac, destacando Les Corones (464 m) como la montaña más alta en la foto.

A la que veo una amapola no puedo evitar el acercarme a ella para hacerle una foto en primer plano, y si encima puedo captar un sírfido en pleno vuelo dentro de ella, premio doble.

Unos 200 metros después del depósito de agua encontramos a nuestra izquierda el Camí del Forn. Los cardos marianos hacen de seto natural entre el camino y el campo de trigo. Al fondo de la imagen a la izquierda, el Turó de Tagamanent, el Pla de la Calma y el Montseny oculto por las nubes, y hacia la derecha y también bajo nubes el macizo del Montnegre.

Nosotros seguimos recto por el Camí dels Bandolers. Pasado el Camí del Forn, lo que tenemos a nuestra izquierda es un campo de garbanzos.

Detalle de una de las plantas de garbanzo (Cicer arietinum). Aún falta tiempo para la cosecha.

Y en los campos de la derecha trigo (Triticum sp.). Al fondo en la foto la Serra de Collserola con el Tibidabo (512 m) como techo de la misma.

Km 2,0 – Mirador del Vallès

Justo después de dejar atrás otro camino por la izquierda, el Camí del Pont Xuclador (curioso nombre, puente chupador) llegamos al Mirador del Vallès. Al fondo en la foto la Serralada de Marina.

Desde el mirador tenemos una preciosa vista de Gallecs extendiéndose hacia el Vallès Oriental. Debe ser bonito ver el amanecer desde este lugar.

Me siento un momento en el mirador y me llama la atención una curiosa escena de voyeurismo: una hormiga observando la cópula de dos pequeños coleópteros sobre una flor de magarza (Anacyclus valentinus).

Es hora de continuar. A medida que avanza la mañana va llegando más gente procedente de Mollet.

Una vista desde la distancia del Bosc de Can Torres, un antiguo bosque de pino piñonero (Pinus pinea), a la izquierda del Camí dels Bandolers. Por delante el bosque de ribera del Torrent Caganell.

A unos 200 metros del Mirador del Vallès, por delante nuestro y a lo lejos vemos la icónica Torre Agbar (rebautizada a Torre Glòries desde que ya no es sede de la compañía de aguas) en la Plaça de les Glòries de la ciudad de Barcelona, y a la derecha y en lo alto de una colina de Collserola la inacabada Torre del Baró. Sigue viniendo gente.

A nuestra izquierda la AP-7 y Mollet. Estamos llegando a la «civilización».

A pesar del calor y el sol que empieza a hacer, sobre las alargadas hojas de caña común (Arundo donax) aún se conservan gotas del rocío de la madrugada anterior.

A unos 600 metros del mirador llegamos a un desvío. Recto se va hacia Mollet cruzando la autopista AP-7 por un puente. Vamos a ir un momento al puente para observar el tráfico de la autopista. Parece mentira que a pocos metros de aquí haya tanta paz.

Volvemos atrás y seguimos hacia la derecha por el camino que baja paralelo a la autopista.

Me llaman la atención unas flores con forma de globo que crecen a la orilla izquierda del camino. Se trata de flores de colleja (Silene vulgaris), aunque tiene muchos más nombres comunes, y de lo más variado (bragas de cuco, cohetes, petardos, farolillos, truenos, etc.).

Un poco más abajo y a lo lejos me llaman la atención un grupito de rojas amapolas y otro grupito de flores amarillas, ambos en medio de un verde campo de trigo.

También junto al camino consigo fotografiar una hembra de mosca cernidora (Episyrphus balteatus) acercándose a una flor de cardo con bastante ocupación en ese momento (cuento hasta 4 insectos en ella).

Pasamos de largo un desvío hacia la derecha que lleva a Mollet por debajo de la autopista. Por delante vemos una zona arbolada. Entramos en el sendero GR-97-3.

A la derecha hay unas matas de borraja (Borago officinalis) envueltas en el zumbido de decenas de atareadas abejas.

Km 3,6 – Camí del Torrent Caganell (GR-97-3)

Al final de este camino llegamos al Torrent Caganell, también conocido como Riera de Gallecs. La zona es sombría por el bosque de ribera que crece a orillas de la riera.

Recto cruzando la riera por el puente se llega a la carretera BV-5154. Nosotros seguimos a la izquierda por el Camí del Torrent Caganell, que es la continuación del GR-97-3. Dado que ésta es una de las entradas a Gallecs, hay un panel informativo con un mapa.

Unos pocos metros más adelante y a nuestra izquierda se encuentra la Bassa de Can Benito, un reservorio de agua que se llena cuando el Torrent Caganell baja crecido y que va devolviéndole el agua cuando baja el caudal. Cuando hay agua es uno de los puntos de observación de fauna de Gallecs, pero cuando fui yo la balsa estaba seca y muy llena de vegetación.

Aquí una vista de la Bassa de Can Benito mirando hacia Mollet. Como se puede comprobar no hay ni una gota de agua, o si la hay está debajo de toda esa vegetación.

Seguimos nuestro recorrido hacia el norte por este sombrío y llano camino. Hacia la izquierda una gran barrera de altísimos cardos marianos nos impiden ver los campos. Aquí parece que se ve una forma humana enmedio, y no es mi sombra, que el sol no estaba tan bajo.

Cuando llevamos unos 300 metros por el Camí del Torrent Caganell pasamos por una pequeña zona de descanso junto a lo que parece un pozo cerrado. Unos metros más adelante se nos cruza el Camí del Pont Xuclador.

En el suelo del camino veo el largo y tortuoso recorrido que ha dado una lombriz de tierra (Lumbricus terrestris) que se aventuró hacia territorio desconocido y tuvo que dar la vuelta.

Seguimos recto por el Camí del Torrent Caganell. Se nota la influencia de la riera en la vegetación que nos rodea. Esta parte del camino es muy refrescante.

Unos 150 metros pasado el cruce, a nuestra izquierda sale un camino bastante escondido que rodea una zona de pequeños huertos. En el camino veo una hembra de mirlo común (Turlus merula) recogiendo ramitas del suelo. Seguramente está arreglando su nido. Ésta es la mejor foto que le pude hacer.

En uno de los huertos de la izquierda veo estas cañas clavadas en el suelo con botellas de agua boca abajo. Ni idea de su utlidad.

A nuestra derecha una gran masa de cardos marianos como los de antes nos impide ver la riera. Aunque parece que se abre un hueco por enmedio, cualquiera se mete ahí.

Unos 200 metros más adelante avistamos lo que parece un puente hacia la derecha.

Al llegar allí vemos que es un cruce con otro camino, concretamente el Camí del Forn que viene de la izquierda y cruza la riera por un puente a la derecha.

Al otro lado del Caganell el Camí del Forn continúa a la derecha. A la derecha también vemos vegetación frondosa de ribera porque junto al camino pasa el Torrent de Can Salvi, que se une al Caganell a la altura del puente que acabamos de cruzar. Hay un aparcamiento de coches con unas mesas y lo que parecen cuartitos de herramientas. Nosotros seguiremos por la izquierda, paralelos al Caganell.

Desde uno de los árboles de la izquierda me observa muy atentamente una torcaz (Columba palumbus).

Por entre los plátanos (Platanus x hispanica) de la orilla del Caganell intentamos buscar el Camí dels Bandolers por el que hemos venido.

También lo intentamos más adelante entre los chopos negros (Populus nigra).

El bosque de ribera aquí es muy frondoso y la luz llega hasta nosotros tras sortear las innumerables hojas y ramas de los árboles, como la luz que llega a esta blanquita de la col (Pieris rapae) que está posada sobre una flor de cardo.

Km 4,8 – Aiguamolls de Can Salvi

Unos 400 metros después de cruzar el Caganell, a nuestra izquierda se encuentran los Aiguamolls de Can Salvi. Se trata de un humedal artificial que sirve de zona de paso para muchas aves migratorias. La espesa vegetación impide verlo desde el camino, pero hay un observatorio de aves que permite acercarse a mirar, aunque cuando estuve yo estaba en bastante mal estado (sucio) y la zona del humedal tan oscura que no pude ver ni fotografiar nada.

Frente al observatorio de los humedales de Can Salvi y perpendicular al camino sale una vereda entre los matorrales. Tomamos esa vereda dejando el GR-97-3. Más adelante volveremos a encontrarnos con él.

Esta corta vereda acaba en un camino que atraviesa una zona de huertos.

Un poco más allá vemos Can Salvi con su molino.

Me llama la atención un curioso búho de plástico con cabeza móvil en lo alto de un palo, como si fuera un espantapájaros… o un espantarratones.

Pasados los huertos tenemos una mejor vista de Can Salvi y su molino.

Frente a Can Salvi hay unas pequeñas parcelas de huerto de la propiedad. Me fijo en el chorro de agua que sale del sistema de riego en una de ellas, la más próxima al camino.

A la derecha del camino vemos el pozo, la balsa/lavadero y el acueducto de Can Salvi. Antiguamente el agua del pozo cubierto se vertía al acueducto que llevaba el agua a Can Salvi y sus huertos, y también llenavab la balsa que servía de lavadero.

Pasamos junto a la casa de Can Salvi y llegamos a la carretera BV-5154. Seguimos recto y la cruzamos hacia el Camí de la Torre d’en Malla.

Al poco de cruzar la carretera, a nuestra derecha sale el camino que va a Can Jornet, donde se encuentra la sede del Consorci del Parc de l’Espai d’Interès Natural de Gallecs.

Los gorriones siguen revoloteando en los campos de trigo a ambos lados del camino a Can Jornet.

El camino ahora es en suave subida. A la izquierda campos, principalmente de cereal, y a la derecha el Bosc de Can Jornet, donde predominan encinas y robles.

Enmedio del camino me encuentro colgando de un hijo y a la altura de mi cara una oruga peluda.

Los paisajes desde este camino también son una delicia. A la izquierda del camino los verdes campos de cereal. En la foto, a la izquierda tras los árboles Can Cruz en ruinas, y a la derecha Can Jaume Magre. Al fondo y de izquierda a derecha La Mola, el Puig de la Creu casi oculto por un árbol y el Pic del Vent (815 m).

Aquí otro campo mirando hacia el norte desde el mismo punto del camino, en un extremo del Bosc de Can Jornet.

Poco más adelante el camino traza una curva a la izquierda. Me detengo a contemplar otro paisaje mirando hacia el sureste. Me recuerda un poco a la Toscana.

Desde el mismo sitio y mirando al este vemos Can Cònsol, en otro paisaje que me recuerda aún más a la Toscana.

Unos pocos metros más adelante el camino gira a la derecha. Desde allí y a nuestra izquierda podemos ver una magnífica imagen de Montserrat, el núcleo de Gallecs abajo y un molino rojo dando el toque de color.

Tras la curva el camino vuelve a enfilar recto hacia Can Cònsol.

Por nuestra izquierda se incorpora el GR-97-3, o sea que volvemos a este sendero. El campo siguiente está sin sembrar, y por él se pasea una perdiz roja (Alectoris rufa).

Nos acercamos a Can Cónsol. Se trata de una antigua masía que ahora es un centro de reinserción sociolaboral para internos en tercer grado del Centre Penitenciari de Quatre Camins.

Unos 850 metros después de cruzar la carretera nos cruzamos con el Camí de Sant Valerià. A la derecha se va a Mollet pasando por Can Cònsol, y a la izquierda ya volveremos luego porque lo que toca ahora es seguir recto hacia la Torre d’en Malla.

Km 6,3 – Torre d’en Malla

La Torre d’en Malla, en Parets del Vallès, es una masía fortificada ya documentada a principios del siglo X. Se han encontrado restos posiblemente romanos. Se cree que la Torre d’en Malla fue una villa romana llamada Villa Alzar, y que defendía el cruce de la Via Augusta que iba a Martorell (actual AP-7) con la vía romana que iba de Barcelona a Vic pasando por Caldes de Montbui. Aparte de esa función de vigilancia también se dedicó a la explotación agrícola, adjudicada a un general retirado de la legión romana y que desde entonces ha ido pasando de propietario a propietario hasta nuestros días.

Cuando estamos cerca comprobamos que a lo largo de la historia la Torre d’en Malla ha sufrido numerosas modificaciones. Aquí un detalle de una entrada a la parte de atrás antes de llegar a la entrada principal.

La fachada de esta masía resulta imponente. Hoy en día se siguen dedicando al cultivo biológico, y venden al público directamente en la masía los sábados y domingos.

Aquí un detalle del balcón.

Seguimos bajando por el camino rebasando la fachada de la Torre d’en Malla. Frente a otra verja vemos así una de las torres de la masía, con una ventana doble gótica y un reloj de sol que dice «Sense sol i sense fe la vida no es res» (sin sol y sin fe la vida no es nada).

El camino prosigue entre campos en dirección a Parets del Vallès. Nosotros avanzaremos unos pocos metros más hasta el siguiente punto de interés.

Tras un grupo de árboles a la izquierda encontramos un lavadero y una balsa. Se trata del Safareig de la Torre d’en Malla, donde antiguamente lavaban la ropa los habitantes de la masía y regaban los huertos de al lado. Las baldosas del fondo de la balsa probablemente son de origen romano.

Damos la vuelta para volver al Camí de Sant Valerià. Volvemos a pasar junto a la Torre d’en Malla.

Así de verdes están en primavera los campos frente a esta robusta masía.

Estas dos golondrinas (Hirundo rustica) posadas en unos cables que cruzan el camino parecen haber discutido.

En el talud del margen derecho del camino prolifera la correhuela (Convolvulus althaeoides) dando color a la tierra.

Ya cerca del cruce me llama la atención este paisaje a mi izquierda, con las nubes haciendo equilibrios en un cable.

Km 6,7 – Camí de Sant Valerià (GR-97-3)

Llegamos al cruce con el Camí de Sant Valerià. Ya empieza a estar más poblado de gente que viene de Can Salvi.

Giramos a la derecha por el Camí de Sant Valerià hacia el norte. De nuevo en el GR-97-3. El camino es de suave subida. No sé qué deben tener las flores de magarza de los márgenes del camino para que los pequeños escarabajos verdes estén ahí «dale que te pego».

A unos 300 metros del cruce llegamos a lo alto de este suave repecho, junto al Bosc de la Torre d’en Malla. Volvemos la mirada atrás para ver que este camino también se va llenando de gente. Al fondo Can Cònsol.

Por delante más campos, y al fondo el Bosc de Can Veire.

Seguimos por el Camí de Sant Valerià, ahora en suave descenso. El relieve de Gallecs es ondulado como la superficie de un lago. Pasados unos 300 metros desde el Bosc de la Torre d’en Malla vemos a lo lejos y un poco a la derecha las colmenas de una pequeña explotación apícola. Un apicultor, que parece un astronauta, está trabajando en ella.

Pasamos junto a un campo que no sé identificar de qué pero que está lleno de amapolas. No tan lleno como a mí me gustan los campos de amapolas, pero igualmente no puedo evitar hacerle una foto buscando poca profundidad de campo abriendo diafragma al máximo que me permite el objetivo.

Al otro lado del camino un campo de garbanzos recien brotados de la tierra. Me llaman la atención las líneas de siembra.

En la orilla del camino fotografío un macho de Oedemera nobilis sobre un capítulo de cardo borriquero (Galactites elegans).

Una mirada atrás para disfrutar de otro de los miles de paisajes de Gallecs, el Camí de San Valerià entre los campos, el Bosc de la Torre d’en Malla y la Serralada de Marina.

Un poco más a la derecha de este paisaje y a lo lejos, otro paisaje formado por dos molinos (el rojo de antes y el amarillo de Can Salvi) y el Camí dels Bandolers en el límite superior.

A poco menos de 800 metros del Bosc de la Torre d’en Malla llegamos a la carretera C-155 que viene de Lliçà de Vall y Granollers por la derecha y de Palau-Solità i Plegamans y Sabadell por la izquierda.

Recto sigue el Camí de Sant Valerià o GR-97-3 hacia el Bosc de Can Veire. Nosotros seguiremos por la izquierda por un camino que va pegado a la carretera.

En el campo de trigo de la izquierda asoman unos cardos marianos entre las verdes espigas.

Dejamos atrás el campo de trigo y pasamos por una zona de matorral y arbustos. Las blancas flores de la estepa negra (Cistus monspeliensis) lucen bajo el intenso sol.

Km 7,9 – Bosc de Can Mulà

Justo tras cruzar el Torrent de Can Salvi, que baja seco, entramos en el Bosc de Can Mulà.

El Bosc de Can Mulà se compone principalmente de pino carrasco (Pinus halepensis) y algunos ejemplares importantes de pino piñonero.

En una zona más clara del bosque hay bancos donde se puede disfrutar de un descanso a la sombra de los pinos y con vistas a los campos de Gallecs.

Cuando llevamos unos 600 metros atravesando el Bosc de Can Mulà el camino sale del bosque y nos revela otro paisaje de Gallecs. De derecha a izquierda Can Xalet, Can Jaume Magre y Can Cònsol. Al fondo la Serralada de Marina.

En este punto volvemos al bosque por un sendero a la derecha, de nuevo el GR-97-3. Aquí los pinos el Bosc de Can Mulà se mezclan con encinas y robles, el auténtico bosque mediterráneo.

El camino desciende hasta llegar a un puente que cruza el Torrent Caganell.

Seguimos recto saliendo del bosque, ahora definitivamente. Falta poco para acabar el recorrido. Aprovecho para hacer una foto de mis acompañantes en esta ruta.

Sorprendo otra Oedemera nobilis, ahora una hembra, comiendo polen de un capítulo de cardo mariano en la orilla del camino.

Pocos metros más adelante llegamos a la parte de atrás de un campo de fútbol de tierra que hay junto a uno de los aparcamientos de Gallecs. En nada acabamos el recorrido.

Como hemos aparcado junto a Santa Maria de Gallecs atravesamos este aparcamiento y continuamos unos metros por la carretera hasta llegar a la calle que lleva a nuestro aparcamiento. Frente a él veo en un huerto un curioso dispositivo formado por una botella de plástico atravesada en una varilla de hierro y a la que se le han abierto lateralmente unas «aletas» para que gire con el viento.

Km 9,2 – Santa Maria de Gallecs

Y llegamos al punto de partida y de final. Ahora es un buen momento de visitar la Agrobotiga y disfrutar de una cerveza artesana de espelta bien fresquita, así como comprar algunos de los otros productos que de producen en el Espai Rural de Gallecs. Si aún no conoces este paraíso, no sabes lo que te estás perdiendo.

FOTOGALERÍA

Cómo llegar a Gallecs

Previsión meteorológica

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